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CityLab Medio Ambiente

En la era de Trump, las mejoras en cuanto al cambio climático dependerán de las ciudades

Si el gobierno federal deja de financiar la investigación científica, los gobiernos locales podrían tener que ocupar el vacío.
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25 Ene 2017 – 12:22 PM EST
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The smoke stacks at American Electric Power's (AEP) Mountaineer coal power plant in New Haven, West Virginia, October 30, 2009. In cooperation with AEP, the French company Alstom unveiled the world's largest carbon capture facility at a coal plant, so called "clean coal," which will store around 100,000 metric tonnes of carbon dioxide a year 2.1 kilometers (7,200 feet) underground. AFP PHOTO / Saul LOEB / AFP / SAUL LOEB (Photo credit should read SAUL LOEB/AFP/Getty Images) Crédito: Getty

El gobernador de California Jerry Brown es posiblemente el líder estatal que más apoya las medidas contra el cambio climático en el país. Así que, cuando habló con un grupo de científicos acerca de la elección de Donald Trump en diciembre, se podría haber esperado que se mostrara preocupado por todos los daños que un gabinete escéptico del cambio climático pueda causar durante los próximos cuatro años.

En lugar de ello, Brown salió listo para dar pelea. Si la istración Trump cancela la investigación del clima de la NASA, Brown prometió que California daría un paso al frente, recordándole a la multitud que él alguna vez fue llamado el Governor Moonbeam (Gobernador Rayo de Luna) por su fascinación con el espacio exterior.

"Si Trump apaga los satélites, California lanzará su propio satélite", dijo. "Tenemos los científicos, tenemos los abogados y estamos dispuestos a luchar".

Esta actitud entusiasta en cuanto al clima se ha extendido por todo el país en los últimos años. Y ahora que un escéptico del cambio climático ocupa la Casa Blanca, activistas, alcaldes y legisladores estatales de todo el país están haciendo un esfuerzo y fijándose objetivos más ambiciosos. Están presionando en favor de más fuentes de energías eólica y solar, tratando de bloquear las exportaciones de carbón y planeando poner más vehículos eléctricos en las calles.

"Los estados siempre han estado a la vanguardia en cuanto a la toma de importantes medidas en Estados Unidos contra el cambio climático", dice Heather Leibowitz, directora de Environment New York. "La victoria de Trump hará que los esfuerzos estatales contra el cambio climático sean aún más importantes".

California mantiene el liderazgo

A raíz de la victoria de Trump en noviembre, los más altos lideres de ambas cámaras de la legislatura de California y los alcaldes de las principales ciudades del estado, como Eric Garcetti de Los Ángeles, reafirmaron su compromiso para avanzar contra el cambio climático.

"Me anima el hecho de que los líderes de California han declarado claramente que el estado continuará poniendo el ejemplo y tomando la iniciativa", dice Michelle Kinman, defensora de la energía limpia en la organización Environment California.

En septiembre, el gobernador Brown firmó una ley que obliga al estado a recortar sus emisiones de gases de efecto invernadero en un 40% por debajo de los niveles de 1990 para el año 2030. Esto no es tarea fácil para un estado con una economía creciente y una población en aumento. Así que California está buscando nuevas formas para alcanzar ese ambicioso objetivo de emisiones, y tiene el propósito de poner un millón de vehículos eléctricos en las calles para el año 2023 y obtener la mitad de la energía del estado de fuentes renovables para el año 2030.

La istración Brown también aumentó el tamaño de los descuentos para la compra de coches eléctricos y anunció planes para agregar otras 7,500 estaciones de carga de vehículos eléctricos en los próximos años.

California ya tiene tres programas piloto apoyados por el estado para poner más coches eléctricos en las calles. En el Valle de San Joaquín y el área metropolitana de Los Ángeles, en parte para ayudar a limpiar el aire lleno de smog, los compradores pueden obtener hasta 9,200 dólares en incentivos para deshacerse de sus coches convencionales y comprar coches con bajos niveles de emisiones.

Otro programa piloto en el área de la Bahía de San Francisco ofrece préstamos de bajo interés para que las personas con poco o ningún historial crediticio puedan comprar coches eléctricos. Un tercer programa creará un servicio de uso compartido de coches eléctricos para personas de bajos ingresos que se espera se ponga en marcha en Los Ángeles y Sacramento a finales de este año.

Sin embargo, la mayor ambición de los defensores del clima de California es una prohibición del fracking a nivel estatal. Se está generando el impulso: seis condados de California ya han prohibido la práctica. La última victoria se produjo en noviembre, cuando los votantes aprobaron una iniciativa electoral en el condado de Monterey, rico en petróleo, aunque Chevron y otras compañías petroleras gastaron millones de dólares para intentar detenerla.

El resto de la costa del Pacífico no lo hace mal

El noroeste del Pacífico se sitúa entre la formación Bakke, rica en gas y petróleo; la cuenca de Powder River en Wyoming, rica en carbón; y los mercados asiáticos sedientos de petróleo. Las comunidades de todo el noroeste del Pacífico se han estado organizando para impedir que los combustibles fósiles pasen a través de sus ciudades en trenes, barcos y oleoductos. Por ejemplo, el año pasado, el ayuntamiento de Vancouver, en el estado de Washington, aprobó una prohibición sobre futuras terminales petroleras, aunque la medida aún requiere la aprobación del gobernador. En otras partes del estado, las ciudades de Hoquiam y Aberdeen cambiaron sus códigos de zonificación para evitar que las compañías petroleras utilicen sus puertos para enviar sus productos a Asia. A los residentes les preocupa que un derrame de petróleo destruya la industria pesquera local.

Y apenas la semana pasada, los Quinault, una tribu americana nativa de la costa, ganó una impugnación legal clave contra un proyecto de terminal de trenes para transporte de petróleo, lo cual probablemente significa el fin del proyecto.

"Tribus y activistas ambientales les han devuelto la jugada a las compañías de combustibles fósiles durante los últimos años en el noroeste del Pacífico", dice Eric de Place, director de políticas del Sightline Institute, un grupo de estudio del medio ambiente en Seattle.

Ahora que las grandes compañías petroleras tendrán un amigo en la Casa Blanca feliz de concederles permisos federales de construcción, estas comunidades tendrán que depender de sus propios poderes locales para bloquear la expansión de combustibles fósiles, en lugar de presionar al gobierno federal. Un ejemplo de esto es Portland, Oregon.

El mes pasado, el ayuntamiento de Portland aprobó cambios en la zonificación que prohiben la construcción de terminales de combustibles fósiles. Los activistas esperan que otras ciudades sigan el liderazgo de esta ciudad, erigiendo una ‘muralla verde’ que bloquee las exportaciones de carbón, petróleo y gas natural licuado hacia Asia.

"Lo que hemos hecho en Portland se puede reproducir en otras ciudades", dijo el alcalde de Portland Charlie Hales a InsideClimate News. "Todo el mundo tiene un código de zonificación". El condado de Whatcom en el noroeste de Washington parece que será el primero en seguir el ejemplo. En las próximas semanas, probablemente su consejo de condado modificará el reglamento de zonificación para impedir las exportaciones de combustibles fósiles.

Boston y Nueva York avanzan en el este

Los estados de la costa este se han estado tomando en serio el cambio climático durante décadas. Fue Massachusetts el que comenzó el litigio que dio lugar a la decisión de la Corte Suprema en 2007 que le exigió a la EPA regular la contaminación de carbono bajo la Ley de Aire Limpio. El Estado de la Bahía (como se le conoce a Massachusetts) también tiene un compromiso para obtener un 80% de su energía de fuentes renovables para el año 2050, y es parte de un consorcio de estados del noreste que ha estado colaborando para reducir las emisiones de las centrales eléctricas regionales mediante un sistema de límites máximos y comercio desde 2008.

Aunque Massachusetts tiene un gobernador republicano, Charlie Baker, tiene también mayorías demócratas a prueba de veto en la legislatura estatal quienes están impulsando la acción contra el cambio climático. El presidente del Senado del Estado de Massachusetts Stan Rosenberg dijo recientemente que espera aprobar una serie de leyes que aumentarán los objetivos de la lucha contra el cambio climático en 2017.

Al lado, el estado de Nueva York ha establecido objetivos para reducir las emisiones de carbono y aumentar la energía renovable para el año 2030. Para lograr esto, la comisión de servicios públicos del Estado ha adoptado estrategias innovadoras para reducir la demanda de energía y limpiar su cartera energética, incluyendo la construcción de una nueva línea de transmisión de energía hidroeléctrica de Quebec.

La semana pasada, el gobernador Andrew Cuomo pidió a la Autoridad Portuaria de Long Island aprobar un parque eólico marítimo de 90 megavatios, el que sería el más grande del país.

21 ciudades comprometidas

El programa Ready for 100 de Sierra Club es un esfuerzo para lograr que las ciudades le apunten a un 100% de energías renovables en 2035. El grupo se enfoca en los gobiernos locales en los 20 estados que les permiten a las ciudades llegar a sus propios acuerdos con los proveedores de energía.

"Creemos que éste será un instrumento que va a acelerar la transición a la energía limpia, a pesar de lo que pueda suceder a nivel federal," dice Kassie Rohrbach, directora asociada de Ready for 100.

San Diego, la octava ciudad más grande del país, y otras 20 ciudades se han comprometido a depender exclusivamente de las energías renovables. Entre ellas se incluyen las siete ciudades que han alcanzado ese objetivo. En noviembre, Georgetown, Texas, se convirtió en la ciudad que más recientemente ha logrado funcionar exclusivamente con energías eólica y solar.

Las ciudades también están tratando de convencer a la gente de que use menos los automóviles. En noviembre, votantes de estados republicanos y demócratas aprobaron iniciativas para financiar la ampliación del transporte público. Seattle y el condado de Los Ángeles aumentaron los impuestos sobre las ventas para apoyar el tren ligero, mientras que Kansas City, Missouri e Indianapolis aprobaron aumentos impositivos para un nuevo servicio de autobuses.

Llevándolo a las calles

Y luego están las batallas que se desarrollan fuera de las paredes de cualquier sala de consejo, palacio de justicia o capitolio. La campaña Más Allá del Carbón del Sierra Club ha llevado su caso directamente a las compañías de servicios públicos de energía que deciden si cerrar o no las plantas eléctricas de carbón. El año pasado, la organización ayudó a cerrar 24 plantas de carbón, extendiendo una cadena de éxitos para Más Allá del Carbón desde su lanzamiento en 2010.

El cierre de estas plantas ha reducido las emisiones de carbono y ha resultado en una mayor limpieza del aire y el agua. En noviembre, un equipo de investigación de la Universidad de Stony Brook de Nueva York examinó el atún rojo del Atlántico occidental y descubrió que un subproducto tóxico de la combustión del carbón, el metilmercurio, había disminuido en un 20% durante la última década.

Sin lugar a dudas, Trump ha prometido anular todas las normativas de la istración Obama que restringen la contaminación provocada por el carbón, incluyendo el Plan de Energía Limpia que incitó a Georgetown, Texas, a utilizar exclusivamente energías renovables en primer lugar. Pero, de todos modos, el carbón parece estar condenado. En el mercado de la energía, está perdiendo cada vez más terreno ante las energías eólica y solar, y el gas natural, todas opciones más baratas. Trump podría ralentizar la muerte del carbón, pero no puede detenerla.

Mary Anne Hitt, directora de Más Allá del Carbón, dijo que esperaba que decenas de plantas de carbón cierren durante el primer año de Trump en la Casa Blanca.

"Esperamos un progreso similar en 2017", dice, "y se pondrán en servicio cantidades récord de energía renovable para reemplazarlas".

Todo este progreso a nivel local puede parecer paradójico cuando acabamos de elegir como presidente a un escéptico de la ciencia del cambio climático. Pero incluso la mayoría de los que votaron por Trump no coinciden con sus políticas en materia de cambio climático. Es por eso que los activistas están instando a los políticos locales a adoptar un ambicioso programa sobre el clima.

"Es importante recordar que el público apoya de manera abrumadora un futuro más limpio y saludable", dice Leibowitz de Environment New York.

Esta historia apareció originalmente en inglés en el sitio Grist, como parte de la alianza Climate Desk.

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