La extrema medida de París: prohibirán los autos fabricados antes de 1997

Si tu auto fue fabricado antes de 1997, ni se te ocurra conducirlo a París después de este mes. A partir del 1° de julio, la capital sa prohibirá que se conduzcan vehículos mayores de 19 años dentro de la ciudad durante los días hábiles. Habrá restricciones aún más estrictas con las motocicletas, ya que será prohibidas todos los vehículos motorizados de dos ruedas fabricados antes de 2000. Cualquier persona pillada mientras que esté manejando un vehículo más viejo enfrentará una multa cuya severidad potencial oscila desde modesta (35 euros) a fuerte (450 euros). Si bien se permitirá que se ande con estos vehículos en las vías antes de las 8 a.m. y después de las 8 p.m. y sin restricciones los fines de semana, las nuevas reglas representan algunas de las restricciones más fuertes que hasta la fecha se han impuesto en conductores en una ciudad europea.
La nueva restricción quizás sea estricta, pero sí encaja bien con un montón de leyes impuestas recientemente por la ciudad de París, todas con el fin de reducir emisiones drásticamente. Después de acumulaciones enormes de contaminantes durante el invierno de 2014, la ciudad introdujo prohibiciones temporales de autos hasta que los niveles empezaron a bajar. Luego de un demostrable éxito en mejorar la espantosa calidad de aire con estas medidas, con el tiempo París ha seguido introduciendo prohibiciones periódicas de conducción cerca de lugares populares como los Campos Elíseos. Además, la próxima prohibición de vehículos fabricados antes de 1997 se volverá más estricta en el futuro cercano. En 2020, se prohibirá la conducción diurna de cualquier auto fabricado antes de 2010, mientras que la prohibición durante los días entre semana se extenderá a 24 horas al día.
Quizás sea tentador pintar a París como un guerrero ecológico solitario que lucha contra niveles de contaminación que a veces han estado entre los peores del mundo. Pero la nueva prohibición se basa de manera considerable en la acción anticontaminación tomada a nivel nacional en Francia, iniciativa que en realidad fue suavizada debido a presión del alcalde de París, entre otros. La inminente prohibición de autos viejos en realidad depende en un nuevo sistema nacional de clasificar los autos según sus niveles de emisiones. A partir del 1 de julio, se agruparán a los autos ses en seis categorías según los niveles de contaminación que crean. Los conductores entonces pueden solicitar para recibir un disco para mostrar en sus parabrisas. Tales discos (los cuales serán gratis durante los próximos seis meses y costarán 5 euros después) aún no serán obligatorios en toda Francia. Sin embargo, los conductores de vehículos con muy bajas emisiones o cero emisiones obtendrán algunas prestaciones ocasionales (como estacionamiento prioritario) que harán que valga la pena que soliciten los discos.
Sin embargo, los nuevos discos en los parabrisas sí serán obligatorios en París, donde los autos pertenecientes a la categoría más contaminante de las seis (es decir, todos los autos registrados antes del 31 de diciembre de 1996) tendrán la prohibición de día entre semana. En todo caso, las nuevas categorías podrían haber sido más restrictivas. Originalmente el plan nacional era dividir los autos en cuatro categorías en vez de seis, con la idea de imponer restricciones en la cuarta categoría más contaminante. En París esto podría haber significado que hasta un 10% de los vehículos privados de la ciudad hubiera salido de circulación, lo cual hubiese sido un cambio radical con una buena probabilidad de causar una respuesta negativa ante la ley. Por lo tanto, los alcaldes de París, Versalles y Grenoble tuvieron éxito al abogar por el sistema diluido y más matizado que se implementará este julio.
Las nuevas reglas aún afectarán a hasta 30,000 vehículos que actualmente están registrados en París. Los cambios no serán populares entre todos (y probablemente afectará más a personas con ingresos más bajos) pero se podría argumentar que la estructura política de París los ayudó a lograr mayor aceptación. Como una alcaldesa que gobierna sólo los 2.2 millones de ciudadanos que viven en el centro histórico del área metropolitana más amplia de París, Anne Hidalgo es responsable ante un electorado que ya dependen de transporte publico de manera considerable y que sufre más que muchos los efectos a largo plazo de la contaminación relacionada con los autos que la gente conduce a sus trabajos. Quizás cause una mala impresión en los dueños de vehículos más viejos, pero tal parece que París está listo para un cambio.
Este artículo fue publicado originalmente en CityLab.com.