Nuevo informe sobre atentado del Papa
El portavoz del Gobierno de Sofia, Dimitar Tzonev, anunció que los documentos serán puestos a disposición de una comisión parlamentaria italiana dedicada a investigar las actividades de los servicios secretos de los países del Este europeo durante la era comunista.
El informe completo constaba de más de mil páginas, de las que al menos 10 eran cartas enviadas por la Stasi a la Darsavna Sigurnost, su equivalente búlgara, en las que se trazaban estrategias para hacer desaparecer las pruebas de la participación comunista en el atentado contra el Papa.
El juez Ferdinando Imposimato, que investigó la agresión contra Juan Pablo II, anticipó que la documentación reforzaría la tesis de que la orden del atentado partió de Moscú y fue desarrollada por los servicios secretos búlgaros, quienes emplearon a Alí Agca, adiestrado en un campo de entrenamiento fundado por el terrorista venezolano Carlos.
Según Imposimato, el proyecto de asesinar al Papa, incómodo para los regímenes comunistas, fue adoptado en 1979 durante una reunión en Crimea en la que Andrei Gromiko, representante soviético, tranquilizó al delegado de Polonia sobre los riesgos del pontificado de Wojtyla con las palabras: "El problema se resolverá pronto".
Agca responsabiliza al Vaticano
Por su parte, el turco Agca, autor del ataque contra Juan Pablo II el 13 de mayo de 1981, sostiene que el Vaticano fue responsable de su decisión de atentar contra el Pontífice, aunque asegura que organizó y perpetró el ataque en solitario.
En una entrevista al diario italiano La Repubblica desde la cárcel turca de Kartel Maltepe (Estambul), Agca afirma que "ama y respeta al Papa polaco", pero insiste en que "el diablo está dentro del Vaticano".
Tras calificar de "desvaríos" las acusaciones vertidas contra él por algunos de la Santa Sede, dice que "sin ayuda de sacerdotes y cardenales no hubiera podido realizar aquel gesto", en referencia a los dos disparos que estuvieron a punto de costar la vida a Karol Wojtyla en la plaza de San Pedro.
El terrorista turco, que desde su detención ha ofrecido numerosas versiones contradictorias de lo ocurrido, asegura al diario romano que "el 13 de mayo de 1981 nadie en el mundo sabía de mi atentado".
"Recuerdo perfectamente el último minuto: había renunciado (a disparar) y estaba decidido a ir a la estación para volver a Zurich (...) y vivir en paz. Pero en aquel momento sucedió un milagro, improvisadamente volví atrás y le disparé", relata.
Tras insistir en que todo "fue decidido por Dios santísimo", Agca denuncia que en torno a lo ocurrido existe una "desinformación sistemática".
También ite haber mentido en varias ocasiones "con mis distintas versiones, contradictorias bajo el punto de vista jurídico y político", pero alega que "era muy difícil actuar de otra manera en un ambiente y circunstancias particulares, en una situación en la que se habían entrometido los servicios secretos de medio mundo".
Actualmente el autor del ataque contra al Papa prepara un libro, del que ya tiene escritas cerca de 150 páginas, que prevé finalizar en los próximos dos meses y en el que relatará -asegura- todo lo sucedido.
La entrevista con Agca se publica después de la reapertura de las pesquisas sobre la llamada "pista búlgara" del atentado, surgida en 1982 a partir de unas declaraciones del propio terrorista, que conectaba el ataque con los servicios secretos de Bulgaria, la mafia turca y los terroristas de los Lobos Grises, la organización a la que él pertenecía.
El Gobierno búlgaro anunció el miércoles que una serie de documentos procedentes de los archivos de la Stasi -los servicios secretos de la antigua Alemania Oriental- en los que habría información relativa al atentado serán puestos a disposición de una comisión parlamentaria italiana de investigación.
El atentado, del que el próximo mayo se cumplirán 24 años, se produjo cuando el Papa celebraba la audiencia general de los miércoles en la Plaza de San Pedro, momento en el que Agca, que estaba entre los miles de fieles, le disparó dos tiros, uno de los cuales le alcanzó en el abdomen.
Juan Pablo II fue trasladado entonces al policlínico Gemelli de Roma y sometido a una operación que le salvó la vida.