Médicos que salvaban vidas, un piloto "humilde", migrantes en busca de un mejor futuro: las historias detrás de la tragedia en Brasil
Arianne Risso trabajó todos los días para ayudar a sus pacientes a combatir el cáncer. Por eso resulta desgarrador que su vida, junto con la de otros siete médicos, terminó abruptamente cuando el avión en que viajaban se precipitó en Brasil.
Abordó el vuelo el viernes pasado en la ciudad de Cascavel, en el estado de Paraná, con destino al aeropuerto internacional Guarulhos de Sao Paulo. Se estrelló en la ciudad de Vinhedo y las imágenes del turbohélice bimotor ATR 72 cayendo en espiral han generado una triste conmoción.
Se estrelló en el patio trasero de una vivienda de una comunidad cerrada y se transformó en un resto en llamas. Las 62 personas que iban a bordo murieron, entre ellos los ocho médicos, de acuerdo con un comunicado del Consejo Médico de Paraná. Risso y al menos una colega se dirigían a una conferencia de oncología para mejorar sus conocimientos sobre una enfermedad que anualmente cobra la vida de decenas de miles de brasileños.
Con los días se han conocido detalles de otras víctimas de esta tragedia. Se supo que el piloto Danilo Santos Romano fue sepultado en Penha, un vecindario de clase trabajadora en el lado oriental de Sao Paulo.
Tenía 35 años y un comerciante que lo conoció lo recordó como una persona que "siempre era humilde”. “Solíamos charlar sobre fútbol. Quería tener un hijo para llevarlo al estadio algún día. Danilo estaba lleno de vida”, dijo Clesio Moura a la agencia AP.
También se conoció la historia de una familia migrante venezolana que se había asentado en Cascavel, una ciudad de 350,000 habitantes del estado de Paraná, huyendo de la debacle económica de su país. Abordaron el avión el viernes con el objetivo de hacer unos trámites en Venezuela y, de ahí, buscar un mejor futuro en la vecina Colombia.
Aún no se determina la causa del accidente. Algunos expertos han mencionado la posibilidad de que hubiese habido una acumulación significativa de hielo en las alas, lo que habría provocado que los pilotos perdieran el control de la aeronave. Pero el ministro de Aeropuertos, Silvio Costa Filho, dijo a periodistas el viernes que Romano y su copiloto no avisaron que harían un aterrizaje de emergencia. Tampoco comunicaron la existencia de ninguna condición climática adversa.
Médicos que amaban su profesión
Stephany Albuquerque, prima de la médica Arianne Risso, recordó en una entrevista telefónica con AP que los dos solían jugar juntas cuando eran niñas. Ya entonces Risso quería ser médico y, conforme crecía, se dedicó tan intensamente a sus estudios que rara vez salía. La medicina era su vocación.
“Arianne atendió a personas con enfermedades terminales en un momento de sus vidas muy duro. Pero Arianne siempre estuvo disponible e hizo todo con mucho amor”, dijo Albuquerque desde Florida, donde ahora vive. “Ella no era el tipo de médico que le diría al paciente: ‘Esta es tu enfermedad, toma esto’. No, Arianne se ocupaba de la gente (...) Ella daba su número de teléfono personal a los pacientes”.
Risso, de 34 años, volaba con su colega Mariana Belim, de 31. Ambas habían estado en residencia en el hospital oncológico de Cascavel y un comunicado de la institución las elogió por la meticulosidad, el cuidado y el respeto con que trataron a sus pacientes.
“No nos extraña que con frecuencia nos lleguen elogios para ambas. Su amor por la profesión era muy claro”, afirmaron autoridades del hospital.
Willian Rodrigo Feistler, médico general que creció en Cascavel, conocía a seis de las personas que murieron en el accidente y era particularmente cercano a Belim, con quien estudió y mantuvo una amistad de 15 años.
“Mariana era serena y de temperamento melancólico, pero muy inteligente, empática y dedicada a su profesión”, dijo Feistler por teléfono desde Cascavel. “Dedicó gran parte de su vida a los estudios y la formación médica. Ella ya se había especializado en Medicina clínica y estaba completando su especialización en oncología clínica”.
José Roberto Leonel Ferreira, un médico recientemente jubilado que también murió en el incidente, fue uno de los profesores de Feistler durante sus estudios universitarios. Tenía una clínica de radiología en Cascavel. “Revisé casos con él en varias ocasiones. Era una persona receptiva que ayudaba a otros médicos en la discusión de los casos para llegar al diagnóstico”, recordó Feistler.
Analizan las cajas negras del avión
Por ahora, hay más preguntas que respuestas sobre el accidente. Metsul, una de las compañías meteorológicas más respetadas de Brasil, detalló el viernes que hubo reportes sobre formación severa de hielo en los cielos del estado de Sao Paulo en el momento del accidente. Los medios locales citaron a expertos que mencionaron tales condiciones como una causa potencial, aunque otros advirtieron sobre llegar a una conclusión precipitada.
Las autoridades recuperaron ambas cajas negras del avión —una con datos de vuelo y otra con el audio de la cabina. El centro de investigación y prevención de accidentes aéreos de la Fuerza Aérea brasileña comenzó a analizarlas en su laboratorio de la capital del país, Brasilia.
El ministro de Aeropuertos informó que el centro también ha abierto una investigación penal. La aerolínea Voe y el fabricante franco-italiano de ATR están colaborando en las pesquisas, señalaron a través de comunicados.
Todo Brasil —pero en particular los seres queridos de los fallecidos— está ansioso por saber por qué estas personas fueron arrancadas de este mundo.
“No fue Dios quien se llevó a mi hija; no fue Dios, porque él la eligió para salvar vidas”, dijo el domingo a los periodistas la madre de Risso, Fátima Albuquerque, quien culpó de la tragedia a capitalistas ávidos de ganancias y a la negligencia de las autoridades.
Stephany Albuquerque también manifestó su indignación.
“Solo espero que los fiscales investiguen”, indicó. “Espero que se haga justicia, porque eso es lo mínimo que merecen mi prima y las otras 61 personas”.
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