Ven imposible que Trump pueda deportar a los 11.3 millones de indocumentados
Por Jorge Cancino - @cancino_jorge
La reciente afirmación del precandidato presidencial republicano Donald Trump, de que si llega a la Casa Blanca deportará a todos los indocumentados y luego permitiría que solo “los buenos” regresen dentro de un proceso expedito, dejó con la boca abierta a muchos.
“No veo ningún plan o razonamiento serio en los planteamientos de Trump”, dijo a Univision Noticias Roberto Izurieta, director del departamento de Política Latinoamericana de la Universidad George Washington. “Es más, vi su entrevista (a la cadena CNN). Iba desarrollando los planteamientos mientras los decía. No hay nada serio al respecto. En mi opinión es solo retórica”.
La estrategia, sin embargo, le está danto buenos resultados, hasta el momento. Una encuesta de Reuters/Ipsos publicada el jueves reveló que el magnate cuenta con un apoyo del 25% y una ventaja de dos dígitos sobre su más cercano rival en el campo republicano, el exgobernador de Florida Jeb Bush con 12%.
Pero no todos compran el discurso de Trump. “Lo más fácil en la política electoral es dividir y levantar las pasiones más bajas (como el miedo) y también la ignorancia”, dijo Izurieta. “Trump tiene dos objetivos: primero promover su nombre, lo ha conseguido y lo sigue consiguiendo con este tipo de comentarios. Segundo apelar a la base del Partido Republicano que es muy conservadora. Y lo está logrando”.
Izurieta dijo además que conseguir “un 20 o un 30% de la aceptación del partido es fácil” y citó como ejemplo a la exgobernadora Sarah Palin (Alaska) en 2008 cuando fue designada candidata vicepresidencial del Partido Republicano para acompañar al entonces candidato, el senador John McCain (Arizona).
La estrategia, sin embargo, “no llegó más allá de la base”, advirtió.
“No tiene sentido”
Un informe del Center for American Progress (CAP, por su sigla en inglés) publicado en 2010 reveló que la deportación masiva de los 11 millones de indocumentados impactaría negativamente en el 5% de la fuerza laboral, y que una redada masiva le costaría a los contribuyentes $200 mil millones en un espacio de cinco años, sin contar gastos anuales relacionados con la represión interna y en las fronteras, estimados en unos $17 mil millones (a los dólares del 2008), es decir habría que agregar otros $85 mil millones.
“La propuesta del señor Trump es insana”, dijo a Univision Noticias Nora Sándigo, directora ejecutiva de la Fraternidad Americana de Miami, Florida. “¿Cómo pretende hacer eso? ¿No se da cuenta que está robándole todos los papás y mamás a millones de niños estadounidenses? Hará un daño irreparable mayor que todo lo que han hecho las anteriores istraciones”, agregó.
Cuando Trump anunció su campaña, a mediados de junio, lanzó un fuerte mensaje en contra de los inmigrantes. “México manda a su gente pero no manda lo major”, dijo. “Está enviando a gente con un montón de problemas. Están trayendo drogas, el crimen, a los violadores. Asumo que hay algunos que son buenos”.
Agregó que si llega a la Casa Blanca, construirá un “gran, gran muro” en la frontera sur. “Y haré que México lo pague”, agregó, señalando que él, como magnate inmobiliario, levanta los “mejores muros y muy baratos”.
El miércoles agregó que deportaría a todos los indocumentados, los 11.3 millones, no solo a los mexicanos. Un reciente informe del Pew Center reveló que el número de indocumentados en 2014 se mantuvo en 11.3 millones, la mayoría de ellos originarios de Latinoamérica.
“No mide las consecuencias de sus palabras ni los daños que causará a millones de personas, millones de niños. Es la mayor crueldad que uno se pueda imaginar. No tiene sentido, no tiene lógica”, insiste Sándigo.
Tras una pausa pregunto cómo deportará a 11.3 millones de personas. “Creo que o existe una maquinaria real y sensata a menos que el quiera correr con todos esos gastos y crear el equipo físico humano que se encargaría de hacer esto. Le tomaría muchos años. Sería una cosa horrible”.
Sándigo representa a más de 800 niños estadounidenses que tienen uno o dos padres indocumentados y varios que ya han sido deportados de Estados Unidos. “La única manera de detener este discurso es con votos. Podemos hacerlo. Hay millones de residentes que se pueden convertir en ciudadanos y millones de ciudadanos que están registrados y no participan en las elecciones. Esta vez tenemos que salir a las urnas y frenar este aterrador mensaje”.
El poder del voto
En las elecciones presidenciales 2012 acudieron a las urnas 11.2 millones de votantes hispanos y más de 9.6 millones no estaban registrados para sufragar. La meta en el 2016 es que todos se inscriban y todos participen.
“Tenemos la capacidad para exigir”, dijo a Univision Noticias Clarissa Martínez de Castro, directora de políticas nacionales del Consejo Nacional de La Raza (NCLR, por su sigla en inglés), el principal grupo hispano de Estados Unidos. “Para hacerlo efectivamente tenemos que registrarnos y votar. No cambiaremos todo de la noche a la mañana pero tenemos que comenzar, es el momento”.
De las últimas declaraciones de Trump sobre un plan de deportaciones masivas, dijo que en 2012 el entonces candidato republicano, Mitt Romney, “estaba proponiendo lo mismo” y que se trató de una iniciativa que “le hubiese hecho la vida imposible a muchos estadounidenses”.
“Se trata de una medida impráctica, indeseable, que no va a resolver el problema” de los 11 millones de indocumentados, un tema que, aseguró, está en manos del Congreso con la aprobación de una reforma migratoria comprensiva.
Cuestionó además que tanto Romney como Trump “no dicen cómo” implementarán un programa de deportaciones masivas y recordó que “cada vez que hay una elección, los latinos siempre nos tenemos que preparar para un impacto como si se tratara de un accidente”.
“La retorica va a aumentar, eso es casi seguro, y nosotros tenemos que trabajar para que este tipo de discursos no se conviertan en ley”, añadió.
También dijo que la mayoría de los estadounidenses apoya una reforma migratoria integral “e incluso que quienes califiquen se conviertan en ciudadanos y tengan derecho a voto”.
En junio de 2013 el Senado aprobó un plan de reforma migratoria bipartidista como el mencionado por Martínez pero la iniciativa fue frenada por el liderazgo republicano de la Cámara de Representantes.
“Esta persona (Trump) atiza una solución que no nos permite llegar a una solución correcta del problema”, dijo Martínez. “Lo tóxico de este debate es que no solo afecta a la comunidad latina, también perjudica al resto de los estadounidenses”.
Cuestión de libreto
La premisa de que Trump podría deportar a todos los indocumentados “no tiene base desde diversos puntos de vista, particularmente humanitario y económico”, dijo a Univision Frank Sharry, director ejecutivo de America’s Voice. “La mayor parte de los indocumentados llevan más de una década viviendo aquí, tienen hijos ciudadanos, familias establecidas, lazos laborales y comunitarios. Y saber quiénes son buenos o malos tiene una solución y se llama reforma migratoria, algo que el partido de Trump en el Congreso ha bloqueado en los últimos años”.
Sharry asegura que Trump sigue “un libreto” que lo tiene a la cabeza en las preferencias republicanas y todo indica que lo seguirá implementando para “atizar a ese porcentaje ultraconservador que simpatiza con sus posturas y que requiere movilizar para ganar la nominación, si es que su candidatura no se desinfla antes”.
“De lo que no cabe duda es que las posturas antiinmigrantes de Trump constituyen un dolor de cabeza para los otros precandidatos que buscan ganar la primaria republicana, pero al mismo tiempo saben que necesitan atraer a otros sectores de votantes requeridos para ganar una elección general, como es el caso de los votantes hispanos”, dijo.
Sharry agregó que para el Partido Republicano “supone una gran disyuntiva, porque quieren evitar que Trump opte por lanzarse como independiente si siente que su Partido Republicano intenta de algún modo bloquear su candidatura”.
El riesgo de un veto del partido es improbable, dijo Izurieta. “Eso es muy difícil. Cada estado es independiente. Y si Trump pierde, cosa que creo que sucederá, podría lanzarse independientemente, cosa que creo que no sucederá”, pronosticó.
“Perderían como cuando se lanzó Ross Perot y ganó Clinton”, recordó.
A la pregunta de si Trump puede ganar una elección general manteniendo el discurso antiinmigrante, Izurieta dijo que “nadie sería mejor candidato para Hillary Clinton que Donald Trump”. Y que la radicalización es tal que, habrá escasas probabilidades “de regresar al centro” para ir en busca de los votos necesarios para llegar a la Casa Blanca.
Debate viejo
El debate de la reforma migratoria y el futuro de los 11 millones de indocumentados no es reciente. El 15 de diciembre de 2005 la Cámara de Representantes aprobó el proyecto de ley H.R. 4437 que criminalizaba la estadía indocumentada, por ahora una falta de carácter civil. La iniciativa desató las masivas protestas de la primavera de 2006 que emularon el movimiento por los derechos civiles de los años 60 encabezados por el doctor Martin Luther King Jr con miles de inmigrantes en las calles exigiéndole al Congreso una reforma migratoria justa.
El polémico proyecto fue desestimado luego de que el entonces liderazgo republicano anulara un comité de conferencia que armonizaba la versión con un plan menos restrictivo aprobado por el Senado y que legalizaba a un importante grupo de indocumentados.
En 2006 y 2007 el entonces presidente George W. Bush intentó revivir las conversaciones pero los esfuerzos no tuvieron eco en el Congreso. Y entre finales de 2009 y comienzos de 2010 un grupo bipartidista volvió a intentarlo (los senadores Charles Schummer, demócrata de NY, y Lindsey Graham, republicano de Carolina del Sur) pero no encontraron apoyo suficiente para llevarlo al pleno.
A mediados de 2013 mientras el Senado debatía el proyecto de ley H.R. 744, los republicanos en la Cámara propusieron el proyecto SAFE Act (HR 2278) que incluyó pedazos de otras iniciativas que exigían darles poderes especiales a las policías locales para que sus agentes se conviertan en agentes federales de inmigración, arrestar a individuos por “sospecha razonable” de que se tratara de indocumentados, criminalizaba no llevar consigo papeles, redadas, muros en la frontera y eliminación de cualquier posibilidad de conceder la ciudadanía a indocumentados, entre otras restricciones.
El plan también incluyó el encarcelamiento con penas desde los seis meses a los 15 años para los indocumentados, dependiendo del número de ingresos no autorizados al país.
Simultáneamente al debate del SAFE Act varios senadores republicanos introdujeron enmiendas (más de 300) que limitaban u obstaculizan la vía hacia la ciudadanía para los indocumentados. Otras incluían intentos de destruir cláusulas que ayudarían a las familias a permanecer unidas, y una eliminaba la posibilidad de que los inmigrantes amparados bajo un estatus legal provisional viajen al extranjero.
El último proyecto antiinmigrante fue aprobado la semana pasada por la Cámara de Representantes. Se trata de la iniciativa H.R. 3009 que condiciona fondos federales a las ciudades santuario que voluntariamente cumplen con la ley de inmigración. Entre otras restricciones, el proyecto retiene los subsidios federales destinados a la policías y los servicios de inmigración en las ciudades que tomaron la decisión de no otorgar a sus agentes locales poderes extraordinarios para que ejerzan como oficiales de inmigración.
La istración Obama dijo poco antes de la votación que “se opone firmemente” a la iniciativa de ley H.R. 3009 y comentó que el proyecto “no ofrece las reformas amplias y necesarias que se necesitan para corregir las leyes de inmigración que se encuentran rotas”.
El Senado cuenta con un plan similar que podría ser debatido después del receso de verano, a mediados de septiembre.
El plan obligaría a que una persona indocumentada sea sentenciada, pague una multa y cumpla un mínimo de 5 años en prisión si es detenida por ICE intentando cruzar la frontera o dentro del país después de haber sido deportada. Esta ley cambia la ley actual que es una multa o hasta dos años de prisión dependiendo del juez y aumentar de dos a cinco años la pena de cárcel obligatoria a indocumentados deportados que regresen sin permiso a Estados Unidos sin importar si tienen antecedentes criminales o no.
También obliga a que las autoridades proporcionen una lista de las ciudades santuario y de los indocumentados que están bajo su custodia, y exige que la istración publique una lista de todas las ciudades santuario, de cuántos indocumentados tienen en custodia policiaca y cuántas órdenes de deportación de ICE han recibido y no han ejecutado.
Izurieta reiteró que con una retórica tan agresiva como la mostrada por los republicanos hasta ahora, “los hispanos cada vez votarán más por los demócratas” y se alejarán las probabilidades de que conquistar nuevamente la Casa Blanca.
En la entrevista con CNN Trump también fue claro en afirmar que si llega a la Casa Blanca deportaría de inmediato a los indocumentados que han cometido crímenes o que están en cárceles, un apolítica similar a la que lleva a cabo el gobierno del presidente Barack Obama.
“Tenemos muchos malos, como les llamo. Hay mucha gente por ahí. Quiero que se marchen los malos… y que no vuelvan jamás”.
Univision Noticias pidió a la campaña de Trump detalles sobre el plan de deportaciones, cómo sería implementado y cuál sería el plazo para llevarlo a cabo. Hasta el momento de la pubicación de este artículo no había respuesta.