Un restaurante venezolano en Seattle sufre ataques antiinmigrantes por exhibir su bandera
A Felix Valderrama le han robado tres veces la bandera venezolana que adorna Arepa, el pequeño restaurante del que es copropietario en Seattle.
La primera vez fue al día siguiente de la toma de posesión como presidente de Donald Trump: una mujer la arrancó, la tiró al techo y espetó unas palabras ofensivas. Unos días después, la arrancaron por la noche, con el asta incluida. Por último, una semana más tarde, otra mujer se acercó por la mañana y volvió a llevársela. "Me dijo que Trump tomó posición y que se iba a encargar de personas como nosotros y que no nos quería en este país, que agarráramos todo lo que tenemos y que nos largáramos de aquí", cuenta Valderrama.
De momento, ha decidido sustituir la bandera de su país por una estadounidense, "hasta que las cosas que calmen". "En las primeras semanas de la presidencia de Trump nos ha pasado lo que no en el año y medio anterior que llevamos abiertos", dice a Univision Noticias este venezolano que lleva viviendo 18 años en Estados Unidos.
"Fuerte reticencia a no informar a la policía"
Valderrama decidió no denunciar a la policía ninguno de los tres incidentes que sufrió porque pensó que no lo iban a creer. No es el único, según Mark Potok, investigador senior del del Southern Poverty Law Center (SPLC), una organización que monitorea el odio en el país. "La falta de denuncias de crímenes de odio es un gran problema en Estados Unidos", dice. "Especialmente entre indocumentados existe una fuerte reticencia a no informar a la policía", añade.
Esta era, precisamente, una de las principales conclusiones de un informe que publicó su centro sobre los incidentes de odio tras las elecciones presidenciales. Además, el estudio señalaba que los inmigrantes (latinos y musulmanes) se habían convertido en el principal blanco de este tipo de violencia. La historia de Valderrama nos llegó a través de ' El reporte del odio', un proyecto que documenta los crímenes de odio en Estados Unidos. Si has sufrido uno de estos incidentes y quieres denunciarlo, puedes contar tu historia aquí.
Sin embargo, de los casos que efectivamente se denuncian a las autoridades, los ataques a la propiedad o a negocios como el restaurante Arepa representan un porcentaje bajo. Los datos más recientes del FBI sobre crímenes de odio, relativos a 2015, señalan que solo hubo 310 de estas agresiones, una cifra pequeña en comparación con los 5,725 crímenes que se cometieron contra personas individuales.
Potok dice que, en el caso de los hispanos, el hecho de que ser más "reconocibles" los convierte como individuos en un blanco más vulnerable al odio que, por ejemplo, los judíos. Sin embargo, estos últimos tienden a sufrir una mayor cantidad de ataques en sus propiedades, sinagogas o cementerios, como la realidad ha venido demostrando en las últimas semanas, con la oleada de amenazas de bomba a centros comunitarios judíos.
Valderrama es consciente de la importancia de denunciar casos como el suyo. Cree que si vuelve a sucederle algo, acudirá a la policía, esta vez con pruebas. Por eso, ha empezado a entrenar a sus empleados para que graben con sus celulares cualquier agresión que puedan volver a sufrir. Dice que los teléfonos se han convertido en un arma para víctimas como él. "Tenemos que documentar lo que está pasando y compartirlo con otras personas para que sepan qué tienen que hacer".
Mario Zavaleta contribuyó al reporteo de esta nota.
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