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Política

    Cómo Donald Trump terminó metido dentro de la investigación del ‘Rusiagate’ a fuerza de tuits y declaraciones sin control

    El propio presidente, a veces contrariando la línea oficial expuesta por portavoces de la Casa Blanca, creó el ambiente que permite pensar a algunos que él trató de influir en una investigación federal.
    15 Jun 2017 – 05:40 PM EDT
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    Quizá sin proponérselo, Donald Trump, sus abogados y hasta el Partido Republicano confirmaron este jueves la veracidad de la información presentada la víspera por The Washington Post indicando que el presidente estaba siendo investigado por posible obstrucción de la justicia por parte de Robert Mueller, el fiscal que lleva el llamado ‘Rusiagate’.

    Todos criticaron la investigación, las filtraciones a la prensa y la presidenta del Partido Republicano, Ronna RomneyMcDaniel, llegó a criticar directamente a Mueller –pese que ni este, ni sus portavoces han declarado nada a los medios–. Pero ninguno dijo que la historia sea “fake news”.

    Para alguien que estuvo tan preocupado porque su nombre quedara al margen de la investigación del ‘Rusiagate’, es paradójico que él mismo con sus acciones, declaraciones y tuits se haya colocado al centro del escándalo.

    El propio presidente, a veces contrariando la línea oficial expuesta por portavoces de la Casa Blanca, creó el ambiente que permite pensar a algunos que él trató de influir en una investigación federal, antes incluso de que el 9 de mayo despidiera a James Comey como jefe del FBI.

    En una entrevista con NBC después del despido, Trump aclaró que la pesquisa sobre los supuestos vínculos de su campaña con agentes de inteligencia de Rusia para perjudicar la candidatura de Hillary Clinton fue la causa por la que sacó a Comey de la agencia.

    La razón original que se había dado desde el Departamento de Justicia era que Comey no estaba haciendo un buen trabajo y que había excedido sus funciones cuando en julio de 2016 ofreció una rueda de prensa informando las conclusiones sobre la investigación a los emails de Clinton.

    Tras ser despedido, Comey difundió la versión de que el presidente le había pedido detener la investigación a su exasesor de seguridad nacional Michael Flynn, lo que repitió la semana pasada en una comparecencia ante el Comité de Inteligencia del Senado.

    El presidente tenía una, comprensible, obsesión porque se sepa que él no estaba siendo investigado y por eso le pidió a Comey que le informara si ese era el caso. Además le pidió a él y a otros jefes de agencias de inteligencia que dijeran eso en público, algo a lo que se negaron en cada caso.

    Entra en el escenario

    Tal era su deseo por comunicarle al mundo que estaba libre de sospecha, que en la carta en la que le informa a Comey de su despido, Trump desliza un sorpresivo agradecimiento porque “en tres ocasiones diferentes” le dijera que no era objeto de investigación alguna.

    Eso era en ese momento. De acuerdo con la información de The Washington Post, el despido de Comey activó el interés de la investigación de las conexiones rusas, que ocho días después quedaría en manos de Robert Mueller, precisamente el predecesor de Comey en el FBI.

    Así que a la hora de buscar culpables, el presidente no tiene a más a quien señalar que él mismo. No por haberse deshecho de Comey, una potestad que nadie le discute, sino por haber creado una tormenta política con sus declaraciones dejando mal parados al resto de sus subalternos que tataron de vender la versión original de las razones del despido.

    Muchos republicanos han expresado su frustración por la incontinencia del presidente en sus redes sociales y el descontrol en el mensaje que sale de la Casa Blanca.

    El senador republicano Lindsey Graham dijo en una entrevista con CBS este domingo que Trump puede ser “el primer presidente de la historia en caer porque no puedes dejar de hablar inapropiadamente de una investigación que, si te quedaras quieto, te exoneraría”.

    Lo que muchos se preguntan es por qué Trump ha sido tan displicente con el tema de la interferencia rusa en las elecciones, cuando el resto de la clase política y la comunidad de inteligencia han alertado de que se trata de un “grave” peligro que mina la confianza en el sistema electoral estadounidense.

    En cambio Trump, quien es el jefe de esas agencias de inteligencia, lo ha calificado de “falsedad” y “cacería de brujas” en varias de esas explosiones vía Twitter que suele tener el mandatario, generalmente temprano en la mañana.

    Tuits preocupantes

    Las publicaciones de Trump en Twitter preocupan a los abogados del mandatario y al personal de la Casa Blanca, y frustran a los congresistas republicanos que deben defender las políticas del gobierno.

    En semanas pasadas circuló la noticia de que se estaba estudiando un sistema para “evaluar” los tuits presidenciales antes que salieran al dominio público. Evidentemente que eso no se ha logrado, hasta ahora.

    El vocero presidencial, Sean Spicer, aclaró en conferencia de prensa que lo que el presidente publica en redes sociales debe ser tomado como "comunicación oficial", algo que ya había quedado aclarado Archivos Nacionales cuando indicó al nuevo gobierno que los mensajes de Trump en redes debían ser conservados como marca la ley sobre comunicaciones presidenciales.

    Por ahora, los tuits que el presidente envió en sus tiempos de candidato han servido para que varias cortes federales bloquearan las dos órdenes ejecutivas con las que el gobierno buscaba impedir temporalmente la inmigración de un grupo de países de mayoría musulmana y restringir el programa de refugiados.

    En esos mensajes, los jueces encontraron respaldos al argumento de los demandantes de que el llamado “veto de viajes musulmán” tenía una inspiración religiosa, algo que está expresamente prohibido por la Constitución estadounidense.

    Del mismo modo, muchas cosas que ha dicho en redes el presidente estarán siendo consideradas por los investigadores al mano del fiscal especial Mueller.

    En un tuit que escribió tras el despido de Comey, el presidente dijo que cuando pasara el revuelo se lo iban a agradecer. Vista la evolución del caso, es posible que algún día él vaya a lamenter haberlo escrito.

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