Los 100 días que Trump lleva ignorando al Congreso
Los primeros 100 días del segundo gobierno de Donald Trump se han caracterizado por una avalancha de órdenes y proclamas ejecutivas (135) con las que el presidente busca expandir los límites del Poder Ejecutivo a expensas, principalmente, del Legislativo, al que ha ignorado y desafiado al mismo tiempo.
Muchos analistas, tanto favorables como críticos del presidente, se han asombrado con la velocidad y profundidad de los cambios que Trump ha querido adelantar: desde declarar una guerra comercial con la imposición indiscriminada de aranceles, hasta la reestructuración del gobierno federal, incluyendo la eliminación de agencias legalmente creadas y reteniendo los fondos presupuestados por el Congreso.
Para muchos de esos cambios, la Casa Blanca necesitaba la aprobación del Congreso, que no ha buscado, y ante la inacción del cuerpo, controlado por la mayoría republicana plegada a Trump, han sido las cortes el lugar donde los afectados han buscado alivio.
100 días frenéticos de Trump 2.0
Estos 100 primeros días de Trump han sido más acelerados, en parte porque el presidente no ha tenido que pasar por la curva de aprendizaje de todo nuevo gobierno y ha empezado a implementar políticas que quiso adelantar en su primer período y otras recogidas en el Proyecto 2025, que ha demostrado ser el manual de la istración.
Y aunque el Congreso no ha reaccionado ante lo que parece usurpación de algunas de sus potestades por parte de la presidencia, la exigua mayoría republicana en la Cámara de Representantes y las divisiones de la bancada no le ha servido para dar forma de leyes a sus iniciativas.
De hecho, hasta la fecha, solo ha firmado 5 proyectos de ley, el menor número de cualquier nuevo gobierno de los últimos 70 años. En contraste, a estas alturas de su primer mandato, Trump ya había promulgado 30 leyes, un récord en este siglo, de acuerdo al registro del Congreso.
Algunas leyes aprobadas por Trump son de limitada importancia. Tres derogan regulaciones establecidas por Joe Biden, como la eliminación de las normas sobre protección ambiental y la tributación de las criptomonedas. Otro es la ley de financiación provisional para mantener el gobierno en funcionamiento. Solo destacan la Ley Laken Riley, para reforzar la detención de inmigrantes, y ahora espera por su firma la Ley Take It Down, contra la difusión no consentida de imágenes sexuales.
A falta de nueva legislación, la Casa Blanca ha buscado gobernar mediante declaraciones de emergencia. Y a falta de la emergencia real que enfrentó Franklin Delano Roosevelt, en 1933, en tiempos de la Gran Depresión, o Barack Obama con la Gran Recesión de 2008, la Casa Blanca ha intentado fabricarla.
Con la declaración de una emergencia económica o de seguridad pública para justificar la imposición de tarifas u operaciones de deportación, algunas basadas en la Ley de Enemigos Extranjeros invocada por primera vez en tiempos de paz, la Casa Blanca intenta extender las medidas ejecutivas más allá de sus límites.
100 días de pulso entre el poder de la pluma y el poder de la bolsa
En el sistema estadounidense, los tres poderes públicos tienen la misma importancia y sirven de contrapeso el uno del otro, pese a la queja de la Casa Blanca de que las cortes están impidiéndole al presidente gobernar y están deteniendo la acción política para la que fue elegido.
El Poder Judicial tiene la potestad de revisar esas políticas a la luz de su constitucionalidad y no de su idoneidad, porque los magistrados no hacen política, sino que aplican y velan por el cumplimiento de las leyes.
El Poder Legislativo tiene el llamado “poder de la bolsa”, por el que asigna los fondos federales para el funcionamiento del gobierno y su uso está obligado por ley, de manera que no puedan ser desviados para otros fines.
El Poder Ejecutivo tiene el “poder de la firma”, que es el que pone en vigencia las leyes que aprueba el Congreso y le permite tomar acciones por decreto en algunos casos, pero no puede dejar de cumplir con la ley del presupuesto, salvo que negocie una reconducción de fondos a los legisladores. Eso, hasta ahora, no lo ha hecho Trump.
Algunos analistas y muchos políticos afirman que, con Trump, la Casa Blanca está usurpando el “poder de la bolsa” al Congreso porque no está cumpliendo con la asignación de recursos que manda la ley.
Ataque "sin precedentes" a programas creados por el Congreso
Como evidencia muestran el que gobierno haya congelado, paralizado o interrumpido el desembolso de $430,000 millones en fondos federales en estos 100 días, de acuerdo con la bancada demócrata en el Congreso que denuncia lo que considera un ataque "sin precedentes y peligroso" contra programas creados por el Legislativo y que ayudan a millones de estadounidenses.
La denuncia incluye desde los programas para asistencia educativa, alimenticia y médica para familias más pobres, hasta fondos para investigación destinados a universidades, pasando por dinero destinado por el Congreso a la ayuda internacional que quedó en suspenso con el cierre de USAID.
Las demócratas Patty Murray, senadora de Washington, y la representante Rosa DeLauro, de Connecticut, llevan un registro en línea que recopila las formas en que el presidente Donald Trump y el llamado Departamento de Eficiencia Gubernamental de su asesor, Elon Musk, están interrumpiendo el flujo de fondos federales, a menudo infringiendo la ley.
" Ningún presidente estadounidense ha ignorado de forma tan flagrante las leyes de gasto de nuestra nación ni ha negado con tanto descaro al pueblo estadounidense las inversiones que se les deben", dijeron ambas en un comunicado.
La Casa Blanca y sus aliados republicanos en el Congreso han declarado que están trabajando para erradicar el despilfarro, el fraude y el abuso en el gobierno, mientras lucha en los tribunales por mantener muchos de los agresivos recortes y otras acciones implementadas.
Aunque algunos los republicanos también han expresado preocupación por la manera como se está haciendo los recortes de gastos, muchos se muestran reacios a hacerlo públicamente, ya que intentan evitar las reacciones de Trump. Tienden a trabajar entre bastidores para restaurar los fondos federales a sus estados de origen u otros distritos electorales que se han visto en riesgo por las acciones de Trump.
Trump tiene 100 días tratando de aumentar el poder presidencial
De hecho, por estos días, los republicanos en el Congreso están dándole forma al proyecto de presupuesto para 2026, eso que Trump llama su "gran y hermoso proyecto de ley", centrado en $5 billones (trillions, en inglés) en exenciones fiscales y otros $2 billones en recortes drásticos del gasto interno.
“El Ejecutivo siempre quiere controlar más cosas, pero en el pasado, sus (en el Congreso), ya sean presidentes demócratas o republicanos, siempre se han resistido a ello. No ha sucedido este año por primera vez. Simplemente se han doblegado ante el presidente y están cediendo su poder”, afirmó en marzo el líder de la minoría demócrata del Senado, Chuck Schumer.
Un signo de que el presidente no tenía en sus planes involucrar al Congreso lo dio su primer mensaje a ambas cámaras el pasado 4 de marzo, cuando ofreció el discurso más largo que un presidente haya dado al Congreso jamás, pero en el que no tuvo tiempo de especificar su agenda.
Muchos destacaron cómo Trump no envió un mensaje a trabajar con los legisladores para darle forma de ley a sus ideas. De hecho, el presidente no hizo propuestas concretas al Legislativo y se dedicó a ofrecer un discurso triunfante muy similar a los que suele dar en sus eventos de campaña.
Al menos en esta primera etapa de su segundo gobierno, Trump ha marginado al Congreso, bien por considerar que no le hace falta para las reformas que tiene en mente, o bien porque no quiere arriesgarse a que se demoren, y hasta deformen, con el proceso parlamentario,