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Autos Clásicos

¿Clásico o chatarra?

La distinción entre un automóvil clásico y un simple auto viejo sin valor es tenue, subjetiva y en algunos casos muy caprichosa.
27 Mar 2017 – 06:34 PM EDT
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El valor como clásico del Chevrolet Bel Air de 1955 reside en el hecho de que se le considera un hito en la historia de Chevrolet así como uno de los éxitos más grandes de la marca. Crédito: Simón Gómez

Hay que dejar claro desde el principio que para que un automóvil sea considerado clásico le hace falta mucho más que tener 25 años de construido. Ese es simplemente el límite en muchos estados para que el dueño de un auto pueda optar por placas de ‘antigüedad’, pero el codiciado estatus de clásico requiere mucho más que eso.

¿Qué hace que el dueño de un auto viejo tenga en sus manos realmente un valioso clásico mientras que su vecino, con un auto igual de viejo como, termine con un cacharro sin ningún valor? En pocas palabras, suerte. La suerte de haber adquirido en algún un vehículo que, por cualquiera de las siguientes circunstancias o la confluencia de algunas de ellas, llegará a convertirse en un clásico de gran valor digno de la iración de quien se lo consiga en el camino.

1. Cantidad de unidades fabricadas.

Un automóvil ofrecido en cantidades limitadas tendrá mucho más probabilidades de convertirse en un clásico que un modelo que fue fabricado masivamente. Los automóviles construidos en pocas cantidades suelen ser vehículos de lujo y alto prestigio que son construidos tomando en cuenta altos criterios de calidad y materiales costosos. Por este motivo tienden a llevar el paso del tiempo en mucho mejor estado que vehículos de menor precio, siempre que se les de el uso y cuidado adecuados. Es por eso que cada Rolls-Royce, Bentley, Bugatti o Ferrari, sólo por nombrar alguna de las marcas mas exclusivas del mercado actual, tienen asegurada al menos la capacidad de convertirse en valiosos clásicos.

2. Éxito y valor histórico

La condición anterior tiene una excepción. Se trata del caso de vehículos cuyo éxito y valor histórico, dos criterios que suelen ir de la mano, le han dado con el paso del tiempo la distinción de convertirse en clásicos, incluso en los casos de haber sido construidos en grandes cantidades.

Uno de los ejemplos más claros de este caso es la primera generación del Ford Mustang, un auto concebido como un semi-deportivo de 4 puestos, basado en la ordinaria mecánica del Ford Falcón el modelo más barato de la compañía de ese momento. El éxito del Mustang fue tan espectacular e inesperado que Ford, que solo esperaba vender cerca de 100,000 autos en el primer año del modelo, terminó vendiendo más de 600,000 unidades garantizando el estatus de auto clásico a los modelos de la primera generación del Mustang.

El Ford Mustang fue un auto revolucionario en la manera en que el público concibió el automóvil a partir de su introducción. La intención de este modelo era darle al consumidor estadounidense un mensaje que tuvo eco a nivel mundial; el de que no había que gastar una fortuna para tener un auto hermoso y llamativo.

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3. Autos innovadores y revolucionarios.

En este criterio entran aquellos modelos que sin haber sido necesariamente lujosos ni haber sido producidos en cantidades limitadas –aunque pudieran haberlo sido-, pero que si fueron innovadores y revolucionarios por haber tenido una influencia significativa en el avance de la ingeniería o el diseño automotriz.

Un excelente ejemplo de este criterio es el primer Mini fabricado a partir de 1959 por la British Motors Corporation dueña de las marcas Morris, MG y Austin. El revolucionario tren motriz de tracción delantera y motor transversal con transmisión transeje, diseñado en una servilleta por el extraordinario ingeniero greco-inglés Sir. Alec Issigonis, no sólo lo convirtieron en la referencia técnica del diseño de autos económicos en la siguientes cinco décadas sino en el auto inglés mejor vendido de la historia.

Otros vehículos de extraordinario valor histórico son el Ford Modelo T, el primer vehículo de producción en serie de la historia, la Land Rover Defender (1948-2005) el primer Chevrolet Corvette (1953-1962) y el inolvidable Volkswagen Escarabajo (1938-2005).

4 . Belleza extraordinaria.

Hay autos que ni fueron máquinas lujosas de edición limitada, ni fueron tecnológicamente revolucionarios o significativamente históricos y aún así logran ocupar un lugar de honor en el panteón de los autos clásicos. Estos son automóviles de gran belleza que se convierten en clásicos simplemente por virtud de sus diseños.

Si bien la belleza es un criterio absolutamente subjetivo hay máquinas que con el paso del tiempo logran un consenso sobre su indiscutible belleza. Un gran cantidad de diseños de los años 30 y 40, una era en el que el diseño automotriz era la disciplina en la que se desarrollaron la mayoría de los avances del automóvil, caen en esta categoría. Desde los fabulosos Cadillac V8 de los años 30, los revolucionarios Lincoln Zephyr de 1936 a 1940 incluyendo al impresionante primer Lincoln Continentalde 1940, los modelos Airflow fabricados por Chrysler que en su momento fueron considerados adefesios sobre ruedas e incluso los ordinarios Ford diseñados por E.T. Gregorie, son todos autos cuya belleza extraordinaria es celebrada con dinero contante y sonante en las distintas subastas de autos clásicos que se celebran alrededor del mundo.

Pero no hay que ir tan lejos en el tiempo para conseguir autos convertidos en clásicos por virtud de la fuerza estética de sus diseños. Hoy por ejemplo, es difícil conseguir un ejemplar en estado decente del Mercedes-Benz SL ‘Pagoda’ (1963-1971) por menos de 100,000 dólares, un auto que 15 años atrás era fácilmente adquirible por un cuarto de ese valor. Los precios de su sucesor, el Mercedes-Benz SL R107 (1972-1989), otro auto de impactante diseño, también va en ascenso pero se espera que se revalorice mucho más lentamente que el Pagoda ya que Mercedes sólo fabrico un total de 48,912 unidades del Pagoda mientras que produjo 237,287 unidades del R107 (1). Los modelos de la primera generación de la línea SL, conocida como el Mercedes-Benz 300 SL (1954-1963) incluyendo el legendario Gullwing coupé, hoy están valorados en más un millón de dólares, pero a diferencia de sus sucesores su estatus de clásico se lo debe a clasificar en todos los criterios de la lista.

Si el vejestorio que tienes guardado en el garaje es un clásico de gran valor o no, depende no solo de que cumpla con algunos de los criterios explicados anteriormente, sino también de que haya sido mantenido en buen estado, tanto de apariencia como de funcionamiento. Pero antes de que negocies una segunda hipoteca sobre tu casa o vendas un riñón para pagar por su restauración con la esperanza de hacerte rico, es importante de determinar con exactitud el verdadero valor que puede adquirir. Las restauraciones automotrices se pueden convertir en horribles pozos sin fondo que se tragarán tu dinero sin misericordia. Pero ese es un tema para otro día.

(1) En aras de transparencia total debemos aclarar que el autor de esta nota es propietario de un hermoso e impecable Mercedes-Benz 560SL (R107) de 1989. ¿Clásico o chatarra?

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