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Dos visiones del país

“Los electores tendremos que tener en cuenta otro factor importante a la hora de votar. ¿Cuál de los dos candidatos ofrece mayores garantías de que será consecuente con sus propuestas en caso de llegar a la Casa Blanca? La pregunta es pertinente porque tanto Trump como Clinton inspiran escepticismo”.
Opinión
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2016-07-28T07:36:54-04:00
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Opositores y partidarios de Trump se confrontan durante un mitin político en Cleveland, Ohio (archivo) Crédito: Brendan Smialowski/AFP/Getty Images

Filadelfia, Pennsylvania.- En mis 40 años de gringo y de votante, no recuerdo alternativas políticas tan claras y diferentes como las que nos ofrecen para las elecciones presidenciales de este año el Partido Demócrata, el Partido Republicano y sus respectivos candidatos. En Cleveland vimos a unos republicanos que giraron drásticamente a la derecha, adoptando una plataforma y utilizando una retórica marcadamente nacionalista, aislacionista e individualista. En cambio, aquí en Filadelfia, donde sesiona la convención nacional demócrata, presenciamos el giro del partido de Hillary Rodham Clinton hacia la izquierda. Se lo debemos a Bernie Sanders, el menos derrotado de los candidatos derrotados en las primarias; y también a sus partidarios, cuya influencia aquí se ha consolidado tras el escándalo de los correos electrónicos que revelan bochornosas maniobras partidistas para descarrilar la candidatura del senador de Vermont.

Tanto Clinton como Donald Trump, desde luego, han dedicado sus respectivas convenciones a tratar de ganarse el respaldo de votantes de clase media, quienes en noviembre podrían ser decisivos. Pero la retórica que emplean y los planes que bosquejan para lograrlo difieren como la noche y el día. La estrategia del magnate neoyorquino es presentar un cuadro sombrío del país, un Estados Unidos supuestamente plagado por la violencia terrorista, la inmigración ilegal, el irrespeto a las autoridades y la fuga de empleos hacia el extranjero por culpa de tratados de libre comercio desventajosos. De ahí su lema de “hacer a Estados Unidos grande otra vez”, aunque sus críticos leen en el otra intención menos noble: la de hacer a Estados Unidos blanco de nuevo.

La plataforma demócrata que han adoptado los delegados a la convención parece haber salido de un discurso de campaña de Sanders. Critica de manera acerba la pena de muerte e insta a crear un sistema de justicia equitativo para todos los norteamericanos que reviva la idea liberal de que la justicia, para serlo de verdad, ha de tener en cuenta las causas sociales de la delincuencia y aspirar a reformar al delincuente. En materia laboral y económica, se compromete a buscar un aumento del salario mínimo federal a $15 la hora, tres más de los que había propuesto Clinton durante las primarias. También propone expandir el Seguro Social para incluir a más personas desventajadas y “atajar la avaricia” de las potencias bancarias de Wall Street, el viejo némesis del senador Sanders. Y reconoce que el cambio climático es “una amenaza apremiante y un reto que define nuestra época”. Desde que se proclamó republicano con vistas a esta campaña, Trump dejó de sentir los cambios del clima.

El aspirante del GOP está apostando fundamentalmente por los votantes blancos no hispanos. Hasta hoy ni siquiera ha cortejado a las comunidades hispana y afroamericana del país. Tampoco tiene funcionarios de campaña que sirvan de enlace con estos grupos minoritarios. Por contraste, Clinton ostensiblemente se propone movilizar a la misma coalición multiétnica que le dio dos victorias a Barack Obama. El presidente y su esposa Michelle, quien el lunes por la noche enardeció a los asistentes a la convención, se encargarán de apelar al voto negro. Y para ganarse el latino, Clinton autorizó un variado desfile de figuras hispanas desde el primer día de la convención, desplegó aquí un equipo de por lo menos 30 portavoces y funcionarios de prensa hispanohablantes y proclamó su intención de continuar luchando por una reforma migratoria integral, aspiración que une a la mayoría de electores hispanos. Su plan ofrece un camino complejo pero viable a la legalización de 11 millones de indocumentados.

Planteado el contraste, los electores tendremos que tener en cuenta otro factor importante a la hora de votar. ¿Cuál de los dos candidatos ofrece mayores garantías de que será consecuente con sus propuestas en caso de llegar a la Casa Blanca? La pregunta es pertinente porque tanto Trump como Clinton inspiran escepticismo. Trump porque había transitado por buena parte del espectro ideológico antes de postularse a la presidencia como republicano. Y Clinton porque proviene de un centrismo político que, en determinadas ocasiones, hizo gobernar a su esposo, Bill, como si fuera republicano. Es un dilema que debería hacer esta elección aún más interesante para los votantes.

Esta columna se publicó originalmente en El Nuevo Herald.

Nota: La presente pieza fue seleccionada para publicación en nuestra sección de opinión como una contribución al debate público. La(s) visión(es) expresadas allí pertenecen exclusivamente a su(s) autor(es). Este contenido no representa la visión de Univision Noticias o la de su línea editorial.

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