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Cáncer colorrectal

Este hispano de 37 años nunca imaginó que su intermitente malestar estomacal era un cáncer colorrectal: no es el único

Casos como el de Freddy Herrera, a quien le diagnosticaron un cáncer colorrectal siendo un adulto joven y saludable, se están viendo cada vez con más frecuencia en EEUU pues la prevalencia de la enfermedad en menores de 50 años está en aumento. Hacerse la colonoscopia oportunamente salva vidas, recalcan los médicos.
Publicado 9 Mar 2023 – 11:32 AM EST | Actualizado 9 Mar 2023 – 01:12 PM EST
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Cuando a sus 37 años Freddy Herrera comenzó a sentir molestias estomacales, no le dio mayor importancia. “Pensé que los dolores abdominales se debían a algo que había comido”, cuenta a Univision Noticias este hispano quien hasta ese momento se jactaba de ser muy saludable.

Nunca lo imaginó en ese momento, pero eran las primeras señales de un cáncer colorrectal, una enfermedad que esta afectando cada vez más a adultos jóvenes en Estados Unidos.

1 de cada 5 diagnósticos de cáncer colorrectal ocurren en personas de 50 años o menos como Freddy, una proporción mucho mayor de la que se veía en el pasado: de representar el 11% de todos los diagnósticos en 1995, la cifra se elevó al 20% para el año 2019, revela un estudio de la Sociedad Estadounidense del Cáncer.

Médicos como Eduardo Vilar-Sánchez, del Departamento Clínico de Prevención del Cáncer del MD Anderson Cancer Center, en Houston, todavía no saben exactamente la razón, pero sí notan que la presentación de estos cánceres colorrectales en gente joven es diferente.

“Hay una serie de características que lo hacen distintos a los casos que ocurren en los mayores; por ejemplo, se diagnostican con mayor frecuencia en el colon izquierdo”, explica en conversación con Univision Noticias. Agrega que los tumores también suelen ser más agresivos.

“Muchas veces tenemos paciente que vienen con un síntoma inicial no relacionado y que tienen tumores avanzados que ya se han esparcidos a otras zonas”, comenta a Univision Noticias Camilo Correa-Gallego, cirujano oncólogo del hospital Mount Sinai.

“Por ser tan jóvenes, el cáncer colorrectal es lo último en lo que se piensa”

Al igual que ocurrió con el cáncer colorrectal de Freddy Herrera, también se están detectando en etapas más avanzadas. “Los síntomas del cáncer son vagos y hasta que no hay señales claras de alerta como sangre en las deposiciones, la gente no va a consulta. Por ser jóvenes y presentar síntomas tan generales, el cáncer es lo último que se piensa. Se cree que puede haber colon irritable o enfermedad inflamatoria intestinal. No es algo tan evidente”, explica Vilar-Sánchez.

Es exactamente lo que pasó con Freddy.

Los dolores de estómago y contracciones intestinales iniciales variaban en intensidad y para él —que llevaba un estilo de vida sano— eran fácilmente atribuibles al hecho de comer mucho en la calle debido a su trabajo.

Después vinieron los cambios en sus deposiciones y un sangrado mínimo que atribuyó a hemorroides. No fue sino hasta sentirse mareado y con náuseas tras ejercitarse en el gimnasio, cuando decidió ir al médico. Para ese momento ya había transcurrido un año desde que empezaron las molestias intermitentes.

Los síntomas que notaba eran menores y no eran permanentes. Por suerte tenía una relación con mi médico de atención primaria al que siempre iba para hacerme mis chequeos anuales”, cuenta.

Pero ni siquiera su doctor ató los cabos de inmediato. “Me dijo que posiblemente me estaba esforzando mucho al hacer ejercicio, que bajara la intensidad y cuidara mi alimentación. No consideró necesario referirme a un especialista”, relató.

La colonoscopia es la mejor forma de prevenir y detectar el cáncer colorrectal

Ante la insistencia de Herrera, lo remitieron y le hicieron infinidad de pruebas. Resonancias magnéticas y evaluaciones cardiovasculares salieron bien.

Prácticamente por descarte, llegaron a la colonoscopia, una prueba que se recomienda a todas las personas de 45 años en adelante para detectar, tratar y hasta prevenir el cáncer de colon, y que debe hacerse antes si hay antecedentes familiares.

El cáncer colorrectal es el tercero más común en Estados Unidos y el riesgo de desarrollarlo es de 1 en 23 para hombres; y 1 en 25 para mujeres, según estimaciones de la Asociación Estadounidense del Cáncer. Ese riesgo se reduce hasta la mitad con las colonoscopias preventivas, revelan varios estudios.

La razón: permiten identificar y extraer pólipos que podrían convertirse en cáncer en el futuro. Pero lo inconveniente de la prueba, que requiere de cierta preparación inicial y sedación pues se inserta un tubo flexible con un cámara por el ano, hace que a muchos le intimide y se inhiban de hacérsela.

“Sí, es un poco molesta, pero es de lejos la más efectiva”, comenta Vilár-Sánchez, quien aclara que aquellas personas que estén negadas a hacérsela pueden optar por otras opciones, “no tan buenas, pero que son mejor que nada”.

Cuanto antes se detecte el cáncer colorrectal, mejor será el pronóstico: “Llevar una venda en los ojos no es bueno”

Apenas despertó de la colonoscopia, Herrera intuyó que algo no estaba bien. “Me explicó que había encontrado un tumor y me dijo: ‘no voy a decirte que es cáncer, pero parece’. Me recomendó consultar de inmediato a un cirujano”.

“Fue fuerte escucharlo, sobre todo por mi edad”, indica Freddy, pero aclara que el apoyo de su familia y su fe le dieron la fuerza que necesitaba. “Siempre he tenido una actitud de buscar una solución para salir de esto”.

A quienes temen recibir un diagnóstico similar como el de Herrera, Vilar Sánchez les recuerda que en materia de salud “saber equivale a poder”, pues “llevar una venda en los ojos no es nada bueno y cuanto antes se conozca del cáncer, mejor es el pronóstico. No hay que dejar pasar las cosas”.

En la región de Valle del Río, en McAllen, Texas, donde Herrera reside, las citas para cirujanos podían tardar meses, pero una llamaba de su médico bastó para que atendieran a Herrera a los pocos días.

Lo operaron en diciembre de 2018. Le extrajeron 50 centímetros del colon y se enteró de que el cáncer estaba en estadio III y había llegado a las glándulas linfáticas. Tenía que buscar un oncólogo.

Tras consultar a varios decidió que manejaría las cinco horas hasta Houston para verse en el MD Anderson Cancer Center. “Es muy importante tener a un médico en el que vas a confiar”, dijo.

“Ahora estoy más consciente de lo que pongo en mi cuerpo”

Pruebas genéticas descartaron que Herrera tuviera una condición hereditaria que lo predispusiera a tener cáncer colorrectal, un dato importante para este padre de dos niños pequeños.

Desde entonces, ha pasado por numerosos ciclos de quimioterapia y cirugías. “Llevo 8 operaciones. Mi anatomía no es la misma. Me han quitado parte del colon, del hígado, de la glándula suprarrenal y los pulmones. También tuve una hernia y hubo que que repararla, pero de todas me he recuperado muy rápido”.

También estuvo inscrito en un ensayo clínico que evalúa cómo cambios en el estilo de vida que incluyan una alimentación balanceada y ejercicio pueden ayudar a los pacientes con cáncer, algo que dice lo ayudó aún más llevar una vida saludable. “Había cosas que no acostumbraba a hacer como comer verduras, tomar más agua, estar más consciente de lo que pongo en mi cuerpo”.

Hoy por hoy, hay cosas que agradece al cáncer. “ La gente se enfoca mucho en el ‘tengo cáncer me voy a morir, cuánto me queda de vida'. Pero es un proceso y hay que aprender a vivir con él porque te cambia. En mi caso, me llevó a quitarme muchas ocupaciones de encima, me dio un sentido de urgencia que me ha permitido ponerles atención a las cosas más importantes y a disfrutar cada momento. Está la enfermedad, pero también el cariño y apoyo de la gente alrededor”.

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