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Latinos

Estos son los mexicanos que trabajan los campos de EEUU

Son 17 agricultores que cambian los campos de tabaco de su natal Nayarit por los de una localidad remota en el sureño estado de Tennessee. Pasamos un día con estos hombres que trabajan seis días a la semana en busca de un mejor bienestar para las familias que por seis meses al año dejan en México.
19 Oct 2016 – 01:58 PM EDT
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Es sábado en la tarde y en este campo de Woodlawn, Tennessee, lo único que se escucha es un ‘tras, tras, tras’. Es el sonido que van haciendo los 17 agricultores mexicanos que cortan al unísono las flores de una plantación de tabaco en la remota localidad de este estado sureño. Las arrancan apresuradamente antes de que comiencen a caer las gotas del nubarrón que se posó sobre ellos.

Por momentos, al ‘tras, tras’ se le unen las rancheras que salen del teléfono móvil de uno de los trabajadores.

Deben remover cada flor para que la “fuerza” de la planta se concentre en la hoja, explican. Y hay que hacerlo antes de que se desparrame la lluvia.

Haz clic sobre la foto para conocer a cada trabajador.

“Cuando llueve se le pega el agua al tabaco y eso marea y causa vómitos”, dice Cipriano Velásquez, el líder del grupo y quien lleva 16 años trabajando con los Barnett, los dueños de esa finca tabacalera.

Dos horas más tarde no queda ni una flor. Los 17 hombres se reúnen alrededor de una camioneta blanca que los llevará de vuelta a la instalación principal de los Barnett, toman agua y bromean. Es sábado y están por comenzar su único día de descanso.

Los domingo son para ir a la iglesia y hablar largo y tendido con la familia que por unos meses dejaron en su natal Nayarit, México. También es el único día en que salen del campo y van hasta la ciudad más cercana para comprar los alimentos para la semana.

Todos coinciden en que cambiaron los menguantes cultivos de tabaco de Nayarit por los de Tennessee en busca de un mejor bienestar para sus familias.

“Allá con 100 dólares que mande uno come toda tu familia. Ahorita en México no hay trabajo, no hay nada. Esta semana algunos ganamos 700 (dólares) que son como 11,000 (pesos) en México. ¿Cuándo gana uno eso allá?, se pregunta Cipriano, el líder del grupo.

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Cuenta que gracias a su trabajo en Estados Unidos pudo comprar el año pasado lo que más quería: “mi tierra en Santiago Escuintla”.

Todos están en Estados Unidos con una visa temporal tipo H2. Algunos llegaron en abril, otros en junio y el resto en julio. Se quedan hasta diciembre, cuando culminan sus labores y entregan las hojas de tabaco secas y empacadas.

*****
Son las 7:30 de la mañana. El sol comienza a picar y el olor a nicotina a invadir el almacén donde los agricultores ponen a secar cientos de hojas de tabaco.

Nuevamente trabajan a toda marcha. Amenaza con llover y hay que poner a buen resguardo las hojas que están a la intemperie.

“Dale. Pásame el barrote”, dice uno mientras los palos de madera con hojas van pasando de mano en mano. Los sacan de un camión y, trepados en el techo del almacén, los van colocando formando una especie de alfombra colgante.


Cuando quede repleto cerrarán el granero herméticamente para ‘quemar’ las hojas aterciopeladas. El proceso es delicado. Hay que encender el suelo y rápidamente cerrar las dos puertas del almacén porque la temperatura dentro del lugar alcanza unos 120 grados Fahrenheit.

“Vamos, vayan bajando para que tomen agua y ahorita van a subir los que están abajo”, ordena Cipriano.

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Hacen un alto solo cuando llega su supervisor, Will Barnett, con el pago de la semana. Salen del granero y esperan a que él llame su nombre para recibir su cheque semanal, la única razón por la que están allí.

“Hace cuatro años que vengo porque México está muy duro. Los trabajos son muy mal pagados, apenas te alcanza para puro comer”, lamenta Juan Francisco Barraza, de 28 años.

*****

Al caer la noche y tras regresar del campo, los hombres preparan un cebiche de camarones.

Luego tienen un ritual final: hablar por teléfono con sus esposas e hijos en Nayarit.


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