París: capital de la libertad, fraternidad e igualdad
Ya desde la época medieval la región de la Ile-de-, aquella en la que el río Sena comienza a correr más perezosamente formando meandros entre sus colinas, se insinuaba como el corazón de Francia. El dialecto galo que se hablaba allí llegó a ser la lengua nacional y sus señores se convirtieron en reyes. En el centro de la región se levanta París, una de las ciudades más hermosas del mundo y uno de los mayores referentes de la civilización occidental.
Ciudad emblemática
Centro de las artes, de la filosofía y de la política, París atrajo siempre las miradas más dispares del mundo entero. Se refugiaron en ella tanto los oprimidos como los dictadores de otros países, los perseguidos como los perseguidores, los de una u otra facción ideológica; los artistas y arquitectos que buscan ideas de vanguardia y los estudiosos que reconocen a la Universidad de la Sorbona como una de las mejores del mundo.
Muchos de los acontecimientos que cambiaron a la historia de la humanidad se gestaron aquí. En el siglo XVI el clasicismo, en el XVIII la ilustración, en 1789 la toma de La Bastilla comienza la revolución antimonárquica. Fue cabeza del imperio napoleónico, presa codiciada durante la segunda gran guerra y continúa reinventándose a sí misma década tras década, apacible pero burbujeante, calmada pero con una vitalidad incontenible.
Así como París es el corazón de Francia, la Isla de la Cité es el corazón de París (ésta tiene una vecina más pequeña, la Isla de San Luis). Dominada por la bellísima Catedral de Notre-Dame, la torre Eiffel y el Arco de Triunfo, tres de sus más conocidos y visitados monumentos. Desde lo alto podemos observar la gran avenida de los Campos Eliseos hasta la Plaza de la Concordia y el afamado Museo del Louvre (que custodia a La Gioconda).
Centro de belleza infinita
Estando en ella no podemos dejar de visitar la Basílica del Sagrado Corazón, la Abadía de Saint-Germain-des-Prés, el artístico barrio de Montmartre (que se alza sobre una suave colina de algo más de cien metros de altura), el bohemio Montparnasse, el Centro Pompidou y el Museo de Historia Natural.
En las afueras nos podemos adentrar por el bosque de Boulogne al oeste o por el de Vincennes al este, transformados en Parques Forestales. Ni que decir de navegar sus mansos ríos, el Oise al norte, el Marne al sur y el mismo Sena (que es un paseo que difícilmente olvidaremos, en especial al pasar junto a la imponente Catedral).
Por ser uno de los destinos preferidos por el turismo internacional cuenta con dos aeropuertos. Está conectada a las principales capitales europeas por vías férreas y dentro de la ciudad misma se puede uno movilizar con la red de subterráneos conocida como el Metro.
Qué más se puede decir de París que no se haya dicho ya: los más suntuosos hoteles, los más renombrados restaurantes y una deslumbrante vida nocturna nos aguardan para pasar los mejores momentos de nuestra vida.
¿Has visitado París? ¿Cuál es tu monumento favorito de la capital":true}