Las controversias que marcan la llegada de León XIV, el primer papa estadounidense
La elección del cardenal Robert Francis Prevost como papa ha marcado un momento histórico para la Iglesia católica, pues por primera vez, un estadounidense se sienta en la silla de San Pedro. Nacido en Chicago y con un largo historial de actividad pastoral en Perú (vivió allí cuatro décadas), León XIV sorprendió a aquellos que esperaban un papa europeo o africano.
Prevost, quien también es ciudadano peruano, fue uno de los hombres de mayor confianza del fallecido papa Francisco, quien lo nombró prefecto del Dicasterio para los Obispos, encomendándole la misión de supervisar las designaciones episcopales en todo el mundo.
En diversas entrevistas, Prevost elogió el compromiso evangélico de Francisco con los pobres, los migrantes y una iglesia humilde. También describió el viaje del papa argentino a Lampedusa como un símbolo de cercanía con los desplazados, y respaldó públicamente una carta enviada por Francisco a los obispos de Estados Unidos, en la que los exhortaba a mostrar empatía hacia los deportados. No obstante, se ha visto involucrado en diversas polémicas.
La exclusión de las mujeres del sacerdocio
Una de las críticas hacia León XIV proviene de quienes impulsan una mayor presencia de la mujer dentro de la Iglesia católica. Aunque ha expresado su apoyo a un rol más activo para ellas en la vida eclesial, se opone a la ordenación de mujeres. “Clericalizar a las mujeres no necesariamente soluciona un problema, podría generar uno nuevo”, declaró en 2023.
La polémica sigue vigente. Durante el cónclave, activistas por la ordenación femenina encendieron bengalas rosas frente al Vaticano en reclamo por la exclusión del 50% de la feligresía en las decisiones eclesiásticas.
“No pueden seguir ignorando a la mitad de la población católica”, reclamó Miriam Duignan, del Instituto Wijngaards. La exclusión, señalan, está ligada a una tradición patriarcal que asocia lo sagrado con lo masculino, dificultando una verdadera equidad dentro de la iglesia.
Posiciones conservadoras sobre diversidad sexual y género
Otro punto que genera incertidumbre sobre el nuevo papa es su postura hacia las personas LGBTQ+. A diferencia de Francisco, que tendió puentes con católicos gays y trans, Prevost ha mostrado un enfoque más conservador.
En un discurso a obispos en 2012, lamentó que la cultura occidental “fomentara simpatía por creencias contrarias al Evangelio”, refiriéndose al “estilo de vida homosexual” y a las “familias alternativas”.
Durante su tiempo como obispo de Chiclayo, se opuso públicamente a un plan del gobierno peruano que promovía educación con enfoque de género, argumentando que “la ideología de género pretende crear géneros que no existen”.
Estas declaraciones han encendido las alarmas de comunidades LGBTQ+ católicas que temen un retroceso.
Acusaciones por manejo de abusos sexuales
El nuevo papa León XIV ha sido presentado por medios oficiales del Vaticano como un referente en la lucha contra los abusos sexuales en la Iglesia, especialmente por su rol como prefecto del Dicasterio para los Obispos y su cercanía con la línea de tolerancia cero promovida por Francisco. Sin embargo, su historial en este ámbito incluye episodios controversiales.
En el año 2000, cuando Prevost era superior provincial de los agustinos en el Medio Oeste de Estados Unidos, autorizó que un sacerdote suspendido por acusaciones de abuso sexual de menores residiera en un convento en Chicago. Este convento se encontraba muy cerca de una escuela católica, según el Chicago Sun-Times.
Aunque en ese momento no se violaba ninguna ley civil ni normativa canónica, la cercanía a una institución educativa despertó fuertes críticas por parte de organizaciones de víctimas.
Años después, en 2022, durante su episcopado en Chiclayo, Perú, Prevost fue acusado de no haber actuado responsablemente ante denuncias contra dos sacerdotes locales. Según el medio peruano Cuarto Poder, uno de los acusados incluso habría itido los cargos, pero la diócesis, bajo la dirección de Prevost, no habría iniciado una investigación formal.
La diócesis negó esas acusaciones, asegurando que sí se abrió un proceso que fue cerrado por el Vaticano. Más tarde, el caso fue reabierto por su sucesor.
Partidarios de Prevost atribuyeron la denuncia a una campaña de desprestigio vinculada al movimiento ultraconservador Sodalicio de Vida Cristiana (SCV), disuelto en enero por decisión del papa Francisco tras múltiples escándalos de abusos y manejo financiero opaco.
Pese a estas, el ahora papa ha insistido públicamente en la necesidad de “acompañar a las víctimas” y “ser transparentes”.
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