Sin cámaras, solo audio y en diferido: un nuevo estilo de rueda de prensa en la Casa Blanca

Este viernes, cuando Sean Spicer salió a la sala de prensa de la Casa Blanca, los camarógrafos tuvieron que apagar sus equipos, y el audio del intercambio con los periodistas solo pudo conocerse una vez terminado el encuentro diario, que en estos tiempos de la presidencia de Donald Trump muchos esperan con avidez.
Exactamente igual había sucedido la víspera, cuando subió al podio la sub secretaria de prensa, Sarah Huckcabee. Y el lunes, cuando incluso fue peor porque no se permitió ni video ni audio de la rueda de prensa.
Por aquello de que la imagen es su materia prima, la práctica ha molestado a las televisoras, sobre todo a canales de información de 24 horas como CNN o MSNBC, cuyos corresponsales y presentadores no han ahorrado críticas a un estilo nunca visto en la Casa Blanca desde que empezaron las transmisiones diarias televisadas del evento en tiempos de Bill Clinton (1993-2001).
Pera para Spicer, los encuentros fuera de cámara permiten un intercambio “más sustancial sobre los temas” y disuaden a quienes quieren montar un espectáculo diario, según dijo en una entrevista con la presentadora de radio conservadora Laura Ingraham (quien por cierto ha sonado como posible reemplazo del actual portavoz presidencial)
“(Hay reporteros) que quieren convertirse en estrellas de YouTube y hacer preguntas crípticas que se han preguntado ocho veces”, afirmó Spicer, quien ha sido uno de los portavoces con mayor nivel de audiencia de las últimas décadas.
Es una explicacion curiosa, considerando que meses atrás se informó que el presidente veía y disfrutaba los usualmente duros pugilatos de Spicer con los reporteros. Y si hay alguien capaz de valorar un buen espectáculo televisivo es el mandatario, quien era antes una de las más seguidas personalidades de televisión por su programa The Apprentice.
Esquivando las preguntas difíciles
En realidad estos encuentros sin video, solo audio, suelen realizarse (se llaman gaggles, algo que podría traducirse al español como "graznidos" (como si se tratara de una manada de pájaros). Lo inusual es la frecuencia con la que los ha usado esta casa Blanca.
Por eso hay quienes sospechan que se trata de una estrategia para esquivar a la prensa (al menos a esa que en la presidencia llaman despectivamente “medios tradicionales”, “medios liberales” o “ fake media”) un sector con el que el gobierno republicano nunca ha tenido una relación fluida.
“Se siente como que lenta pero inevitablemente estamos siendo llevados a lo que es una nueva normalidad en este país, en la que al presidente de EEUU se le permite aislarse para no responder preguntas difíciles”, dijo el lunes en su despacho, un molesto Jim Acosta, corresponsal de CNN en Washington.
En esas ocasiones en las que las ruedas de prensa han sido sin imágenes y en diferido, ha habido temas álgidos que involucran a la Casa Blanca o al país sobre lo que los medios no han podido preguntar.
La Asociación de Corresponsales de la Casa Blanca, que representa a los medios acreditados ante la presidencia, expresó este viernes que “no estamos satisfechos con el actual estado de cosas, y trabajaremos duramente para cambiarlas”, indicó en un comunicado Jeff Mason, presidente del grupo.
“Creemos fuertemente que los estadounidenses deberían ser capaces de ver y escuchas a los altos funcionarios del gobierno enfrentar preguntas de medios de noticias independientes, en sintonía con los principios de la Primera Enmienda y la necesidad de transparencia desde los niveles más altos del gobierno”, indicó Mason en el texto enviado a sus afiliados.
Era de cambios
El gobierno de Trump dejó claro desde el principio que sacudiría la manera de hacer las cosas en el manejo de medios. Empezó por reconocer como corresponsales a blogueros o periodistas de medios pequeños o alternativos y hacer conexiones vía teleconferencia con periodistas fuera de Washington.
El orden de las preguntas asignadas, generalmente a los medios "grandes" que se sientan en primera fila de la sala de prensa, también cambió. En su primer encuentro formal con la prensa, el 23 de enero, Spicer asignó la tercera pregunta del día a Janet Rodríguez, la corresponsal de Univision Noticias.
Despúes los encuentros con los periodistas han devenido en confrontaciones en las que los portavoces reaccionan con parquedad a lo que perciben como la hostilidad de los medios.
A veces algunos se preguntan cuán útiles son las ruedas de prensa de esta Casa Blanca, cuando los representantes del presidente no están al tanto de las motivaciones del mandatario, como sucedió cuando fue despedido el director del FBI James Comey.
Spicer y compañía se apegaron a una explicación oficial que tenía que ver con el mal manejo que hizo Spicer de la investigación de los correos electrónicos de Hillary Clinton para ser desmentidos por su jefe días después en televisión cuando éste reconoció que lo había hecho por el ‘Rusiagate’.
Tras aquel enredo sobre cuándo, cómo y por qué se despidió a Comey, Trump sugirió que los os diarios con los medios podían ser cambiados por la entrega de respuestas escritas en aras de la “exactitud”.
Desde que en los años 90 empezaron a televisarse las ruedas de prensa de la Casa Blanca, algunos han dicho que las cámaras alteran la dinámica de los encuentros porque incentivan un estilo confrontacional entre los periodistas que quieren ser vistos como agresivos ante el poder y los portavoces que quieren dejar clara la fidelidad al presidente que les toca defender.
Este viernes, CNN tuvo la idea de enviar a Bill Hennessy, el caricaturista que suelen usar en audiencias de la Corte Suprema o tribunales donde no se permiten cámaras, para que representara la rueda de prensa.
Mientras tanto, menos ruedas de prensa de la Casa Blanca dejan al público y a los medios a merced de los tuits del presidente, que, aunque representen su visión sin filtros, nunca logran explicar las cosas satisfactoria ni completamente.