Un mundo hecho para abejas llegará a Nueva York este verano

Por ahora las plantas son cortas y gruesas. Hay casi 1,000 de ellas —incluyen bergamota, áster, equinacia y cardo— apiñadas en unas paredes llenas de tierra que se extienden unos seis pies hacia arriba. Pero, a medida que pase el verano, crecerán. “No estoy produciendo una exposición de flores donde traen sólo plantas adultas y todo está finalizado” explica Meg Webster, una artista de tierra. Agrega que el cambio “es parte de la naturaleza del trabajo”.
El significado de lo que dice Webster es tanto literal como figurativo. La instalación irá evolucionando a lo largo de su vida, pero también es un llamado a la atención en cuanto a una crisis ecológica urgente: la desaparición de polinizadores. Webster espera que su trabajo atraerá a insectos polinizadores —mariposas, abejas y otros tipos— insectos cruciales cuyas poblaciones están descendiendo a niveles alarmantes.
Hasta mediados de los años 80, la parcela de terreno cerca de Vernon Boulevard y la Avenida 21 en Queens era un vertedero y un basural. En 1986 un equipo de artistas locales y activistas transformaron al lugar en un espacio para grandes instalaciones al aire libre. Ahora, treinta años después, el Socrates Sculpture Park está celebrando su aniversario con LANDMARK, una nueva exposición específicamente sobre el sitio. La exposición explora el cambio ecológico tanto positivo como inquietante. Las obras de Webster se pueden ver aquí, junto con las de nueve otros artistas.
Hasta el 28 de agosto los visitantes pueden entrar a la Habitación Cóncava para Abejas, la cual consiste en 850,000 libras de tierra, mantillo y marga. Cuando ya se acabe la exposición, se va a desmantelar a la estructura y se dispersarán las plantas por todo el parque.
Diseñar estructuras con abejas en mente no es algo sin precedentes. Mi colega Laura Bliss ha escrito sobre una campaña en Oslo para sembrar “estaciones de paso” ubicadas en toda la ciudad, donde las abejas pueden alimentarse y descansar. Y en áreas urbanas la relación entre la arquitectura y las abejas puede ser simbiótica: una obra expuesta en 2013 en el Smithsonian describió cómo las abejas pueden ayudar a sostener techos ecológicos en rascacielos.
Webster tiene 72 años de edad y desde principios de los años 80 ha usado al mundo natural como lienzo. Algunas de sus obras —entre ellas una cama de tamaño queen hecha de musgo— señala que existe una coincidencia entre el mundo natural y el que han construido los humanos. En este nuevo proyecto de sumersión, parece que Webster está tratando de enfatizar que esta relación debería sentirse como más inmediata y exigente. Mirando hacia el futuro, ella dice que espera poder dedicarse a más proyectos que exploren cómo los espacios verdes pueden mitigar múltiples problemas en áreas urbanas, tanto para criaturas pequeñas como para las grandes.
Este artículo fue publicado originalmente en CityLab.com.