null: nullpx
Historia

La insólita historia del doctor asesino serial que inspira la nueva serie de Scorsese y DiCaprio

Publicado 13 Feb 2019 – 03:04 PM EST | Actualizado 13 Feb 2019 – 03:11 PM EST
Comparte

Aunque el término todavía no existía y no era popular el concepto de homicidas que matan compulsivamente una y otra vez siguiendo un modus operandi, en el siglo XIX también había asesinos seriales.

La fascinación por estos criminales, ahora reavivada por Netflix, suele estar enfocada en esos célebres de las últimas décadas del siglo XX, pero Martin Scorsese y Leonardo DiCaprio han decidido remontarse un poco más atrás para su nueva serie, que tendrá lugar en Hulu (una de las principales competencias de Netflix en streaming) y se centra en el que es considerado «el primer asesino serial de los Estados Unidos».

La serie está basada en el libro The Devil in the White City («El diablo en la ciudad blanca») del autor Erik Larson, publicado en 2003 e incluido en la lista de bestsellers del New York Times.

Leonardo DiCaprio leyó el libro y quedó impactado, así que se ocupó de conseguir primero los derechos para su adaptación y luego de convencer a su habitual colaborador Scorsese para dirigirla.

La intención inicial era convertirla en película, pero se puede asumir que la historia les quedó demasiado extensa, porque prefirieron hacerla serie.

El libro, aunque escrito en formato de novela, está basado en hechos reales, algunos de ellos macabros y sangrientos, ocurridos en Chicago en 1893, hechos que ya sirvieron para inspirar una temporada de la serie American Horror Story.

El pujante emprendedor de Chicago

En 1893 Chicago albergó la exposición universal World’s Columbian Exposition, en honor del aniversario número 400 de la llegada de Colón a América.

En esos tiempos no existían redes sociales pero digamos que la feria fue trending topic en Estados Unidos y el mundo.

Fue un evento de gran impacto social y cultural para la ciudad, una gran atracción turística y una ventana al mundo. Sus efectos se extendieron hasta la arquitectura, las artes, la imagen pública de Chicago, y desató un optimismo industrial y emprendedor en sus ciudadanos y en todo Estados Unidos.

En medio de toda esta agitación en la ciudad, estaba el enigmático H.H. Holmes, un hombre que había llegado a Chicago algunos años antes.

Dijo ser doctor y farmacéutico, así que consiguió empleo en una farmacia y probó ser muy buen trabajador, hasta que eventualmente compró el negocio, que quedaba muy cerca de donde después sería la Exposición Universal de Chicago.

Enfrente había un predio vacío que también adquirió y donde empezó a construir un edificio que, más tarde, sería mítico.

Tenía dos plantas y se construyó para incluir apartamentos y tiendas.

Holmes fue demandado por no pagar por los materiales de construcción ni a sus arquitectos, pero de todas maneras, en vísperas de la World’s Columbian Exposition comenzó a construir un tercer piso y a buscar inversores para lo que anunció como un gran hotel para alojar turistas y otros asistentes a la exposición.

Los que trabajaban en el edificio comenzaron a encontrar pasajes ocultos, habitaciones laberínticas y a pruebas de sonido, escaleras y pasillos que no conducían a ninguna parte, escotillas y puertas escondidas, que había hecho construir Holmes en el edificio.

El hotel quedó inconcluso. Antes de ser finalizado, Holmes fue arrestado y confesó sus crímenes. El edificio recibió el nombre de «Castillo homicida».

El asesino serial

Al menos tres mujeres, y la pequeña hija de una de ellas, todas ellas asociadas a Holmes de algún modo (trabajaban en la farmacia, o en el edificio que había construido), habían desaparecido misteriosamente.

Dice la leyenda que sus cuerpos, nunca hallados, yacen en algún lugar recóndito del castillo de la muerte.

Holmes abandonó Chicago en 1894 y fue poco después arrestado pero acusado de un cargo menor: vender bienes hipotecados, muchos años antes, en St. Louis, Missouri.

Estuvo poco tiempo en prisión pero allí se le ocurrió una idea muy dudosa para conseguir dinero: comprar un seguro de vida y fingir su muerte para cobrarlo. Por algo dicen que la prisión da tiempo a uno a pensar, se pueden pensar las cosas más ridículas.

Naturalmente la compañía de seguros no cayó en la estafa, entonces Holmes implementó un plan B: convenció a un compinche de andanzas de que fingiera él su muerte para cobrar el seguro.

El hombre aceptó, pero no tuvo que fingir su muerte porque Holmes para simplificar directamente lo mató.

Después fue y le mintió a la viuda de su ex socio, diciéndole que su esposo había viajado a Londres y que por el momento él iba a cuidar de sus hijos. Mató a tres de los cinco hijos del matrimonio. Los encerró en una camioneta y los asfixió con una manguera de gas.

El descubrimiento de estos cadáveres, ya descompuestos en el sótano de la casa de Holmes fue lo que condujo finalmente a su arresto y a la revelación de que, en realidad, el hombre llevaba mucho tiempo involucrado en actividades criminales y homicidas.

La locura y el mito de H.H. Holmes

Cuando se conocieron sus crímenes y se comenzó a indagar en la vida de H.H. Holmes, se descubrió que desde muy temprano había incurrido en comportamientos violentos y en actividades de estafas, engaños o crímenes de todo tipo.

Cuando fue acusado y condenado por el asesinato de su socio para cobrar el seguro de vida, reveló que ya en sus tiempos de estudiante de medicina había utilizado cadáveres para engañar a las compañías de seguros.

Sin embargo, nada de lo que haya dicho puede ser tomado como evidencia.

Si bien se pudieron probar sus asesinatos vinculados al hombre de la estafa al seguro y sus hijos, y se cree que cometió en total 9 homicidios, él mismo comenzó a dar detalles de sus crímenes que evidenciaron que había perdido la cordura y estaba inventando su propia historia criminal para engrandecerla (un periódico le había ofrecido dinero a cambio de su confesión).

Dijo haber cometido 27 asesinatos, nombrando incluso como víctimas a personas que estaban vivas. Dio varios testimonios contradictorios, en ocasiones habló de ser completamente inocente de todos los cargos y en otras dijo que había actuado poseído por Satanás.

Todo esto hizo difícil acceder a la verdad de los hechos, y favoreció la construcción de historias modificadas y espectaculares que construyeron todo el mito en torno al asesino.

Las características enigmáticas de la construcción de su famoso hotel inconcluso, y las misteriosas desapariciones de personas vinculadas a él, condujeron a la creación de esa leyenda del «Castillo homicida». La realidad es que las investigaciones en Chicago nunca condujeron a evidencias concluyentes que pudieron vincular a Holmes a un crimen concreto.

El hombre que había sido conserje en el «Castillo homicida» se suicidó en 1914, reavivando el misterio y el mito. «No podía dormir» decía la nota suicida, y su familia aseguró que había estado atormentado por años y sufriendo alucinaciones.

Las leyendas persisten hasta el día de hoy. En 2017, los descendientes de Holmes ordenaron la exhumación de sus restos para hacer análisis de ADN y comprobar que el cadáver que habían enterrado era el suyo.

Según una de las historias, Holmes había esquivado la muerte sobornando a los oficiales a cargo de su ejecución y escapando por los pasadizos secretos de su hotel de la muerte.

Al desenterrar el cadáver, notaron que el ataúd había sido enterrado contenido en cemento, por lo que el cuerpo no se había descompuesto del todo. Las ropas estaban en perfectas condiciones, y también su afamado bigote.

El cuerpo fue en efecto identificado como el de H.H. Holmes, echando por tierra, al menos por el momento, una de las leyendas. Muchas otras se mantienen y otras nuevas, quizá, vayan a surgir.

Sigue leyendo:

Comparte