¿Todas las plantas podrían ser carnívoras? La ciencia tiene la respuesta
Las plantas carnívoras son una de las especies más curiosas de la naturaleza y un nuevo estudio podría determinar su origen evolutivo.
Existen alrededor de 630 especies de plantas carnívoras que se dividen en al menos 11 linajes separados distribuidos en diferentes familias.
A pesar del gran número de especies existentes, todas las plantas carnívoras se alimentan de insectos o protozoos para obtener nutrientes y los capturan con pinzas, palos pegajosos, trampas de caída, trampas mecánicas, trampas de olla de langosta o una combinación de ellas.
Los primeros registros de plantas carnívoras los hizo Charles Darwin en 1875; sin embargo, hasta la fecha, no hay datos claros sobre su origen, evolución y cómo llegaron a consumir a otros seres vivos.
A diferencia de lo que mostró la película La Tiendita de los Horrores, las plantas carnívoras no se alimentan de sangre humana, pero algunas especies sí son muy parecidas en versión pequeña.
Existen varias investigaciones que han estudiados los genes de diferentes especies de plantas carnívoras para identificar sus similitudes y encontrar su origen evolutivo.
Los científicos secuencian los genes de plantas que utilizan diferentes tipos de trampas móviles como el rocío solar, la rueda acuática, y la trampa de moscas de Venus, que es una de las más conocidas.
Después, comparan la genética de las plantas carnívoras con otras especies y plantas no carnívoras. Jörg Schultz y Rainer Hedrich encontraron que las plantas carnívoras tienen un ancestro en común que evolucionó al menos 6 veces y se dividió en diferentes plantas que se conocen hasta el momento.
La investigación arrojó que las plantas no carnívoras tienen los genes necesarios para alimentarse de insectos, pero no todas han pasado por el mismo proceso evolutivo; sin embargo, podría ser cuestión de años para adaptarse.
Otra investigación de 2017 confirmó la teoría de Schultz y Hedrich, pero encontró que la evolución de las plantas se llevó a cabo a nivel molecular, que va un paso más atrás de lo genético.
Es decir, todas las plantas tienen potencial para ser carnívoras, pero no se convierten porque tienen procesos enzimáticos distintos, más que una adaptación genética.
Las plantas carnívoras se adaptaron desde hace millones de años gracias a un mecanismo de defensa y cómo una respuesta al estrés que resultaron en una evolución que les permite digerir insectos.
Independientemente de los genes o las moléculas en común, si una planta no carnívora no pasa por los mismos procesos ambientales que una planta carnívora nunca será capaz de devorar insectos.
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