Enrique Acevedo: Donald Trump se equivoca sobre la frontera
El origen de la inmigración indocumentada hacia los Estados Unidos no es una frontera débil o desprotegida. La sociedad estadounidense debe reconocer este hecho si requiere una solución integral a la crisis migratoria. La razón principal por la que cientos de miles de personas dejan atrás hogar y familia para emprender el peligroso viaje hasta la frontera, es la necesidad y no el oportunismo.
Declaraciones como las que hizo este jueves Donald Trump en su apresurada visita a Laredo, Texas, desvían el debate sobre seguridad en la frontera hacia una narrativa engañosa que drena la economía, degrada la calidad de vida de las comunidades fronterizas y causa violaciones graves a los derechos humanos.
En vez de ser un componente más en la estrategia para reducir la inmigración no autorizada, el control en la frontera se ha convertido en la única estrategia. En vez de enfocar el grueso de los recursos para mitigar las causas que propician la inmigración en las comunidades expulsoras, Estados Unidos ha pasado décadas tratando de cerrar la puerta a los inmigrantes que llegan a tocarla. Así, mientras Donald Trump se presenta como un personaje revolucionario, lo que propone es realmente más de lo mismo.
Paradójicamente "en especial para los republicanos" este acercamiento basado en sellar la frontera ha prevenido el movimiento circular de los inmigrantes. Más familias han tenido que establecerse permanentemente en este país y en lugares poco tradicionales lo que ha generado una revolución demográfica que entre otras cosas, ha cambiado el panorama político del país. Miles de millones de dólares se han gastado tratando de detener el flujo de inmigrantes indocumentados, principalmente a través de la porción de la frontera en el suroeste, mientras que la frontera más extensa del mundo "la que compartimos con Canadá" sigue en gran parte desprotegida.
Un reportaje de la revista Politico, publicado el año pasado y titulado The Green Monster (El Monstruo Verde), reveló que Estados Unidos gasta más dinero en el control fronterizo y aduanal que los presupuestos combinados del FBI, la ATF, la DEA, el Servicio Secreto, el Cuerpo de Alguaciles, y la policía de Nueva York. En total se han invertido más de $100 mil millones en asegurar la frontera desde el 11 de septiembre de 2001.
De los 60,000 empleados de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza, la Patrulla Fronteriza es el área que ha registrado el crecimiento más importante. Entre 2001 y 2009, el número de agentes aumentó de unos 9,800 a poco más de 20,000. Esta expansión sin precedentes, tiene un costo. La rendición de cuentas y la falta de transparencia han plagado la operación de la Patrulla Fronteriza. Entre 2005 y 2012, en promedio, diariamente un agente de la agencia fue arrestado por mala conducta, según el artículo de Politico.
La Unión Estadounidense por las Libertades Civiles (ACLU) revela que al menos 29 personas han muerto desde 2010 en encuentros violentos con la patrulla fronteriza. “Diez de estos individuos eran ciudadanos estadounidenses, y seis, incluyendo a tres menores, estaban parados del lado mexicano de la frontera cuando recibieron disparos mortales”, indicó la ACLU.
Los esfuerzos por brindar seguridad en la frontera no pueden basarse en retórica barata y en la suposición simplista de que aumentar la seguridad en “la línea”, aumentará la seguridad en el país. La historia muestra lo contrario. La vida en esa región es compleja, y las comunidades mantienen vínculos con los países en ambos lados de la frontera. La creciente militarización no sellará la frontera, solo la sofocará.
Hoy hubo más retórica incendiaria, cortesía del Sr. Trump. Habló sobre construir más muros, algo apropiado para un magnate de bienes raíces, y enfocó sus declaraciones en la infraestructura de esta pared fronteriza. Trump no mencionó las estadísticas, el costo humano o el enorme costo económico que ha tenido la estrategia de sellamiento de la frontera. Trump no ofreció un camino distinto, ni soluciones originales a problemas añejos; solo hizo eco de los argumentos gastados utilizados durante décadas por muchos de sus colegas republicanos.