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Obama promete seguir batallando por la reforma migratoria

Casi siete años después de llegar a la Casa Blanca, el mandatario no abandona la idea de legalizar a los indocumentados.
9 Oct 2015 – 03:19 PM EDT
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El Presidente Barack Obama pronuncia un discurso en el cierre de la asamblea del Instituto del Caucus Hispano del Congreso (CHCI) que se celebró en Washington. Crédito: Getty Images

Seis años y nueve meses después de llegar a la Casa Blanca el presidente Barack Obama sigue hablando de la reforma migratoria. Pero esta vez no con la misma fuerza que en 2008, cuando la prometió en los primeros 100 días de su gobierno, sino con cautela y asegurando que batallará en lo que resta de su gobierno para encontrar una solución legislativa.


“Voy a dedicar cada día que me resta en esta oficina (oval)  luchando por restaurar ese sueño, para que todo aquel que trabaja lo pueda conseguir, y sí, eso incluye la reforma migratoria”, dijo a la 38 Gala Anual de Premios del Instituto del Caucus Hispano del Congreso (CHCI).

También dijo que continuará su lucha por crear mayor empleo para que todo el país sienta la recuperación económica.

Las palabras del mandatario resonaron en la ceremonia de cierre de tres días de eventos del Instituto del Caucus Hispano del Congreso (CHCI) que se celebró en Washington.

Futuro incierto

Pero no hay garantías de que la promesa llegue a bien puerto. Tampoco apoyos legislativos necesarios (218 votos en la Cámara de Representantes y 60 en el Senado). El Congreso, controlado por los republicanos, no habla del tema; tampoco lo incluye en la agencia de ambas cámaras.

En 2008, siendo candidato, Obama prometió por primera vez la reforma migratoria. Poco antes de llegar a la Casa Blanca extendió el plazo y dijo que lo haría durante el primer año de su mandato.

La reforma no llegó. La crisis financiera, las guerras en Irak y Afganistán y el debate de la reforma de salud postergaron el compromiso. En 2010 los demócratas perdieron el Control de la Cámara de Representantes y la reforma migratoria, simplemente, desapareció del debate.

En 2012 Obama ganó un segundo mandato y los republicanos, preocupados por la derrota, aceptaron reanudar conversaciones. El 27 de junio de 2013 el Senado aprobó un proyecto bipartidista de reforma migratoria que incluyó un camino a la ciudadanía para millones de indocumentados que carecen de antecedentes criminales, pero el proyecto fue frenado por la Cámara de Representantes controlada por los republicanos.

La acción ejecutiva

Diecisiete meses más tarde, el 20 de noviembre de 2014 y ante la inacción del Congreso, Obama anuncio una Acción Ejecutiva que frena las deportaciones de 5 millones de indocumentados padres de ciudadanos y residentes legales permanentes ( DAPA, por su sigoa en inglés) y dreamers protegidos por la Acción Diferida de 2012 ( DACA, por su sigla en inglés).

La medida, sin embargo, no entró en vigor. Una corte federal de Texas la detuvo en respuesta a una demanda entablada por 26 estados (24 de ellos gobernados por republicanos) quienes argumentaron que Obama se había extralimitado en su poder ejecutivo y que la medida viola la Constitución. Una corte de apelaciones ratificó el fallo meses más tarde mientras un tribunal resuelve si retira las medidas cautelares y permite que la acción ejecutiva sea puesta en funcionamiento.

Mientras, la campaña presidencial para suceder a Obama avanza y algunos candidatos republicanos enarbolan la bandera antiinmigrante para conseguir el respaldo del ala ultraconservadora y, con ello, ganar la nominación.

Donald Trump ha afirmado que de llegar a la Casa Blanca deportará a los 11.3 millones de indocumentados en un plazo de 18 meses. Otros, como el gobernador de Nueva Jersey, Chris Christie y el mismo Trump, han sugerido cambiar la Enmienda 14 para negar la ciudadanía automática a los hijos de indocumentados.

“El liderazgo no es avivar las flamas de la intolerancia y después actuar con sorpresa cuando el fuego estalla”, subrayó, dijo Obama.

Palabras fuertes

El mandatario criticó que los republicanos digan abiertamente “cosas inflamatorias” para luego negarlas aduciendo que “no es lo que intentaron decir para posteriormente incurrir en las mismas conductas”.

Enfatizó la necesidad de decir “la verdad” en términos de que la inmigración no lastima la economía sino que la fortalece, que los índices de inmigración indocumentada a través de la frontera con México son los menores desde la década de 1970.

Asimismo reiteró que la grandeza de Estados Unidos no depende de la construcción de muros sino de la creación de oportunidades para todos sin importar de dónde se llega, la apariencia o el apellido.

El mandatario enfatizó la importancia de que los latinos se registren para votar en las próximas elecciones y no hagan de su silencio político un victoria para aquellos republicanos que pretenden coartar sus derechos.

Obama también aludió a su predecesor, George W. Bush (2001-2009), quien "hizo de la reforma migratoria una de sus prioridades", mientras ahora sus colegas republicanos rechazan llegar a un acuerdo para rectificar un sistema migratorio que todos saben ineficiente.

"No hay ningún asunto en el que quieran retroceder más que en inmigración -dijo sobre los republicanos-. Piensen en lo mucho mejor que iría nuestra economía si el resto de su partido entendiera su mensaje".

El mandatario prometió además seguir luchando "cada día" que le resta en la Casa Blanca por mejorar las condiciones de los inmigrantes, pelear por la reforma migratoria y por el gratuito a la educación superior para aumentar las oportunidades de todos los ciudadanos.

"Sí se puede, juntos podemos. Que dios los bendiga", concluyó su discurso en un mejorado español.

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