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Las misteriosas pisadas de hace 1.5 millones de años que revelan una nueva clave sobre los orígenes de la especie humana

Expertos hallaron pisadas en las costas de un lago que fueron hechas con días, o quizás horas de diferencia. ¿Qué fue lo que descubrieron?
Publicado 30 Nov 2024 – 03:38 PM EST | Actualizado 30 Nov 2024 – 03:38 PM EST
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Las huellas dejadas en el barro en la orilla de un lago de Kenia, África, sugieren una nueva historia sobre los orígenes de la especie humana: dos de nuestros primeros ancestros eran vecinos cercanos hace unos 1.5 millones de años.

Los investigadores encontraron que las huellas dejadas en el barro por dos especies diferentes de homínidos –el Homo erectus y Paranthropus boisei– fueron dejadas "en cuestión de horas, o como máximo días" en la misma zona, dijo la paleontóloga Louise Leakey, coautora de la investigación publicada el jueves en la revista Science.

Los descubrimientos en el lago Turkana, en África oriental, de huellas muestran el comportamiento de las especies que caminaban sobre dos pies y se parecían a nosotros, pero que todavía no eran humanos.

"Nuestra nueva investigación se centra en huellas que sorprendentemente registran dos especies diferentes de homínidos caminando por la misma orilla de un lago de Kenia al mismo tiempo, hace aproximadamente 1.5 millones de años", indican los autores del estudio en The Conversation

Los científicos sabían previamente por los restos fósiles que estas dos ramas extintas del árbol evolutivo humano vivieron en un tiempo cercano en la cuenca del lago Turkana. Pero la datación de los fósiles no es exacta. "Es más o menos unos pocos miles de años”, dijo el paleontólogo William Harcourt-Smith del Lehman College a la agencia AP. Sin embargo, con las huellas fósiles, “hay un momento real en el tiempo preservado”, dijo. “Es un descubrimiento asombroso”.


Las huellas de pisadas fósiles se descubrieron en 2021 en lo que hoy es Koobi Fora, Kenia, dijo Louise Leakey. Ya sea que los individuos de las dos especies pasaran por el lado oriental del lago Turkana al mismo tiempo, o con uno o dos días de diferencia, es probable que supieran de la existencia del otro, dijo el coautor del estudio Kevin Hatala.

"Probablemente, se vieron, probablemente sabían que el otro estaba allí y probablemente se influyeron mutuamente de alguna manera", dijo.

Los científicos pudieron distinguir entre las dos especies debido a la forma de las huellas, que contiene pistas sobre la anatomía del pie y cómo se usa.

"Sabemos que las huellas se dejaron muy cerca una de la otra en el tiempo porque los experimentos en la costa actual del lago Turkana muestran que una superficie fangosa adecuada para preservar huellas claras no dura mucho antes de ser destruida por las olas o agrietada por la exposición al sol", indicaron los autores.

"Esta es la primera vez que los científicos han podido decir que el Homo erectus y el Paranthropus boisei (uno de ellos, nuestro probable ancestro y el otro, un pariente más lejano) coexistieron en el mismo tiempo y lugar. Junto con muchas especies diferentes de mamíferos, ambos eran de la antigua comunidad que habitaba la cuenca de Turkana", explican.

El homo erectus parecía caminar de manera similar a como caminan los humanos modernos: golpeando el suelo primero con el talón, luego haciendo rodar el peso sobre la bola del pie y los dedos y empujándose nuevamente.


La otra especie, que también caminaba erguida, se movía “de una manera diferente a todo lo que hemos visto antes”, dijo la coautora Erin Marie Williams-Hatala. Entre otros detalles, las huellas sugieren una mayor movilidad en el dedo gordo del pie, en comparación con el H. erectus o los humanos modernos, dijo Hatala.

Nuestros antepasados primates comunes probablemente tenían manos y pies adaptados para agarrar ramas, pero con el tiempo los pies de los antepasados humanos evolucionaron para permitirles caminar erguidos, dicen los investigadores.

El nuevo estudio se suma a un creciente cuerpo de investigación que implica que esta transformación al bipedalismo (caminar sobre dos pies) no sucedió en un solo momento, de una sola manera. Más bien, puede haber habido una variedad de formas en que los primeros humanos aprendieron a caminar, correr, tropezar y deslizarse en pendientes fangosas prehistóricas.

“Resulta que hay diferentes mecanismos de marcha, diferentes formas de ser bípedo”, dijo Harcourt-Smith.

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