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Política

    Donald Trump explica sus ‘múltiples personalidades’ políticas

    En una semana el presidente Donald Trump ha ofrecido tres mensajes públicos con tres tonos notablemente distintos: desde el riguroso y “presidencial” con el que habló sobre la guerra en Afganistán, hasta el más divisivo discurso populista electoral en Phoenix, Arizona.
    24 Ago 2017 – 11:41 AM EDT
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    Algunos analistas han destacado las diferentes “personalidades políticas” que ha exhibido el presidente Donald Trump, que consideran que confunde a la ciudadanía y complica el mensaje que la Casa Blanca quiere hacer llegar al país.

    Este jueves, Trump aprovechó para, tras quejarse una vez más de los medios, referirse en su cuanta Twitter a las maneras cómo se ha dirigido a los estadounidenses esta semana.

    “Las Noticias Falsas se quejan ahora sobre mis diferentes tipos de discursos consecutivos. Bueno, está el de Afganistán (sombrío), la gran Manifestación … (entusiasta, dinámica y fuerte) y la Legión Americana V.A. (respetuoso y fuerte) ¡Qué mal que los Demócratas no tienen a nadie que pueda cambiar tonos!”, escribió en dos mensajes consecutivos

    Desde los tiempos de la campaña presidencial Trump acostumbra a estos cambios de tono, que están muy vinculados al tipo de audiencia al que se dirige y si el texto ha sido preparado para ser leído en apuntador (algo que sus asesores prefieren para evitar que el presidente se extravíe demasiado del tema a tratar)

    El presidente ha sido capaz de presentar un mensaje correcto, más de acuerdo con la gravedad que corresponde a su cargo, como hizo el lunes cuando explicó lo que la Casa Blanca describe como la “nueva estrategia” militar en Afganistán.

    Ese mensaje fue alabado incluso por los más constantes críticos del mandatario, por su tono “presidencial”. De hecho, muchos señalaron que era un discurso que bien podría haber dicho Barack Obama o cualquier otro de los predecesores de Trump (por contenido y por estilo).

    Pero al día siguiente en Phoenix, Arizona, en el séptimo rally de campaña que realiza desde que llegó a la presidencia, Trump dejó de lado al presidente y sacó la mejor retórica populista de sus tiempos de candidato.

    El miércoles, volvió a incorporar su papel de Comandante en Jefe para dirigirse a la Convención de la Legión Americana en una alocución en la que llamó a unificar al país, recientemente sacudido por las manifestaciones de violencia racista y la polémica sobre las estatuas de los líderes de la Confederación que algunos consideran ofensivas.

    Nosotros vs. ellos

    Lo curioso es que el propio presidente, en su modo “candidato”, ha ayudado en gran medida a alimentar la división y la polémica, cuando muchos esperarían que como "presidente" motivara la conciliación y la unidad nacional.

    En Phoenix habló de como “Ellos está tratando de borrar nuestra cultura. Ellos están tratando de borrar nuestra historia”, un comentario que lo emparenta con las quejas de los grupos racistas y de supremacistas blancos que aseguran que remover la iconografía confederada busca reescribir la historia.


    Fue la respuesta del presidente a los eventos del 12 de agosto en Charlottesville, Virginia, donde murió Heather Heyer atropellada por el auto que un supremacista blanco enfiló contra una manifestación de grupos pro derechos civiles, la que agudizó el debate sobre las tensiones raciales.

    Ese sábado Trump interrumpió sus vacaciones para dirigirse a la nación y condenó la violencia de “todas partes”, algo que muchos interpretaron como hacer una equivalencia entre los neo nazis o el KKK con quienes promueven igualdad racial.

    El rechazo a esas palabras del presidente fue tal y tan universal que Trump tuvo que ofrecer un nuevo mensaje el lunes 14 en el que nombró y adjudicó la culpa de los sucesos a los grupos racistas.

    El efecto conciliador de aquella palabras duró menos de 24 horas, pues el mandatario, en una improvisada rueda de prensa en la Torre Trump en la que debía hablar sobre sus planes de infraestructura, volvió a culpar a “ambas partes” de lo sucedido en Virginia y llegó a aseguran que entre los supremacistas había “buenas personas”.

    En ocasiones ha convertido ceremonias apolíticas en inesperados eventos electorales, como el 24 de junio pasado, cuando rompió con siete décadas de tradición y politizó el encuentro bianual de los Boy Scouts con un discurso sectario en el que arremetió contra sus enemigos favoritos; los medios, Hillary Clinton y Obamacare.

    Todos los presidentes tienen planes de repetir en el cargo, pero la mayoría ha esperado al menos dos años en su primer mandato para formar un comité de reelección y empezar a recaudar fondos para la campaña que viene.

    El problema es que Trump está en campaña desde el primer día que asumió el poder. Y por eso, el presidente-candidato puede recurrir a diferentes estilos para dirigirse al púbico, según sea el tipo de evento.

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