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    Donald Trump

    Trump gobierna por instinto y el mundo se ve obligado a seguirle el ritmo

    Donald Trump no solo ha ampliado el poder presidencial declarando emergencias y rompiendo normas políticas, también ha evitado seguir los procesos con los que habitualmente se toman decisiones. El resultado es que cada vez más aspectos en la vida en EEUU y el mundo se ven afectados por su forma de gobernar.
    Publicado 13 Abr 2025 – 12:38 PM EDT | Actualizado 13 Abr 2025 – 12:38 PM EDT
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    Después de que el presidente Donald Trump dio marcha atrás a algunos aranceles para dar paso a una retahíla de negociaciones comerciales, ofreció una explicación escueta sobre cómo tomaría sus decisiones en las próximas semanas.

    “Instintivamente, más que nada”, dijo a los periodistas la semana pasada. “Casi no se puede poner lápiz sobre papel, en realidad es más una cuestión de instinto que otra cosa”, remarcó.

    Fue el último ejemplo de cómo a Trump le encanta mantener a todos en vilo ante sus próximos movimientos. No solo ha ampliado el poder presidencial declarando emergencias y rompiendo normas políticas, también ha evitado seguir los procesos habituales para tomar decisiones. El resultado es que más aspectos que nunca antes en la vida del país y en el mundo se ven afectados por su forma de gobernar.

    “Tenemos un líder democrático que parece tener la autoridad para actuar de forma tan caprichosa como un autócrata europeo del siglo XIX”, dijo Tim Naftali, historiador e investigador principal en la Universidad de Columbia. “Él estornuda y todos se resfrían”.

    La Casa Blanca rechaza las críticas de que Trump esté excediendo su autoridad o concentrando indebidamente el poder. Los funcionarios de su istración insisten en que el presidente republicano ganó claramente las elecciones y que ahora está cumpliendo la agenda por la que hizo campaña. Desde su punto de vista, resistirse a su voluntad, como cuando los tribunales bloquean sus órdenes ejecutivas, es la verdadera amenaza a la democracia.

    “Confíen en el presidente Trump”, dijo el viernes la secretaria de prensa de la Casa Blanca, Karoline Leavitt, al responder preguntas sobre su política económica. “Él sabe lo que está haciendo”, dijo sin dar más detalles.

    La Presidencia ha acumulado poder desde hace años, mucho antes de que Trump se postulara, y no es raro que las istraciones cambien de rumbo según sus prioridades políticas. Pero este nuevo mandato ha sido diferente desde sus primeros meses, y él mismo parece notarlo.

    “El segundo mandato es simplemente más poderoso”, se jactó Trump. “Cuando digo ‘háganlo’, lo hacen”.

    Los actos unilaterales de Trump

    Aunque el comercio internacional es el ejemplo más evidente de su tendencia a actuar unilateralmente desde su regreso a la Presidencia en enero, el mismo enfoque se ha visto en otros ámbitos.

    Se nombró a sí mismo presidente del Centro John F. Kennedy para las Artes Escénicas con el fin de reformar su programación. Emitió una orden para eliminar la “ideología inapropiada” de la red de museos del Instituto Smithsonian. Sancionó a bufetes vinculados con personas que él ve como oponentes. Ordenó al Departamento de Justicia que investigara a antiguos funcionarios que lo desafiaron durante su primer mandato.

    Cuando decidió eliminar regulaciones sobre la eficiencia del agua en los hogares, porque quiere más presión en las duchas, su orden ejecutiva indicó que el periodo habitual de comentarios públicos “no es necesario porque ordenó su derogación”.

    “Lo que el presidente consigue al final es lo que quiere: la atención de todos, todo el tiempo”, comentó Naftali.

    Las ambiciones de Trump van más allá de Estados Unidos, como demuestra su deseo de anexar a Groenlandia. El vicepresidente JD Vance visitó la isla el mes pasado para hablar sobre su ubicación estratégica en el Ártico, donde Rusia y China buscan expandir su influencia, y también sobre su importancia personal para Trump.

    “No podemos simplemente ignorar los deseos del presidente”, dijo Vance.

    Cómo Trump busca convertir sus impulsos en realidad

    Trump ha pasado décadas intentando convertir sus impulsos en realidad, ya sean rascacielos en Manhattan o casinos en Atlantic City, Nueva Jersey. En una ocasión demandó a un periodista por supuestamente subestimar su patrimonio. Durante una declaración, Trump dijo: “sube y baja con los mercados, con las actitudes y con los sentimientos, incluso con los míos”.

    El abogado del periodista se mostró desconcertado. “¿Usted dijo que su patrimonio neto sube y baja en función de sus propios sentimientos?”

    Trump respondió que sí. “Diría que depende de mi actitud general en el momento en que se haga la pregunta”.

    Ese mismo enfoque lo llevó a la Casa Blanca durante su primer mandato. Al hablar sobre la economía con The Washington Post, Trump dijo: “Mi instinto me dice más a veces que el cerebro de cualquier otra persona”.

    Leon Panetta, quien fue jefe de gabinete de la Casa Blanca con el presidente demócrata Bill Clinton y luego ocupó cargos de seguridad nacional con Barack Obama, señaló que normalmente hay un proceso más reflexivo para asuntos cruciales.

    “Si tiras todo eso por la ventana y operas según el instinto, lo que estás haciendo es convertir cada decisión en una gran apuesta”, afirmó Panetta. “Porque no has hecho el trabajo necesario para entender todas las implicaciones”. “Cuando lanzas los dados”, añadió, “a veces te salen dos unos”.

    Como Trump no tiene un proceso claro para tomar decisiones, Panetta dijo que “eso significa que todos tienen que rendirle pleitesía, porque es la única manera de tener alguna influencia”.

    Trump parece disfrutar de ese aspecto en el revuelo arancelario que ha creado. Durante una cena republicana esta semana, dijo que los líderes extranjeros estaban “besándome el trasero” para que abandonara su agenda comercial.

    La saga comenzó el 2 de abril, cuando Trump declaró que los déficits comerciales —cuando Estados Unidos compra más productos de los que vende a ciertos países— representaban una emergencia nacional, lo que le permitió imponer aranceles sin aprobación del Congreso.

    La bolsa se desplomó y luego el mercado de bonos comenzó a caer. El miércoles, Trump dio marcha atrás. Aunque se mantienen altos impuestos a las importaciones desde China, muchos de los aranceles propuestos han sido suspendidos por 90 días para permitir negociaciones bilaterales.

    “Los estadounidenses deben confiar en ese proceso”, dijo Leavitt, la secretaria de prensa.

    Scott Lincicome, vicepresidente de economía general en el conservador Cato Institute, expresó su preocupación de que el rumbo del comercio internacional dependa de los “caprichos de un solo sujeto en el Despacho Oval”.

    Lincicome señaló que el calendario de la Casa Blanca para alcanzar acuerdos comerciales “no es creíble” debido a la complejidad de los temas. El escenario más probable, dijo, es que los pactos a los que se llegue no sean más que “superficiales”, y que Trump “declare una gran victoria y que todo se calme”.

    Peter Navarro, asesor comercial de Trump, dijo en una entrevista con Fox Business Network que hay “toda una parte de nuestra Casa Blanca trabajando día y noche” en las negociaciones. “Vamos a cerrar 90 acuerdos en 90 días”, dijo. “Es posible”, confió.

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