¿Importa realmente quién gane el debate entre Biden y Trump?
Existe un amplio consenso entre los analistas políticos sobre la poca influencia que los debates presidenciales han tenido en la decisión de voto del electorado en Estados Unidos en las últimas décadas.
Sin embargo, las circunstancias únicas en que se desarrollarán estos encuentros en 2024 podrían hacer de los dos debates acordados entre el presidente Joe Biden y el expresidente Donald Trump, la excepción que confirme esa regla y dar al ganador una ventaja tangible entre el electorado.
Una oportunidad para superar la desinformación
Los dos candidatos de los principales partidos políticos acordaron sostener dos debates fuera de la jurisdicción de la Comisión de Debates Presidenciales, la organización no partidista que desde 1987 había organizado y establecido las reglas de estos eventos.
Los dos debates se celebrarán el jueves 27 de junio y el martes 10 de septiembre. El primero de ellos será organizado por la cadena de televisión por cable CNN y tendrá lugar en la ciudad de Atlanta, mientras que el segundo será transmitido por la cadena de señal abierta ABC.
Los debates tendrán un ambiente en el que, como nunca antes, ha reinado la información falsa, por lo que constituirán una oportunidad única de ver a los candidatos interactuando en el mismo escenario fuera del alcance de los órganos de desinformación.
El historiador presidencial Michael Beschloss dijo en una entrevista con NPR que en 2024 los debates darán la oportunidad de “atravesar a través de mucha información errónea difundida por varias personas y grupos” y de ver a los “candidatos, sabiendo que son realmente ellos y observar cómo reaccionan entre sí”.
Aparte de poder evaluar las propuestas de los candidatos o las acusaciones que se lancen entre ellos, la audiencia podrá comprobar por sí misma asuntos como los señalamiento de fallas en la capacidad cognitiva que ambas partes han hecho contra sus oponentes, en un ciclo que enfrenta a los dos candidatos de mayor edad que han competido por la presidencia en la historia de Estados Unidos.
Un ciclo de debates “sumamente extraño”
Alan Schroeder, profesor emérito de la Escuela Periodismo de la Universidad Northeastern en Boston, y autor del libro “50 Años de Televisión de Alto Riesgo”, sobre los debates presidenciales, dijo en el podcast Political Junkie que el actual ciclo de debates es ”sumamente extraño”.
Entre las razones para emitir tal juicio, Schroeder lista la avanzada edad y la impopularidad de ambos candidatos y lo lejos que el primer debate se celebrará del día de las elecciones. Hasta ahora los debates se han celebrado a mediados o finales de octubre y los más tempranos, entre la última semana de septiembre y la primera semana de octubre.
Por primera vez desde los debates entre John F. Kennedy y Richard Nixon en 1960, el encuentro no se celebrará frente a una audiencia, y mientras no sea su turno para hablar, los micrófonos de los candidatos permanecerán apagados.
Otra característica única del próximo debate es que enfrenta a los mismos candidatos que debatieron en 2020, lo que podría representar una ventaja para Biden, quien según las encuestas ganó los dos encuentros celebrados en ese ciclo.
Biden ganó el primer debate de 2020 con 48% contra 41% de Trump, según una encuesta de CBS News, y el segundo de una manera más decisiva, con 53% a favor de Biden contra 39% para Trump, según una encuesta conducida por CNN.
¿Importa realmente quién gane el debate?
El virtual y persistente empate entre ambos candidatos en las encuestas podría significar un impulso importante y valioso para el candidato percibido como el ganador del primer debate. Así parecen creerlo los candidatos, quienes se han abocado a un riguroso programa de entrenamiento de cara al encuentro.
Se espera que Trump se prepare para debatir con el presidente sosteniendo una serie de conversaciones sobre políticas y estrategias con algunos de sus asistentes y aliados políticos, algo que su campaña dice que no se trata de un entrenamiento para debatir.
"Biden necesita ensayos con sus partidarios para encontrar alguna manera de explicar este desastre que ha hecho en nuestra nación", dijo el portavoz de Trump, Brian Hughes. "El presidente Trump siempre está dispuesto a presentar a los estadounidenses su historial de éxitos y las debilidades y fracasos de Biden".
La campaña de Trump ha dicho que el expresidente mantendrá su calendario de apariciones públicas durante los próximos días.
Por su parte, el presidente Biden llegó a Camp David el jueves por la noche donde se espera que permanezca con sus principales asesores de campaña hasta el debate.
Un asesor que no está autorizado a hablar públicamente sobre la estrategia del presidente, dijo a The Associated Press que Biden buscará proyectarse como un “el líder sabio y firme” pero que será agresivo y no se abstendrá de usar el término “delincuente convicto” en referencia a Trump.
Trump ha estado tratando de modificar las bajas expectativas que él mismo y su campaña han puesto sobre Biden.
Los constantes señalamientos que durante meses Trump ha hecho sobre las supuestas limitaciones físicas y mentales del presidente, le facilitan la tarea a Biden, quien tendría que hacer muy poco para demostrar en cámara y ante una audiencia de millones, que los alegatos de su oponente son falsos.
En una entrevista el jueves de la semana pasada, Trump dejó a un lado sus típicas burlas y dijo que Biden “destruyó” al candidato a vicepresidente Paul Ryan en el debate que sostuvieron en 2012. “Supongo que será alguien digno de debatir”, dijo Trump. "No quiero subestimarlo".
“Para ambas campañas, el objetivo aquí es llegar a una audiencia de votantes moderados, independientes e indecisos en estados indecisos que, en muchos sentidos, serán el factor decisivo en esta elección”, dijo el exfuncionario de la istración Biden, Bill Russo.
“Trump tiene aquí una especie de oportunidad de oro, si logra fingir que es un ser humano razonable durante 90 minutos, mientras está en el centro de atención”, añadió Russo.
Con información de The Associated Press.
Vea también: