Llegó a EEUU con visa, pero encontró 12 años de esclavitud: el periplo de una inmigrante
La hacían limpiar alfombras con pinzas, construyó sola un camino de concreto, pintó una casa de dos pisos por dentro y por fuera, y se encargaba de limpiar la residencia sin descanso. A cambio, ella recibió ofensas, amenazas, bofetadas y hasta golpizas. A veces ni comía. Ese infierno duró 12 años.
El escalofriante drama de una inmigrante de Pakistán, madre de cuatro hijos, se describió a detalle en documentos judiciales y en un proceso penal que recién se llevó a cabo. Sus verdugos eran sus propios familiares políticos, quienes la sometieron a innumerables maltratos físicos y verbales aprovechando que hace dos décadas ella llegó a su vivienda en Midlothian, en el estado de Virginia.
Tras un juicio de siete días en una corte federal de Virginia que concluyó el viernes, un jurado los declaró culpables de cargos de trabajos forzados y servidumbre. Los imputados son la suegra de la víctima, Zahida Aman, y los hijos de esta, Mohammad Nauman Chaudhri y Mohammad Rehan Chaudhri. Ahora, ellos podrían recibir un castigo de hasta 20 años de prisión.
Una investigación del FBI descubrió que esta mujer paquistaní, que solo identifican con las iniciales ‘MB’, se casó con un hijo de Aman luego que ambas familias arreglaran el compromiso. Su esposo, un médico de ese país identificado como ‘SC’, solicitó y obtuvo una visa para que ella residiera legalmente en Estados Unidos. En marzo de 2002 la pareja llegó a Virginia y allí nacieron sus cuatro hijos.
Sin escapatoria
Pero cuando el marido se mudó a Pennsylvania y California para ejercer la medicina, ‘MB’ se volvió la esclava de su suegra y cuñados. “Los acusados obligaron a la víctima a servir a la familia como empleada doméstica, utilizando abusos físicos y verbales, restringiendo la comunicación con su familia en Pakistán, confiscando su documentación migratoria y dinero, y eventualmente amenazando con separarla de sus hijos deportándola a Pakistán”, menciona la Fiscalía federal en un comunicado.
“Los acusados abofetearon, patearon y empujaron a la víctima, incluso la golpearon con tablas de madera, y en una ocasión la ataron de pies y manos y la arrastraron escaleras abajo frente a sus hijos”, detalla la dependencia.
En el juicio se demostró que cuando su esposo se mudó a otros estados, sus familiares la obligaron a hacer tareas cada más pesadas, como cortar el césped con una podadora manual, lavar y secar alfombras, pintar toda su casa de dos pisos, retirar la basura de las alfombras de los autos con una pinza y construir un camino de concreto frente a la casa. Esta última tarea “requirió que la víctima transportara sacos de cemento de 80 libras, antes de mezclar y verter el cemento”.
Ella trabajó todos los días, comenzando desde muy temprano, sin recibir un pago. Para evitar que escapara le prohibieron aprender a manejar, no le permitían salir sola a la calle, le impedían usar el teléfono y una vez que trató de huir corriendo “los acusados la persiguieron y llevaron a la fuerza a ‘MB’ de vuelta a la casa”, describen los fiscales.
Ni siquiera era libre de comer lo que quisiera. Los fiscales alegan que los señalados incluso llevaron el refrigerador a uno de sus dormitorios para vigilar qué alimentos ingería la mujer.
Aunque sus hijos vivían en la misma casa, Aman y sus hijos limitaron las interacciones con ella, hicieron que le tuvieran miedo, se convirtieron en los tutores de los menores diciéndole a funcionarios escolares que sus padres vivían en otro estado “y, al menos en un caso, requiriendo que algunos de los niños abusen de ‘MB’”. Así, sus propios hijos fueron usados para controlarla, señala la acusación.
“La trata de personas es un delito vergonzoso e inaceptable, y este veredicto debe enviar el mensaje muy claro de que el Departamento de Justicia investigará y enjuiciará enérgicamente a los traficantes de personas y ayudará a garantizar la justicia para los sobrevivientes”, dijo la fiscal federal Jessica D. Aber en el comunicado.
“Los acusados se aprovecharon de la confianza de la víctima y le infligieron abusos físicos y mentales crueles e inhumanos, todo para poder mantenerla trabajando en su casa como empleada doméstica”, declaró por su parte la fiscal general adjunta Kristen Clarke.
La sentencia de Aman y sus hijos aún no ha sido programada.