Almendro: calmante y cicatrizante
El almendro es principalmente recordado por sus hermosas flores de un rosa pálido, que regalan bellos paisajes a finales del invierno. Sin embargo, este árbol originario de la zona occidental de Asia y del norte de África, que hoy día se cultiva en las zonas templadas de todo el mundo y que puede llegar a alcanzar los 10 metros de altura, tiene varias propiedades que son ampliamente utilizadas en la medicina natural.
Las hojas del almendro o almendrero (Prunus dulcis) son finas, con forma de punta de flecha y el borde dentado. El fruto, que tarda más de medio año en madurar, tiene un recubrimiento velloso que se desprende dejándolo al descubierto. La semilla tiene un extremo redondo y el otro puntiagudo, y está recubierto de una fina piel.
El almendro es conocido por sus propiedades contra la fiebre y las infecciones. La leche de almendras dulces sirve para tratar enfermedades que cursen con fiebre y para las infecciones de las vías respiratorias. También puede ser utilizado como complemento nutritivo, pues la semilla del almendro dulce tiene propiedades nutritivas. Pero cuidado, pues el consumo de almendras amargas puede ser de gran toxicidad. No se recomienda su utilización.
Mientras que el aceite de almendras dulces, aplicado por vía externa, es bueno para las heridas y las quemaduras. Para preparar el aceite para el cuidado de la piel y las quemaduras, necesitas 300 gramos de almendras dulces. Para su preparación, debes poner a remojar las almendras dulces en agua caliente para quitarles la piel. Luego es posible obtener el aceite por la simple presión de las almendras. Filtra y guarda el aceite en un frasco de cristal. Aplícalo directamente sobre la piel, utilizando de 5 a 10 ml de aceite en cada aplicación.