Cómo eran las ciudades antes de que existiera la Agencia de Protección Ambiental

La Agencia de Protección Ambiental (EPA) tiene un turbio futuro bajo la istración Trump. Horas antes de que el presidente prometiera en su discurso ante el congreso " promover el aire y agua limpios", firmó una orden ejecutiva para revertir una norma de la EPA sobre agua limpia de la época de Obama.
Luego están los informes de Politico y The Washington Post que dicen que la Casa Blanca envió una propuesta a la EPA el lunes pasado que recortaría el presupuesto del organismo en aproximadamente una cuarta parte y eliminaría una quinta parte de los empleados de la agencia. Los grandes recortes a los programas de subvención estatal incluso han preocupado a congresistas republicanos y, conforme el ex fiscal general de Oklahoma Scott Pruitt se prepara para encabezar una agencia contra la que a menudo luchó en las cortes, ha prometido continuar su misión básica (aunque eliminando el cambio climático de su vocabulario).
Independientemente de lo que le suceda a la EPA, éste podría ser un buen momento para reflexionar sobre su legado, especialmente en espacios urbanos. Aunque el ambientalismo evoca las imágenes de montañas púrpuras y naturaleza intacta de ‘los hermosos Estados Unidos’, gran parte del trabajo pesado de la EPA en el rescate de este país de su propia porquería se realizó en las ciudades.
Agua limpia

El río Cuyahoga en llamas en 1952 (Cleveland State University Library).
Mucho antes de que el fracking hiciera inflamable el agua del grifo, el río Cuyahoga de Cleveland se incendiaba, y se incendiaba mucho. La saga es una parte muy trillada sobre la historia del origen de la EPA , pero vale la pena repasarla. El incendio de un río en 1969 captó la atención de Time en un artículo sobre los sistemas de alcantarillado en Estados Unidos, cuyo título en papel era " Las ciudades: el precio del optimismo".
De acuerdo a este artículo, la gente bromeaba diciendo que quien se caía al río no se ahogaba, sino que se descomponía. "El bajo Cuyahoga no tiene vida visible, ni siquiera formas de vida simples como sanguijuelas o gusanos de lodo que suelen prosperar en los desechos”, decía en esa época la nistración Federal de Control del Agua. Además, el artículo describió cómo una mancha de petróleo en el río comenzó a arder al punto que los dos puentes de ferrocarril que lo cruzaban casi se destruyeron.
Para 1969, el Cuyahoga se había incendiado al menos 13 veces (de hecho, Time utilizó una foto del incendio de 1952 para su artículo). Aún así, ese incendio sirvió como una demostración tan clara de la contaminación del agua que llevó a la creación de la EPA en 1970 y luego a la aprobación de la Ley de Agua Limpia en 1972. Hoy, el Cuyahoga ha mejorado enormemente.
En todo el país, la EPA ha obligado a otras ciudades a solucionar sus problemas. Las nuevas regulaciones restringieron el vertimiento de desechos industriales y la agencia amplió las instalaciones municipales de tratamiento de aguas residuales. En 1977, implementó las normas para el agua potable para todas las entidades públicas suministradoras de agua.
En CityLab, no tenemos que ir muy lejos para ver el impacto de estas regulaciones: otro río resaltado en ese artículo de Time es el hermoso vecino de nuestra oficina en Washington DC: el Potomac.

El desagüe de Georgetown a través del cual las aguas residuales fluían hacia el río Potomac (John Neubaur/NARA).
"El Potomac llega a la capital de la nación como un riachuelo agradable", escribió Time en 1969, "y a su paso apesta a causa de los 240 millones de galones de desechos que se vuelcan en él diariamente".
La EPA también se esforzó mucho en limpiar los Grandes Lagos. Ese artículo de Time describió el Lago Erie como una "fosa séptica" creada por los residuos de "las compañías automotrices de Detroit, las plantas siderúrgicas de Toledo, y las plantas de papel de Erie, Pennsylvania". Los proyectos de limpieza del agua más notables de la ciudad incluyen el proyecto realizado por la agencia de restauración de la Bahía de Chesapeake en 1983 o el proyecto de 2002 para limpiar el río Hudson después de que la ciudad de Nueva York se convirtió en la última ciudad en verter aguas residuales en el mar en 1992.

El ramal intermedio del Puerto de Baltimore en 1977 (Jim Kimmerell/NARA).
Pero no se deje engañar por las transformaciones y piense que el trabajo de la EPA ya terminó. En su más reciente informe, la Fundación de la Bahía de Chesapeake le dio a este estuario en apuros una C- (que fue su mejor calificación desde 1998). Como Slate señaló en el 40o aniversario en 2012, el vaso está medio lleno: “La EPA calcula que aproximadamente la mitad de nuestros ríos y arroyos, un tercio de los lagos y estanques, y dos tercios de las bahías y los estuarios son ‘aguas deterioradas’, en muchos casos, no están lo suficientemente limpias para la pesca y la natación”.
Aire limpio

Los Ángeles desde el letrero de Hollywood en 2005 (David Iliff/Wikimedia Commons).
El congreso aprobó la Ley de Aire Limpio en 1963, pero fue la creación de la EPA, junto con las enmiendas a la ley en 1970 y 1977, lo que añadió peso legislativo al mandato de la ley de reducción de la contaminación del aire. La agencia trabajó con empresas y estableció límites para los contaminantes del aire y las emisiones de fuentes como plantas químicas, servicios públicos y plantas siderúrgicas. Antes de la EPA, el esmog envolvía muchas ciudades en una neblina letal de hidrocarburos, y en ninguna parte de forma más tristemente célebre que en Los Ángeles.

Esmog en el centro de Los Ángeles en 1973. (Gene Daniels/NARA).
La industrialización, la cultura del coche, la contaminación retenida por las montañas y la inversión térmica contribuyeron al francamente caricaturesco halo de niebla de la ciudad de Los Ángeles. Pero los datos históricos del Distrito para la istración de la Calidad del Aire de la Costa Sur muestran una fuerte reducción en el número de días en que la contaminación del aire supera los límites federales de ozono establecidos por la EPA.
Aunque actualmente la diferencia se puede ver (y respirar), la EPA tiene hechos que la respaldan. Desde 1970, la agencia ha reducido los seis contaminantes más comunes del aire en más de un 50%, ha reducido las toxinas en el aire producidas por las grandes fuentes industriales en casi un 70%, y ha eliminado el uso de productos químicos que agotan la capa de ozono. Y este progreso se logró incluso aunque se triplicó el PIB del país, el consumo de energía aumentó en un 50% y el uso de vehículos casi se duplicó.
Suelos no tóxicos
En el lado estadounidense de las Cataratas del Niágara se encuentra el vecindario de clase trabajadora de Love Canal, que, durante 21 años, fue inhabitable.
Lo que ocurrió fue que una compañía química llamada Hooker Electrochemical Company utilizó una zanja inconclusa para un canal como vertedero de 1947 a 1952, enterrando alrededor de 22,000 toneladas de desechos tóxicos. En 1953, la compañía cubrió el espacio y se lo vendió a la junta escolar local por 1 dólar, divulgando plenamente que la ubicación (que pronto sería el sitio de una escuela primaria) había sido rellenada con residuos químicos.

El parche blanco en el centro de esta foto de 1995 es lo que era Love Canal (Servicio Geológico de Estados Unidos).
La zona alrededor del antiguo vertedero comenzó a desarrollarse, pero en la década de 1970 era evidente que algo horrible yacía bajo las calles llenas de casas suburbanas: un olor terrible, burbujas tóxicas y barriles de desechos comenzaron a salir a la superficie en los patios interiores, los baches y los sótanos del vecindario. La exposición quemó a niños y mascotas, y los expertos descubrieron un repunte en los defectos de nacimiento y abortos espontáneos. Tras protestas, titulares y demandas judiciales, el desastre ecológico obligó a la evacuación de 950 familias y la creación del primer proyecto Superfondos de la EPA. Desde 1983 hasta 2004, la EPA gastó 400 millones de dólares en la limpieza de la mezcla de 80 productos químicos industriales. Occidental Chemical Corp, la cual adquirió Hooker, acordó pagar 129 millones de dólares en costos de remediación en 1995.
Más allá de Love Canal, el programa de terrenos industriales contaminados de la agencia ha limpiado más de 450 sitios. A través de los programas Superfondos en términos más generales, la EPA ha asegurado más de 35,000 millones de dólares en compromisos de particulares para realizar trabajos de limpieza en aproximadamente 2551 sitios y más de 6,900 millones de dólares en la recuperación de costos de limpiezas anteriores.
Sacando la basura

Vertederos ilegales cerca de la autopista de New Jersey, frente a Manhattan en 1973. (Gary Miller/NARA)
La EPA ha encabezado la guerra contra la basura en EEUU. A lo largo de los años, la agencia ha impulsado el reciclaje, los vertederos regulados y ha creado normas para las cámaras municipales de combustión de desechos. El archivo de la agencia tiene un informe completo sobre los residuos sólidos municipales en el transcurso de los años, en caso de que alguien tenga ganas de buscarlo.
De forma menos evidente, el organismo también ha enfrentado el gran caos creado por algunos de los mayores desastres naturales y provocados por el hombre ocurridos en el país: la EPA estuvo involucrada en los enormes esfuerzos de limpieza después de los atentados del 11 de septiembre, el huracán Katrina y el huracán Sandy. De forma más obvia, la agencia respondió rápidamente al accidente nuclear de Three Mile Island, en Pennsylvania en 1980.
Los éxitos silenciosos

Un avión sobrevuela las casas en Boston en 1973 (Michael Philip Manheim/NARA).
Al igual que muchos encargados del mantenimiento, hay muchas cosas buenas que la EPA ha hecho que no vemos o en las que no pensamos mucho. Tomemos, por ejemplo, la colaboración del departamento con el Departamento de Energía para iniciar el programa Energy Star, que fomenta la creación de productos más eficientes. Desde su inicio en 1992, Energy Star estima que les ha ahorrado a los estadounidenses 362,000 millones de dólares en facturas de servicios públicos y ha eliminado 2,500 millones de toneladas de emisiones de gases de efecto invernadero.
Otra cosa que quizás usted no sepa, a menos que haya vivido cerca de un aeropuerto en la década de 1960. Hasta 1982, la EPA aplicó la Ley de Control de Ruidos de 1972, la cual le daba a la agencia la facultad de regular los niveles de ruido. Aunque el estatuto principalmente les dio el poder de establecer normas para los trenes y los autotransportes, también daba recomendaciones sobre los aeropuertos a la istración Federal de Aviación.
Se pueden encontrar muchas más cosas que hizo la EPA en su serie fotográfica Documerica en Flickr, la cual nos brindó muchas de las imágenes de la década de 1970 en este artículo. Los dejo con una recopilación de mi subgénero de fotos favorito: Personas tapándose los oídos mientras pasan los aviones. Para este momento, el mensaje ya debe ser fuerte y claro: las ciudades están mucho mejor gracias a la EPA.

De izquierda a derecha: Michael Philip Manheim, Dick Swanson, Michael Philip Manheim/NARA.
Este artículo fue publicado originalmente en inglés en CityLab.com.