Fase crítica en las conversaciones nucleares de Irán
Las negociaciones sobre el programa nuclear de Irán entraron el lunes en una fase crítica, al tiempo que se mantienen las diferencias a sólo un día del plazo para alcanzar un acuerdo.
Con la meta del 31 de marzo, los altos diplomáticos de los cinco permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU, Alemania e Irán estaban reunidos el lunes para intentar zanjar las diferencias que aún persisten y cerrar un acuerdo marco que sirva de base para el documento final que deben acordar para finales de junio.
El secretario de Estado norteamericano, John Kerry, y su homólogo iraní, Mohamad Javad Zarif, participan desde el jueves en reuniones en la ciudad suiza de Lausana, en un esfuerzo intenso para alcanzar un entendimiento político hacia la reducción de las actividades nucleares de Irán a cambio de un alivio de las sanciones internacionales.
Las autoridades dicen que las partes han hecho algunos avances y que Irán está teniendo en cuenta las demandas de nuevos recortes en su programa de enriquecimiento de uranio, mientras presiona para que no se le limite la tecnología que podría utilizar para fabricar armas atómicas.
Además de los temas de fricción en investigación y desarrollo, se mantienen las diferencias en cuanto al calendario y el alcance de la eliminación de sanciones, dijeron los funcionarios.
En un tuit, el embajador de Francia en Estados Unidos, Gerard Araud, dijo que "quedan por resolver problemas muy importantes".
En un indicio de que es poco probable que se alcance un acuerdo el lunes, el ministro de Relaciones Exteriores de Rusia, Serguei Lavrov, dejará las conversaciones, apenas un día después de haber llegado, a fin de regresar a Moscú para unas reuniones planificadas previamente, dijo su vocera, Maria Zarakhova.
Lavrov volverá a Lausana el martes si hay una oportunidad real para un acuerdo, agregó.
El portavoz de la Casa Blanca, Josh Earnest, dijo el domingo que depende de los iraníes aceptar lo que se les ha presentado.
Negociador iraní niega que esté listo un borrador
En tanto, el viceministro iraní de Relaciones Exteriores Sayed Abás Araqchí negó que exista un borrador de un posible acuerdo nuclear entre Irán y las potencias del Grupo 5+1.
Según la agencia de noticias iraní Fars, Araqchí desmintió así informaciones publicadas por medios occidentales y rusos sobre la posibilidad de que los negociadores nucleares estén ya preparando un documento político que recoja un principio de acuerdo.
Araqchí también fue el encargado de negar otras informaciones que señalaban que su país había aceptado enviar parte de sus reservas de uranio enriquecido a Rusia como parte de un pacto con el Grupo 5+1.
Esta misma mañana, Araqchí, el segundo responsable iraní de las conversaciones nucleares tras el ministro Mohamad Yavad Zarif, afirmó que las negociaciones en Lausana (Suiza) avanzaban "aún sin acuerdo" pero con muchos problemas "ya resueltos".
Los problemas por resolver
Según dijo entonces el diplomático, los dos principales problemas que siguen sin resolverse son las actividades nucleares que Irán estará autorizado a desarrollar y el levantamiento de las sanciones que pesan sobre su país y que lastran su economía.
Pero, cómo y cuándo levantar las sanciones que pesan sobre Irán, y qué hacer con el uranio enriquecido iraní son dos de los principales escollos que están frenando un entendimiento nuclear entre la República Islámica y seis grandes potencias.
El tema de las sanciones ha sido mencionado reiteradamente en los últimos días como el gran obstáculo que impide la firma de un acuerdo en la ciudad suiza de Lausana.
Por un lado, los iraníes quieren que el levantamiento de las medidas punitivas sea inmediato, es decir, como el resultado más concreto del eventual acuerdo.
Las seis potencias se oponen con mayor o menor hincapié a esta opción y no sólo expresan que la eliminación debería ser paulatina y gradual, sino que ésta debería estar ligada al cumplimiento por parte de Irán del resto de puntos del acuerdo.
Además, las potencias occidentales, EEUU, Francia, Reino Unido y Alemania, desean un mecanismo todavía a definir para reinstaurar las sanciones de Naciones Unidas rápidamente en caso de un posible incumplimiento iraní del acuerdo.
La duración del propio acuerdo es otro de los temas que lastran la negociación, aunque se entiende que será un mínimo de diez años para la capacidad de investigación y desarrollo (I+D) nuclear que tendría Teherán, mientras que otros aspectos tendrían otro tipo de duración.
Además, es objeto de duro debate el número de centrifugadoras de gas (para enriquecer uranio) que Irán podría mantener tras la firma de un acuerdo.
Actualmente tiene unas 20,000, de ellas la mitad operativas, un número que podría bajar hasta en torno a 6,000 unidades, aunque siempre dependiendo del modelo y de su capacidad de producción.
El uranio enriquecido es la materia prima para combustible nuclear que se utiliza en centrales atómicas, aunque también tiene posibles usos militares, en función de su pureza.
Por otra parte, está la gran pregunta sobre qué hacer con el uranio enriquecido con el que Irán cuenta todavía, unos estimados 7,000 kilos, según el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA).
Un negociador iraní parecía descartar anoche que este material fuera enviado al exterior, presumiblemente a Rusia, una versión que ha sido desmentida hoy por las potencias occidentales.
Fuentes de la negociación explicaron que aún están sobre la mesa las dos opciones, es decir, o que este material sea exportado o que sea diluido en Irán, y que ninguna ha sido descartada por ahora.
Las negociaciones de Lausana se rigen por la norma de que "nada está acordado hasta que todo lo está", algo que las convierte en un encaje de bolillos difícil de equilibrar.