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instalarse en la vecinacolombia.aunque los gritos deprotestas son los mismos que seescuchan todos los ías ás sonlas calles de un barrio debogoá donde ha llegadoédicos, ingenieros,vendedores, constructores.en las calles de la ciudadlas vendedoras de empanadas,los ilustradores de zapatos,los vendedores ambulantes y losobreros aseguran que losvenezolanos cobran tan poco porsu trabajo que les es imposibleir contra ellos.doña líza tambén quiereque se vayan, esá cansada deescuchar que las empanadas quevenden las venezolanas son ásbaratas y ás sabrosas que laque ella oferta.la presencia de venezolanosaumenta con los ías.los venezolanos humildes quetrabajan en lo que sea comotodo inmigrante, como ellos,viniendo cigarrillos ycaramelos en las callesaseguran que no han venido aeste pís a robarle el trabajoa los colombianos en su propiatierra.don antonio tiene 70 años, envenezuela era un comerciante decomida, aqí lleó despés quelo robaron y le dieron un tiroen el coraón. dice que tieneque mantener a su familia yenviar dinero a caracas paraque sus otros hijos no pasenhambre.uno viene aqí a superarse,a trabajar.no son todos loscolombianos los que se oponen ala llegada masiva devenezolanos, muchos saben quela pobreza no tiene fronterasni nacionalidad.b se calcula que en elúltimo