Juana de Arco no se vestía de hombre para pelear en la guerra: la verdadera razón es muy triste
Juana de Arco es una de las heroínas históricas más recordadas en los libros, pero existen mitos alrededor del personaje y su vestimenta era uno de ellos.
Juana de Arco era una doncella sa que participó en la Guerra de los Cien Años, conflicto bélico entre Francia e Inglaterra que se extendió de 1337 a 1453.
El verdadero nombre de Juana de Arco era francés: Jeanne d'Arc y nació alrededor de 1412, ya que murió 19 años en 1431.
La historia y la cultura popular han retratado a Juana de Arco como una joven combatiente con mucha inteligencia y audacia que decidió participar en la guerra a pesar de ser mujer, pues en la Era Medieval no era algo aceptado.
Por eso razón, se podría pensar que Juana de Arco se vistió de hombre para participar en la guerra sintiéndose más protegida o porque quería ser un soldado, pero los verdaderos motivos distan de las creencias populares.
Juana de Arco utilizaba una túnica atada con veinte cuerdas a un pantalón y encima de él usaba botas de cuero duro muy resistente, lo cual le daba un aspecto masculino.
Durante esa época, en Europa la vestimenta era muy importante y estaba prohibido que una mujer utilizara prendas de hombre, pero Juana de Arco se empeñó en hacerlo.
Juana de Arco no usaba ropa de hombre para desafiar a la autoridad ni para sentirse más cómoda en el campo de batalla. Vestía de esa manera por protección.
De acuerdo con el Archivo Histórico de Juana de Arco, la guerrera declaró en su juicio que se cubría tanto por miedo a ser violada por otros soldados.
Todas las cuerdas atadas entre las prendas de las piernas y la túnica volvían complicado que un abusador las quitara, pues le hubiera tomado mucho tiempo.
Después de su ascenso y triunfo en la guerra, Juana de Arco fue captura por una cruzada inglesa, pero no fue puesta bajo cuidado de monjas, como solía ocurrir con las mujeres, sino la dejaron en manos de los soldados.
Juana de Arco trató de escapar, pero fue sometida a un juicio por herejía, cuyos cargos eran más de 70 y uno de ellos eran las prendas masculinas que estaban prohibidas.
Juana de Arco fue sentenciada a cadena perpetua, a pesar de que argumentó que usaba la ropa de hombre para protegerse de violaciones de soldados.
Después del juicio, la doncella sa volvió a utilizar ropa de hombre y fue condenada a la hoguera por herejía.
Años más tarde, pasó a la historia como una heroína, pero en su momento su palabra no fue validada como un argumento válido para defenderse de una violación.
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