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Convención Demócrata

Las protestas a 100°F llegan a su fin en Filadelfia

El verano y la convención nacional del partido demócrata calentaron intensamente las calles de la ciudad. Varios grupos protestaron enérgicamente bajo el sol, especialmente los partidarios de Bernie Sanders, que siguieron desde fuera el pulso la convención y se hicieron sentir en ella.
28 Jul 2016 – 06:23 PM EDT
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Un cristo pelirrojo camina con su bastón de pastor "sobre el agua" de la fuente de la alcaldía de una hoy fresca Filadelfia, en el último día de la ciudad como anfitriona de la Convención Nacional Demócrata.

La gente se le acerca y le pide fotos, él las concede y sentencia para cada quien que sus pecados han sido perdonados. Otro activista religioso le recrimina con un megáfono que no es el Jesús de verdad. Ambos discuten. Esto es lo que queda el jueves al mediodía de las intensas protestas en el centro de la ciudad.

Desde el domingo, un día antes del comienzo de la convención y hasta el miércoles en la noche, los seguidores del ' Feel the Bern' habían mantenido una movilización constante, creativa, que a pesar de la distancia, el Centro de Filadelfia está a más de tres millas del lugar de la convención, era noticia dentro de la reunión del Partido Demócrata.

Los activistas de la 'revolución política' de Bernie Sanders sortearon los obstáculos con una fuerza envidiable.

Durmieron en tiendas en las afueras de Filadelfia, protestaron y marcharon en una ciudad castigada por más de 90°F y el sol incisivo del verano implacable del este de Estados Unidos.

Desde el domingo y hasta el miércoles de la semana de la convención, se concentraron cada tarde en la Acaldía e Filadelfia para luego marchar hasta el Parque FDR, la frontera con la reunión demócrata.

La ciudad, amablemente, abrió varios de los hidrantes de incendio en forma de regadera para refrescar a los manifestantes en varios puntos de la marcha. La caída del Sol, en la barda que separa el Wells Fargo Center del parque, era el momento más intenso de la protesta. Algunos arrestos y muchos gritos e insultos a los delegados o a cualquiera que a la vista lo pareciera.

La policía activada para esta convención, poca si comparamos con los cientos de agentes vistos en la Convención Republicana de Cleveland, nunca pareció preocupada. Los manifestantes a favor de Sanders, aunque muchos, escandalosos, obstinados y constantes, siempre fueron pacíficos.

El lunes fue el día de la movilización hispana. El calor agobiante acompañó a varias organizaciones que marcharon por las calles del sur de Filadelfia, célebres por haber sido parte de la locación de la saga “Rocky”.

Cientos de activistas hispanos caminaron bajo el Sol por el modesto vecindario de inmigrantes al sur de la ciudad. Pasaron por el mercado italiano y la gente salió de los restaurantes asiáticos y los Starbucks a verlos pasar. Hicieron mucho ruido, llevaron el mensaje (“ningún ser humano es ilegal”, entre otros) y terminaron en una iglesia del cerca de la alcaldíal comiendo tacos, donados por la organización Hispana local: Juntos.

Las protestas en el contexto de la convención demócrata siempre estuvieron subordinadas a las manifestaciones anti-Hillary. Manifestó un grupo de puertorriqueños y los defensores de la legalización de la marihuana invitaron a los medios a ver su marcha con un simbólico “porro” gigante.

Sin embargo, los seguidores de Sanders, atentos a lo que pasaba dentro de la convención, movieron la energía. Iban cambiando consignas y carteles según pasaban los días. El apoyo formal de Bernie a Hillary Clinton no los disminuyó, muchos de ellos rápidamente encontraron en el partido Verde de Jill Stein, la forma de continuar la lucha progresista de Sanders, al que consideraban “engañado”, según algunos carteles. Hasta los delegados, en la formalidad de la convención tuvieron su propia protesta, cuando cientos de ellos tomaron el centro de prensa de la convención para criticar al partido.

Jill Sanders no desaprovechó la circunstancia. Presente en Filadelfia, ofreció varios discursos en la calle, movilizó y dio forma a la decepción. Mientras Bernie Sanders era halagado y agradecido por la convención, los chicos del “Bernie or Bust” siguieron hasta el miércoles en la noche durante el discurso del presidente Barack Obama intentando traspasar una barda imposible.

Hoy jueves el calor se aplacó, y las protestas también. En su lugar se desató un torrencial aguacero. Solo falta el discurso de Hillary Clinton para terminar la fiesta.

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