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CityLab Delincuencia

Compton atraviesa una nueva crisis de violencia

La famosa ciudad de la zona metropolitana de Los Ángeles se debate entre la preocupación por el aumento en los homicidios y, a su vez, casos de brutalidad y racismo en su policía.
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3 Jun 2016 – 10:39 AM EDT
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Según reporta el Los Angeles Times, en Compton se han producido, hasta hoy, tres veces más asesinatos que durante todo 2015, lo cual es muy lamentable. Pero, además, llama negativamente la atención el hecho de que el aumento de los homicidios coincide con el de los casos de brutalidad y racismo en el seno de la policía local. El 16 de mayo, dos alguaciles del condado fueron sentenciados por golpear a un recluso con una enfermedad mental, lo que podría llevar a los agentes hasta a cuarenta años de cárcel. El 2 de mayo, Tom Angel renunció a su cargo como Jefe de Personal de la Policía del condado de Los Ángeles. Y todo porque el propio L.A. Times hizo pública una serie de mensajes electrónicos en que sus subordinados trataban con desprecio a musulmanes, mexicanos y afroamericanos, al tiempo que hacían comentarios machistas sobre las mujeres.

Pero es justamente de este Departamento de Policía que Compton, una localidad con una mayoría afroamericana y mexicana, ha tenido que depender desde que su policía municipal fuera disuelta en 2000. A raíz de esta disolución, la pequeña ciudad firmó un contrato con el Departamento de la Policía de Los Ángeles para que este vele por su seguridad. De ahí que, dado el reciente incremento criminal, Compton esté viendo cada vez más la presencia de efectivos policiales de Los Ángeles, asistidos a su vez por agentes del Departamento de Justicia de los Estados Unidos.

En 2015, Compton recibió una subvención de un millón de dólares tras ser incluida entre las ciudades piloto por la Red de Reducción de la Violencia del Departamento de Justicia norteamericano. Esto, lógicamente, significa más dinero, infraestructura y entrenamientos acerca de cómo la policía puede localizar o incluso predecir dónde es más probable que ocurran atentados, y así ayudar en sus prácticas de monitoreo. Además del Departamento de la Policía de Los Ángeles, en Compton, una ciudad de menos de 100 mil habitantes, se han instalado ahí el FBI, el Departamento de Alcohol, Tabaco, Armas de Fuego y Explosivos y la istración para el Control de Drogas.

El L.A. Times también señala que esto implica más financiamiento para los servicios de asistencia a los jóvenes. Sin embargo, ni el Departamento de la Policía de Los Ángeles ni las Agencias Federales se han mostrado muy comunicativos sobre qué cantidad de estos fondos va a parar a la vigilancia en relación al dinero que se usa en los programas de asistencia a los jóvenes.

Esta falta de transparencia es un problema añadido si se tiene en cuenta la histórica desconfianza entre las comunidades de color y la policía, ante la cual el Departamento de Los Ángeles ha hecho bastante poco. Algunos creen que el número de homicidios ha sido deliberadamente alterado afín de justificar una mayor presencia de la fuerza policial en Compton, lo que a su vez estaría atizando los odios en la comunidad. Si bien la cantidad de asesinatos en la ciudad ha triplicado la de todo 2015, la cifra de 15 muertos en lo que va de año dista aún del centenar quese producía anualmente hace unas pocas décadas.

Hamid Khan, coordinador de la campaña para la Stop LAPD Spying Coalition, dijo a CityLab que los reportes de asesinatos en Compton implican “cierto nivel de sensacionalismo”.

“Cuando hablamos de niveles de violencia, se debe tener en cuenta la cantidad de recursos que han sido asignados para proteger a la comunidad, en contraste con lo que, para estas comunidades, realmente representan estos recursos en términos de seguridad pública”, añade Khan. “Más dinero está presupuestado para la vigilancia frente en comparación a lo usado en programas de asistencia a los jóvenes. Sobre Compton aún se está escribiendo como si estuviéramos de vuelta en los ochentas”.

Con sede en Los Ángeles, la Coalición para la Justicia Juvenil ha venido rastreando las rutas de la financiación, y el pasado 24 de mayo envió a algunos de sus a una audiencia de la comisión de la Policía de Los Ángeles con el propósito de presionar por más dinero para ayudar a jóvenes desfavorecidos.

Así explican la situación en su sitio web:

Mayor financiamiento y mayor transparencia son esenciales para garantizar que Los Ángeles se convierta en un lugar donde los jóvenes tengan oportunidades de éxito, estén preparados para estudiar en la universidad y hacer una carrera, y construyan un futuro más allá de un trabajo peligroso en la economía clandestina, un futuro más allá de un trabajo mal pagado, infravalorado y extenuante, debido al cual, o bien terminen presos o acaben muertos en las calles.

Marginados del bienestar, estos son jóvenes sin recursos y con escasas oportunidades. También marginados de las escuelas que no se lo piensan un segundo para suspenderlos y expulsarlos, y que cierran sus puertas a las 3:30 pm, eliminando cualquier posibilidad de un mayor uso de sus instalaciones; y son jóvenes marginados de todo lo que, en general, Los Ángeles tiene que ofrecer, pues no tienen al transporte público gratuito.

Son jóvenes de barrios geográficamente aislados, de bajos recursos y a menudo violentos; encerrados en hogares sin el apoyo y la tutela de los adultos, y que, después de la escuela, habitan espacios con poca seguridad y sin vigilancia alguna de las autoridades, ya sea los fines de semana o durante los meses de verano; encerrados, igualmente, en etiquetas difíciles de remover –“pandillero, padre adolescente, desertor escolar, jóvenes fugitivos, o jóvenes en riesgo”- y que habitualmente llevan a la policía a rastrearlos y monitorearlos a través de mecanismos como, por ejemplo, bases de datos de gánsteres. Jóvenes literalmente expuestos al arresto domiciliario, a prohibitivas órdenes como las “gang injunctions”, las cuales impiden a de una pandilla realizar ciertas actividades; y expuestos, en suma, a otras estrategias de supresión de la libertad.

Tales preocupaciones demuestran cuán vivos y arraigados están aún los sentimientos expresados por grupos de rap locales como N.W.A. en los ochentas y noventas, mediante sus canciones. Celebridades oriundas de Compton, como el rapero Kendrick Lamar, y las tenistas Venus y Serena Williams, han venido protagonizando un resurgimiento positivo en la ciudad, de la mano de su nuevo y dinámico alcalde Aja Brown, con el fin de cambiar la violenta reputación de la misma.

Pero hacia dónde se dirijan los nuevos fondos y recursos va a determinar si ese renacimiento ocurre o si, simplemente, repercute en un exceso de la agresividad policial. A juzgar por los escándalos en que se debate la Policía de Los Ángeles a día de hoy, la confianza de las comunidades no parece muy asegurada que digamos, por no decir que parece perdida ante el incremento de los abusos de las fuerzas del orden.

Este artículo fue publicado originalmente en inglés en CityLab.com.

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