Por qué los candidatos presidenciales quieren ir a Orlando
Por Fernando Peinado @FernandoPeinado
“Desde que vino el presidente me va mejor”, dice Vásquez, que sabe que Obama es muy popular en esta zona de Orlando, de mayoría puertorriqueña.
En la imagen se ve a Vásquez y a su esposa sonrientes junto a Obama, durante la visita sorpresa que hizo al restaurante en 2012. En aquel año, Obama ganó Florida por segunda vez consecutiva, gracias en parte al apoyo que recibió de los votantes de esta zona del Estado.
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Es en Orlando y otras ciudades del centro de Florida donde los expertos predicen que se podría decidir el resultado de la elección presidencial 2016 y como signo de esa importancia este martes tendrá lugar en Orlando el mayor evento de la campaña electoral hasta el momento.
Siete de los candidatos y posibles aspirantes a la nominación republicana, entre ellos Jeb Bush y Marco Rubio, participarán en un foro sobre economía organizado por el gobernador de Florida, el republicano Rick Scott.
Poco importa que aún falten 17 meses para la gran cita electoral y que muchos votantes están pensando en las vacaciones de verano, más que en política.
Los 29 votos electorales de Florida son los más codiciados del mapa electoral porque no tienen un dueño asegurado a diferencia de los de otros grandes estados como la demócrata California o la republicana Texas.
Dentro de Florida, la región central es la más valiosa porque concentra a un mayor número de votantes registrados y su inclinación política varía en cada ciclo electoral.
“Es la región indecisa del Estado indeciso”, dice Aubrey Jewett, politólogo de la Universidad del Centro de Florida.
El 43% de los votantes registrados de Florida se concentran en lo que se conoce como el corredor de la I-4, la autopista que recorre el centro del Estado de costa a costa y que pasa por las áreas metropolitanas de Orlando y Tampa.
Pocas regiones del país van a recibir tantas visitas de candidatos y serán destino de tantos fondos electorales como el corredor de la I-4, según predicen los expertos.
“Tendrán que dedicarle incluso más esfuerzo que en 2012”, dice Susan MacManus, profesora de la University of South Florida en Tampa.
El resultado más ajustado en Florida entre Obama y Mitt Romney en 2012 se produjo en Orlando y Tampa, subraya MacManus.
La zona central del Estado es la de mayor crecimiento poblacional de Florida y en su mayoría se debe a la inmigración de hispanos, muchos de ellos puertorriqueños que huyen de la crisis económica en la isla.
Este cambio demográfico preocupa a los estrategas del Partido Republicano, que saben que la mayoría de los hispanos votan a los demócratas.
Eso explica que muchos republicanos depositen sus esperanzas en candidatos hispanos como Marco Rubio o que hablen español como Jeb Bush.
Wadi Gaitán, director de comunicaciones del Partido Republicano en Florida, cree que la clave para ganar el voto hispano será que los candidatos pasen mucho tiempo entre hispanos.
“Lo importante aquí es que los candidatos hablen directamente con los de la comunidad hispana y que estos sepan que hay alguien que se preocupa por ellos”, dice Gaitán, que pone el ejemplo del republicano Rick Scott en las últimas elecciones a gobernador de Florida. Entonces, Scott ganó el 38% del voto hispano.
El analista Phillip Arroyo, que reside en Orlando, cree que el Partido Republicano está prestando mucha más atención a los hispanos que los demócratas. Pone como ejemplo el viaje de Jeb Bush en abril a Puerto Rico. Aunque allí no votan, los puertorriqueños que han emigrado al continente vieron con muy buenos ojos aquella visita.
“El Partido Demócrata se equivoca si da por hecho que ganará el apoyo de los hispanos”, dice Arroyo.
De todos modos, los republicanos aún tendrán que trabajar mucho a nivel de calle para convencer a ciertos hispanos aquí.
En la Lechonera del Barrio, Vásquez dice que ha recibido la visita de varios políticos demócratas, además del presidente, pero nunca la de un republicano.
Uno de sus clientes, José Valera, dice que nunca votará a un político republicano. “Ellos no quieren saber nada de los latinos. No ayudan a los emigrantes”.
Gilberto Balaquer, un camarero y conductor de Uber de 31 años, dice que votó por Obama en las últimas dos elecciones, pero tiene mucha simpatía por Jeb Bush, del que dice que fue un gran gobernador.
“Entre Hillary y Bush tendría que pensármelo bien. Dependerá de qué cosas dicen”, explica.