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adolescencia

6 cosas que todos hicimos a los 15 y hoy nos parecen absurdas (pero no nos arrepentimos)

Publicado 15 Jun 2017 – 02:00 PM EDT | Actualizado 23 Mar 2018 – 08:29 AM EDT
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Aceptémoslo de una vez: la adolescencia apesta. Es un momento en el que nuestras hormonas trabajan al máximo y todo lo que sentimos es tan cambiante que nunca sabemos lo que queremos. Pero ciertamente es una etapa de mucho aprendizaje.

La adolescencia es la etapa en que vivimos intensamente, amamos y odiamos a la vez, creemos que somos los mejores, pero también aborrecemos lo que somos. Todo parece 10 veces más difícil de lo que en realidad es, una pelea de amigos que a los 20 resuelves con un café, a los 15 es el fin del mundo.

Estas son algunas de las tonterías que hice en mi adolescencia, pero no me arrepiento de ninguna:

1. Enamorame de un patán

Me enamoré del chico rudo que usaba ropa negra y decía groserías. Me gustaba porque era rebelde y parecía llevarse el mundo por delante. Definitivamente fue un error, no solo me rompió el corazón sino que también se burló de mí.

A casi todas las quinceañeras nos pasó, pero no nos arrepentimos.  Con ese patán aprendimos la importancia del amor propio y a identificarlos para no permitir que vuelvan a lastimarnos.

2. Decir muchas veces «te amo»

En la adolescencia tenemos el «te amo» fácil, regalamos amor a todas las personas que se cruzan en nuestro camino, no importa si la conocemos hace 10 años o hace 10 horas. El «te amo» sale sin darnos cuenta que ese tipo de sentimientos deben guardarse para quien verdaderamente lo merece.

Todos los «te amo» dichos en vano en su momento nos desilusionaron, nos marcaron e indefectiblemente nos hicieron más fuertes. Ahora conocemos el verdadero significado del amor y es por eso que elegimos con quién compartirlo.

3. Vestir según lo que estaba de moda

No entendí lo importante que era tener mi propio estilo hasta que pasé la barrera de los 20, mientras tanto  seguí modas absurdas que ni siquiera me gustaban, me favorecían o identificaban.

Pero esa forma cambiante de vestir estaba ligada a la búsqueda de mi yo interior. Necesité pasar por todas esas modas cambiantes para encontrar, al final del camino, la verdadera versión de mí.

4. Hacerme «ese» corte de pelo

Todos tenemos un corte de pelo del que no estamos orgullosos, pero en su momento lo amamos.

No sé por qué elegí hacerlo ni sé en qué pensaba el peluquero al decirme que sí. Verdaderamente fue una mala elección, me costó algunos meses de horrendas fotos que estarán por siempre en mi vida.

Pero ese corte de pelo significó libertad, tuvo sabor a rebeldía, me permitió mostrarme diferente, y eso fue lo que me enseñó a que no seguir a las masas es una gran y sabia decisión.

5. Decirle cosas horribles a mi madre

La mujer más importante de nuestra vida tuvo que soportar nuestros cambios repentinos de humor y lidiar con ellos como si todo estuviera bien.

Todo lo que nos decía era por nuestro bien, pero no fuimos capaces de darnos cuenta hasta que crecimos. El problema fue que durante nuestro aprendizaje, le dijimos cosas horribles que seguramente la hirieron, pero como es una mujer tan fuerte fue capaz de sonreír.

No me arrepiento de pelear con mamá, me enseñó a valorarla, a cuidarla y a ser su gran compañera.

6. No estudiar lo suficiente

Cuando somos jóvenes creemos que somos inmortales, que no envejeceremos, y que todo lo que forma parte de nuestro presente siempre existirá. Es por eso que creíamos que estudiar era para tontos y que no hacerlo era la mejor decisión que podíamos tomar.

No hay pensamiento más alejado de la realidad que ese. Gracias a nuestros padres, que nos enseñaron que el esfuerzo es la clave del éxito, aprendimos la lección.

Ser adolescente no es fácil, hay muchas decisiones importantes por tomar. El mejor consejo es vivir cada etapa de la vida aceptando lo que ella incluye. En la vida, el arrepentimiento no es una opción, cada acción que cometemos nos enseña y nos convierte en mejores seres humanos.

¡Disfrutemos de la vida que vale la pena!

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