La desgracia está en ¡reenviarlo! Y no porque sea una maldición ni mucho menos, sino que todo eso es un invento, generalmente por un hacker o estafador que lanza un correo invocando santos, religiones, creencias y cosas por el estilo para que la gente a su vez lo mande a otros. Thinkstock
En esos correos ficticios inventan nombres y direcciones para darle credibilidad y así vemos debajo del mismo: “Juanita Herrera de Madrid: lo hice y me dio resultado, hay que creer no pierdes nada” ¡Un invento!” y ¡claro que pierdes!, posiblemente tu correo y hasta tus datos personales. Thinkstock