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    Trump vs. AP: cuando la Casa Blanca quiere decirles a los medios cómo trabajar

    En medio de una disputa con AP por la renuencia de la agencia de noticias a identificar al golfo de México únicamente como golfo de EEUU, como ordenó Trump, la Casa Blanca está tomando medidas que alteran una tradición centenaria que garantiza el de los medios de comunicación a los eventos presidenciales (y la independencia de los mismos del poder).
    Publicado 27 Feb 2025 – 06:43 AM EST | Actualizado 27 Feb 2025 – 08:58 AM EST
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    La relación entre la Casa Blanca de Donald Trump y los medios que cubren la presidencia está teniendo un arranque tumultuoso, al punto que la portavoz presidencial, Karoline Leavitt, anunció esta semana que la istración determinará quién puede disfrutar "del muy privilegiado y limitado a espacios como el Air Force One y la Oficina Oval" de la que la se excluyó a la agencia AP por no usar la denominación golfo de EEUU en vez de golfo de México.

    Además, en su red social Truth, el mandatario repitió una amenaza que lanza frecuentemente de que demandará a medios de comunicación por coberturas, que él considera inexactas, sobre su gestión de gobierno usando fuentes anónimas, una vieja y aceptada práctica del periodismo.

    La ruptura con la manera como tradicionalmente se ha venido manejando la llamada “burbuja de prensa” de la Casa Blanca por más de un siglo, en coordinación con la Asociación de Corresponsales acreditados, se produce en medio de una demanda introducida por la agencia de noticias AP luego de que se le impidiera acceder a esos “espacios reducidos” por no incorporar plenamente el cambio de denominación del golfo de México que decretó el presidente Trump semanas atrás.

    El argumento de Leavitt es que "un grupo selecto de periodistas con sede en Washington DC ya no debería tener el monopolio del de prensa a la Casa Blanca", aunque es esta la que determina si un evento es “abierto para la prensa” o “solo para el pool”, basada en restricciones de seguridad o de espacio.

    En EEUU los presidentes no pueden elegir quién cubre sus eventos

    Desde hace un siglo, periodistas de todas las plataformas, conforman un 'pool', una especie de pequeña delegación que comparte las declaraciones y actividades de los presidentes con los demás medios de comunicación en ciertos eventos. La Asociación de Corresponsales de la Casa Blanca (WHCA, por sus siglas en inglés) decide quién va a esos espacios reducidos como la Oficina Oval y el Air Force One.

    La iniciativa de la istración representa una toma de control sobre la cobertura de la presidencia estadounidense sin precedentes por parte de cualquier istración, incluyendo a algunas que tuvieron relaciones difíciles con los medios, como los republicanos Richard Nixon o George W. Bush.

    “En un país libre, los líderes no deben poder elegir su propio cuerpo de prensa”, dijo Eugene Daniels, presidente de la WHCA en un comunicado colocado en la página web de la organización

    “Durante generaciones, los periodistas en activo elegidos para dirigir la junta de la Asociación de Corresponsales de la Casa Blanca han ampliado constantemente la membresía de la WHCA y sus rotaciones de personal para facilitar la inclusión de medios nuevos y emergentes”, explicó Daniels.

    La Casa Blanca ha tenido una actitud literalmente combativa. El lunes, luego de que un juez federal negara a AP restablecerles el a eventos en la Casa Blanca mientras se resuelve el fondo de la demanda, las redes sociales de la presidencia mostraron dos mapas en las pantallas de la sala de prensa de la residencia presidencial con la identificación de golfo de EEUU para el golfo de México y sobrepuesta en rojo la palabra 'Victoria'.

    Una “victoria” parcial, en cualquier caso, porque el fondo del asunto no ha sido juzgado, aunque el razonamiento del juez da a entender que no hay necesariamente un daño irreparable a la famosa agencia de noticias o al público.

    El episodio muestra cómo el antagonismo con la prensa que caracterizó al primer gobierno de Trump se extiende y profundiza en su segundo gobierno.

    Las dudas de Trump sobre las fuentes anónimas de los medios

    Trump dijo el miércoles por la mañana en Truth Social que en algún momento "demandará a algunos de estos autores y editores deshonestos, o incluso a los medios de comunicación en general, para averiguar si estas 'fuentes anónimas' existen o no, algo que en gran medida no existe".

    El presidente considera que las fuentes anónimas son "ficción inventada y difamatoria, y que se debe pagar un alto precio por esta flagrante deshonestidad (…) Lo haré como un servicio a nuestro país. Quién sabe, tal vez creemos una NUEVA LEY BUENA".

    Tradicionalmente, y usando estrictos controles editoriales, muchos medios de comunicación aceptan presentar trabajos basados en información de fuentes que no se identifican porque no están autorizadas para tratar ciertos temas y así evitar represalias, sobre todo en aquellas vinculadas con gobiernos y otros factores de poder.

    El uso de fuentes anónimas ha sido un recurso extremo del periodismo de investigación, pero que ha permitido desmontar tramas de corrupción o abuso de poder.

    La más famosa es quizá la ‘Garganta profunda’, el informante que usaron los reporteros de The Washington Post, Bob Woodward y Carl Bernstein, mientras exponían el caso Watergate que terminó con la caída del presidente Richard Nixon en 1974.

    Aunque la libertad de expresión tiene limitaciones legales, la Corte Suprema ha determinado que la aplicación de leyes contra la difamación puede chocar con la Primera Enmienda de la Constitución, que la protege de manera casi absoluta.

    Sin embargo, la Constitución no protege a los periodistas cuando se les pide revelar sus fuentes. En 2005, la reportera Judith Miller, del The New York Times, fue encarcelada por desacato al tribunal tras no revelar su fuente a un gran jurado federal.

    Para evitar eso, la mayoría de los estados han promulgado “leyes de protección” para permitir a los periodistas proteger sus fuentes y hasta se han incluido en las constituciones de algunos estados.

    En su primer gobierno, Trump amenazó con crear leyes para facilitar acciones legales contra los medios. En esa ocasión, sus asesores terminaron convenciéndolo de que cualquier movida en ese sentido se toparía en la Corte Suprema con las garantías consagradas en la Primera Enmienda.

    De México, no de EEUU: la explicación de AP sobre el golfo

    El pulso de la Casa Blanca con AP se origina en el Manual de Estilo de la agencia, que es utilizado por audiencias internacionales. Por eso, AP ha dicho que mantendrá el nombre de golfo de México, como se ha conocido desde hace siglos y la manera como está reconocido en la cartografía internacional, aunque también mencionaría en nuevo nombre que le ha adjudicado Trump.

    En su argumentación, AP se refiere a la orden de Trump que repuso el nombre de la montaña más alta de EEUU de Denali —como fue nombrado en honor los pueblos originarios de la región en tiempos del presidente Barak Obama— a monte McKinley. En este caso, consideran que Trump tiene la autoridad para hacerlo porque la montaña está completamente dentro del país que él preside, dijo AP.

    Medios que son considerados editorialmente afines al gobierno de Trump, como Fox News o Newsmax, se han puesto de lado de AP en la disputa y firmaron una carta pidiendo a la presidencia que se le restablezca el a AP, la mayor agencia de noticias del mundo.

    “Podemos entender la frustración del presidente Trump porque los medios de comunicación a menudo han sido injustos con él, pero Newsmax sigue apoyando el derecho de AP, como organización privada, de utilizar el lenguaje que quiera en sus informaciones”, dijo la empresa en una declaración a The New York Times.

    “Tememos que a una futura istración no le guste algo que escriba Newsmax y busque prohibirnos su publicación. Es por eso que organizaciones de noticias como Newsmax y Fox News apoyan los derechos de la AP en virtud de la Primera Enmienda, aunque de vez en cuando podamos estar en desacuerdo con su punto de vista editorial”.

    Al final, el pulso con AP puede ser usado como “muestra” de lo que puede pasarle a un periodista o un medio si no sigue la línea de esta o una futura Casa Blanca, si la práctica finalmente se concretara y se mantuviera en el tiempo.

    "El grupo de prensa de la Casa Blanca existe para servir al público, no a la presidencia", dijo Bruce D. Brown, presidente del Comité de Reporteros por la Libertad de Prensa.

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