Una de las plantas más curiosas y extrañas del mundo está desapareciendo
Seguro que, como muchos de nosotros, las habrás descubierto en alguna ocasión en uno de esos típicos murales relajantes de Ikea: bolas de color verde asentadas en lagos extensos y bordeados por altos volcanes.
Una de las estampas más famosas del milenario Japón y la salvaje Islandia que, por desgracia, podría verse erosionada antes de lo que muchos pensamos tras confirmarse que el marimo, una de las plantas más peculiares del mundo, está desapareciendo.
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La desaparición de la bolas de musgo
El lago Mývatn, situado en el norte de Islandia y uno de los grandes highlights del país nórdico, es famoso por los diversos cráteres que nunca llegaron a explotar al tratarse de lava depositada en los contornos del lago. Un lugar de gran biodiversidad en el que desde años los pescadores lanzan sus redes, colándose en ellas las famosas « bolas de musgo», más conocidas por los locales como « Kúluskítur».
Las bolas de musgo constituyen la curiosa forma que adquiere el alga diatomea, del tamaño de la cabeza de un repollo y huésped usual de un lago en el que los efectos de la contaminación están perjudicando seriamente a estas curiosas plantas.
Desde 2013, encontrar alguna de estas bolas en su estado natural se ha convertido en una tarea más que costosa dada la contaminación a la que quedan expuestos los lagos en los que se vierten fertilizantes y aguas residuales compuestas de nitrógeno y fósforo, lo cual opaca la transparencia del agua afectando a los seres vivos que habitan en ella.
El hecho de que, a su vez, el calentamiento global haya producido un aumento en las temperaturas del agua no ayuda al buen estado de unas bolas cuya pérdida constituye el total colapso de este ecosistema, famoso por albergar a diversas especies de aves autóctonas.
El dueño hotelero Yngvi Ragnar Kristjánsson, quien fue el encargado de dar a conocer estas bolas en 1978, recordaba apenado aquellos días en los que «el lago era de agua transparente y las bolas de musgo parecían simular la presencia de docenas de pelotas de tenis verdes y brillantes atrapadas en el fondo».
Claro que, por entonces, Islandia continuaba siendo un gigante dormido, totalmente alejado de un turismo actual quintuplicado en comparación al de por aquel entonces.
Y el turismo, de ser mal gestionado, se traduce en efectos como esa capa blanquecina y grasa que, paradójicamente, ahoga la vida de uno de los lagos más bellos del mundo.
Una de las plantas más peculiares del mundo, las también conocidas como « bolas de mugo», comienza a perder sus vivaces colores a consecuencia de una contaminación que amenaza con consumir uno de los ecosistemas más importantes de Islandia.
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