La sal es mucho más que un simple ingrediente de cocina que usamos para todo; es un elemento de la naturaleza que desde hace siglos se usa dentro de rituales y es protagonista de varios mitos y creencias. Conoce un poco de su historia y de cómo utilizarla para nuestra protección. Crédito: Shutterstock
Actualmente, usamos normalmente la sal en la cocina, para equilibrar o intensificar algún sabor. Pero durante siglos y en muchísimas culturas ancestrales, la sal servía como moneda de cambio, elemento de limpieza y pureza y hasta para conservar no sólo alimentos, sino personas fallecidas. Crédito: Shutterstock
El poder de la sal proviene en parte de su estructura cristalina y además porque es sin duda el cristal más fácil de conseguir en la naturaleza. Sus propiedades ayudan a canalizar la energía por el interior de nuestro cuerpo, pues actúa como conductora de la energía que fluye no sólo por nuestro organismo sino por nuestro entorno, como nuestro hogar, por ejemplo. Crédito: Shutterstock
Un condimento que hoy es tan económico y abundante como la sal en la antigüedad fue tan apreciado y escaso que incluso el Imperio Romano la utilizaba como dinero para pagarle a sus ejércitos. De hecho de ahí proviene la palabra 'salario', pues los romanos decían 'salarium argentum'. Crédito: Shutterstock
Por ejemplo, en Levítico 2, 13, dice: "Y sazonarás con sal toda ofrenda que presentes, y no harás que falte jamás de tu ofrenda la sal del pacto de tu Dios; en toda ofrenda tuya ofrecerás sal". Y no sólo los cristianos presentaban sal en sus ofrendas, sino también otras culturas como los egipcios (que hasta la usaban para momificar a sus monarcas). Crédito: Shutterstock
Son muchas las culturas que hasta hoy tienen a la sal como elemento de lucha contra las fuerzas del mal. Si se quería alejar la mala suerte, los malos espíritus o si queríamos atraer buena vibra, felicidad, salud y hasta fertilidad, la sal tenía que estar incluída en todos los rituales. Por ejemplo, se dice que en tiempos en que la cristiandad era la religión dominante, se rociaban con sal los campanarios para bendecirlos y alejar al diablo. Crédito: Shutterstock
De ahí viene quizá el mito más conocido acerca de la sal: si la derramas, no sólo es señal de mala suerte, porque va perdiendo su 'poder' o valor, sino además, estás llamando a las malas vibras - o demonios - a tu vida. Por eso, para contrarrestar ese efecto negativo debemos arrojarla por encima de nuestro hombro hacia atrás. Crédito: Shutterstock
Y además, tiene que hacerse siempre del lazo izquierdo. ¿Por qué? Porque la vieja creencia también es que la izquierda es el lado 'siniestro', desde donde nos acecha todo mal, incluyendo el diablo, y por eso hay que atacarlo con la sal 'sagrada' justo por ese lado. Crédito: Shutterstock
Igualmente, otro mito o superstición es que la sal nunca se pasa de mano en mano, sino que debe apoyarse en la mesa antes de que la otra persona lo tome, ya que si se les cae o derraman aunque sea poco, la sal pierde su valor y poder y también estás llamando cosas malas a tu vida. Entonces, tirarte sal por el lazo izquierdo sobre tu hombro aleja toda negatividad y estimula prosperidad. Crédito: Shutterstock
También es conocida la costumbre de purificar ambientes regando sal por sus esquinas, repeliendo así a las energías negativas. O sea, desde el centro de una habitación, puedes aventar sal hacia cada rincón, dejando que absorba las cosas malas, y luego las barres y sacas de tu casa. Crédito: Shutterstock
Seguramente has escuchado del 'círculo protector de sal', que se usa en algunos rituales y también en culturas como la wicca. Hacer un círculo así alrededor tuyo te protege de cualquier mal que quiera entrar a tu espacio y anula cualquier ataque de negatividad, en cualquiera de sus formas. Crédito: Shutterstock
En todos los rituales en los que se invocan espíritus, se traza un círculo mágico con sal, en el cual la persona permanece protegida, dado que las entidades negativas no pueden atravesar un círculo trazado con sal, y, para ahuyentar a un espíritu, basta arrojarle un puñado de sal para que éste desaparezca. Crédito: Shutterstock
Hay otros mitos y creencias sobre la sal que siguen circulando, como que nunca se debe permitir que la sal se acabe en nuestra casa, porque es señal de mala suerte. Y por ejemplo, si crees que alguien te echó el 'mal de ojo', te lavas los pies y las manos con agua con sal tres veces. Luego bebes tres sorbos del agua salada y echas al fuego lo que reste. Crédito: Shutterstock
Un par más que datan de hace siglos es que si quieres evitar que alguien dañe a tu bebé, antes de que puedas bautizarlo, debes atar a sus ropas un pequeño saco o bolsita con un poquito de sal, cuando lo pongas a dormir en su cuna. O también, si alguien en tu familia está enfermo, pon un plato con sal bajo la cama para que absorba el mal y lo proteja. Crédito: Shutterstock
Una más es que al regresar a casa después de un día intenso, puedes untar sal en una esponja de baño, añadirle un poco del jabón favorito y frotarte el cuerpo de arriba hacia abajo para eliminar las malas vibras que se han recogido durante el día. Como ves, un gran remedio contra todo mal... Crédito: Shutterstock.com