Luis V. Gutiérrez: A un año de DACA/DAPA ¿En dónde estamos?

Por Luis V. Gutiérrez, Congresista Demócrata por Illinois (*)
La posición del pueblo americano ante la inmigración es muy clara y se ha mantenido notablemente estable, incluso desde antes del 11 de septiembre de 2001.
Básicamente, la mayoría de los estadounidenses apoya la inmigración legal, lo cual es un problema enorme para grupos antiinmigrantes, líderes Republicanos y conservadores, y personalidades mediáticas como Rush Limbaugh y Donald Trump, que se oponen a todo programa de inmigración y de refugio, legal o no.
Donde hay mayor acuerdo entre el pueblo americano es en el hecho de que nosotros, como nación, tenemos que encontrar una solución que les permita a los inmigrantes vivir legalmente en este país. Es inevitable. Se ha aplazado demasiado. Y está en el corazón de lo que el Presidente anunció hace un año.
Desde hace mucho tiempo, la mayoría de los estadounidenses comprendió que no era posible expulsar a 11 millones de personas. Incluso si algunos individuos desean que eso pase, ellos entienden que eso nunca podría ocurrir realmente.
Así que el pueblo norteamericano, que es muy práctico, ya ha pasado esa página aunque ciertos políticos –en especial los Republicanos– no lo hayan hecho todavía; pero tendrán que hacerlo.
Para los inmigrantes que han estado aquí por mucho tiempo; para quienes han echado raíces profundas en Estados Unidos; para quienes cuentan con patrimonio como una propiedad o un negocio, y para quienes se interesan y apoyan a los ciudadanos estadounidenses; para esas personas el pueblo norteamericano está muy claro que lo deseable es que los inmigrantes salgan a la luz, se registren ante el gobierno, sigan un conjunto de reglas claras y alcanzables, y al final tengan oportunidad de aplicar a la ciudadanía.
Y hace un año habíamos dado un paso en la dirección correcta. El Presidente anunció que expandía la acción de DACA y creaba una nueva categoría llamada DAPA, bajo la cual los padres de ciudadanos y residentes permanentes que hubieran permanecido en Estados Unidos al menos por cinco años podrían ser considerados para la acción diferida dirigida.
Esas son las dos únicas partes de las acciones ejecutivas del Presidente que fueron bloqueadas por la demanda que ahora se remite a la Corte Suprema.
Otros aspectos –como la forma en que se prioriza a inmigrantes para la deportación– no están bloqueados por la corte.
De manera que es así como se supone que funcione: si usted es un inmigrante que califica para DACA o DAPA, está en la prioridad más baja para la deportación.
Otros factores como haber llegado en la niñez o tener hijos ciudadanos de Estados Unidos también cuentan a su favor; pero, en teoría, todos esos valores –expandidos más allá de los 5 o más millones de personas elegibles para DACA y DAPA– deberían proteger a alguien de la deportación.
Ahora, la gente no puede salir a la luz y registrarse, obtener un permiso de trabajo o presentar sus huellas dactilares para un certificado de antecedentes judiciales, pero millones de inmigrantes que viven, trabajan y crian familias en Estados Unidos deberían estar protegidos de la deportación si el sistema funciona como debe.
No creo que existan datos sobre si están realmente protegidos, pero estamos obteniendo mucha información de casos según la cual el marco básico de ejercicio del poder discrecional está funcionando. Ahora también tenemos que asegurarnos de que la gente lo sepa.
Yo desarrollé una guía – el Manual para Defensores de Familia– que usted puede encontrar en mi sitio Web. El documento explica cómo documentar que una persona y su familia deben calificar para el poder discrecional.
Y promueve que la gente se documente antes de terminar bajo custodia del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas de Estados Unidos (U.S. Immigration and Customs Enforcement o ICE).
El ejercicio del poder discrecional no es perfecto. Y yo aún oigo hablar de casos complicados en los que alguien tiene un antecedente penal antiguo o algún otro factor que hace mucho más difícil o imposible que se lo considere para el poder discrecional.
Pero todo el mundo debería ponerle atención a la historia mucho más silenciosa de quienes no están siendo deportados. Hay siete, ocho o nueve millones de personas que ahora podrían están seguras bajo la política actual. Y esa es una victoria para celebrar mientras esperamos que la Suprema Corte decida sobre DACA y DAPA.
Confío en que el fallo de la Corte Suprema favorezca al pueblo norteamericano, al Presidente y al sentido común. Y que, como suele ocurrir, los políticos se pongan al día con respecto al pueblo, siguiéndolo en vez de liderando.
Pero que quede claro: la cuestión no es si habrá una reforma legislativa permanente para la inmigración, sino cuándo.
(*) Representante del Distrito Congresional número 4 de Illinois. Esta columna se basa en un discurso en inglés, dirigido al Center for American Progress Action Fund con motivo del aniversario del anuncio del presidente Obama de la Acción Ejecutiva sobre inmigración en 2014.
Nota: La presente pieza fue seleccionada para publicación en nuestra sección de opinión como una contribución al debate público. La(s) visión(es) expresadas allí pertenecen exclusivamente a su(s) autor(es) y/o a la(s) organización(es) que representan. Este contenido no representa la visión de Univision Noticias o la de su línea editorial.