Las ciudades piden un asiento en las discusiones de la ONU

Como dice el sentido común imperante, la batalla por la sostenibilidad mundial se ganará o se perderá en las ciudades. Pero a medida que las naciones se reúnen esta semana en la conferencia Hábitat III de la ONU para discutir soluciones para un mundo que se urbaniza rápidamente, faltan las voces de los individuos y grupos que realmente istran esas ciudades. Así argumenta un manifiesto de 10 puntos resultante de una convocatoria de la Segunda Asamblea Mundial de Gobiernos Locales y Regionales del domingo.
Los alcaldes y otras autoridades de más de 500 ciudades se reunieron en Quito, Ecuador, durante el fin de semana para conformar una voz colectiva que reclama "un asiento en la mesa internacional". Su manifiesto establece por qué los gobiernos locales necesitan integrarse en conversaciones internacionales tradicionalmente reservadas a las autoridades nacionales. Con el apoyo de figuras clave como el secretario general de la ONU Ban Ki-moon, la asamblea presionó en favor de un "cambio de paradigma en la gobernanza global" que les daría a los líderes locales un mayor poder de decisión en cuanto a qué estrategias aplicar y cómo.
No sólo son los líderes locales "los más cercanos a los ciudadanos", según la declaración, también saben más acerca de los indicadores de la vida urbana, incluyendo las necesidades de vivienda e infraestructura. El documento promociona las ciudades como "centros de talento", con experiencia medible en la búsqueda de soluciones innovadoras. Dadas esas calificaciones, la asamblea insta a una mayor colaboración entre los gobiernos locales y nacionales que reconocen la "legitimidad democrática" de las autoridades locales.
Esto significa darles muchas más atribuciones de supervisión cuando se trata de aplicar la Nueva Agenda Urbana, la lista de directrices que son el núcleo de Habitat III. La asamblea también está impulsando una mayor interacción entre los gobiernos locales y los de la ONU, los bancos de desarrollo y otros organismos internacionales.
Históricamente, el proceso de la ONU soslaya a las autoridades de las ciudades como "socios", con un nivel de autoridad semejante al de las ONG. Un grupo de 100 funcionarios de ciudades de todo el mundo consultó a los estados sobre el primer borrador de la Nueva Agenda Urbana en mayo pasado, pero fueron en última instancia los dirigentes nacionales quienes produjeron el proyecto final. Y al final de la cumbre de cuatro días de esta semana, los jefes de los estados serán los que lo firmarán y lo adoptarán. "Lo más paradójico es que … básicamente estamos haciendo la agenda urbana de la ONU para las ciudades, pero sin las ciudades", dice Michele Acuto, profesor de teoría urbana en el University College de Londres, en comunicación desde Quito.
Las autoridades locales han reconocido desde hace tiempo su deseo de ser incluidas en dichos debates mundiales. Durante la conferencia Habitat II, en 1996, alrededor de 500 alcaldes se reunieron para crear la Primera Asamblea Mundial de Ciudades y Autoridades Locales. Eso condujo al establecimiento de un Comité Consultivo de Autoridades Locales ante las Naciones Unidas y de las Ciudades y Gobiernos Locales Unidos (CGLU, por sus siglas en inglés), una red mundial de gobiernos y asociaciones de ciudades que se ha convertido en el principal impulsor del movimiento.
Sin embargo, a veinte años de la Primera Asamblea Mundial, las ciudades siguen luchando por su lugar en la mesa. Algunos gobiernos de países prefieren dejar a las ciudades fuera de la conversación mundial, ya sea porque son políticamente opuestos a las autoridades locales o porque los intereses difieren demasiado de ciudad en ciudad. "Así que hay una especie de prejuicio antiurbano arraigado en el sistema multinacional", afirma Susan Parnell, una investigadora de geografía urbana del African Centre for Cities de la Universidad de Ciudad del Cabo en Sudáfrica.
Además, es posible que no todas las ciudades estén listas para representarse a sí mismas. "Tener una voz en un sistema multinacional presupone que los gobiernos locales y las propias ciudades están organizados, y eso sólo ha sucedido hace relativamente poco tiempo", dice. "Toma tiempo movilizar y encontrar el mecanismo que funciona y no estoy segura de que ya lo tengamos".
Es de gran ayuda que más gobiernos nacionales estén enfocándose en los problemas urbanos, pero de cara al futuro, lograr ese "cambio de paradigma" probablemente seguirá siendo una dura batalla. Por una parte, Acuto dice que la retórica de la asamblea mundial se concentró demasiado en "ciudades vs. estados" y no lo suficiente en las asociaciones multilaterales. También, el propio manifiesto podría haber sido más audaz.
"Tiene que haber algunas verdaderas propuestas institucionalizadas, no sólo reconocimientos," dice. De los cuatro puntos que hacen un llamado a la acción por parte de la comunidad internacional, Acuto agrega que le habría gustado ver a la asamblea definir métodos reales que podrían aplicarse.
Éste es el momento para hacer propuestas más audaces. Tanto la CGLU como la ONU anunciaron recientemente un cambio en sus liderazgos: la CGLU nombró a Parks Tau, ex alcalde de la ciudad de Johannesburgo, como su nuevo jefe, y la ONU nombró a António Guterres como el próximo secretario general. Y el próximo año, ONU-Habitat, que dirige estas conferencias, experimentará una revisión formal de su mandato y propósito.
"Éste es un momento de cambios sustanciales en el sistema de las Naciones Unidas," dice Acuto.
Este artículo fue publicado originalmente en inglés en CityLab.com.