Las rocas lunares y su extravío en una interesante historia de 7 actos
La increíble historia de un bien que no se produce en la Tierra, cuyo aprovisionamiento costó una montaña de miles de millones de dólares en un trepidante programa en medio de la carrera espacial, con los métodos de resguardo más seguros y de comercio prohibido que, sin embargo, se las arregló para entrar en el mercado negro.
7. Las primeras rocas lunares no hubo que ir a buscarlas
Antes de que las misiones espaciales soviéticas y estadounidenses recolectaran material de la superficie lunar, ya se contaba con fragmentos de la Luna llegados a nuestro planeta desde el espacio. La Luna es golpeada regularmente por meteoritos; estas colisiones levantan trozos que luego pueden caer a la Tierra. Estas muestras suman actualmente unos 30 kilos y se trata generalmente de brechas, un tipo de roca sedimentaria.
6. Las primeras rocas lunares recolectadas por humanos
Las primeras muestras de la superficie lunar recogidas por seres humanos en el lugar fueron las que acopiaron los astronautas estadounidenses del Apolo 11, Neil A. Armstrong y Edwin E. Aldrin Jr. en julio de 1969, un total de 22 kilos. Luego, en las restantes misiones Apolo (entre la 12 y la 17, exceptuando la 13 en la que no hubo alunizaje por un accidente durante el vuelo) se acopiaron 360 kilos más de rocas selenitas. En total, los estadounidenses reunieron 382 kilogramos de rocas lunares traídas por sus doce hombres que caminaron por el satélite.
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5. Los soviéticos tuvieron que conformarse con menos
Opacados porque los estadounidenses fueron los primeros y únicos a la fecha en llevar misiones tripuladas al satélite de la Tierra, poco se recuerdan los hitos marcados por los soviéticos en la frenética carrera por alcanzar la Luna. En enero de 1959, la sonda soviética Luna 1, se convirtió en el primer aparato construido por la humanidad en ingresar a la órbita lunar. En septiembre del mismo año, el Luna 2 fue el primer ingenio humano en alunizar y en octubre, el Luna 3 fue el primero en fotografiar la cara oculta de nuestro satélite.
Los soviéticos encadenaron una serie de misiones «Luna» terminando la mayoría en frustración y en julio de 1969, en excitante competencia con el Apolo 11, enviaron la nave no tripulada Luna 15, en un intento por recolectar rocas lunares antes de que los estadounidenses llenaran sus mochilas, pero fue otra misión malograda. Luego, en las misiones Luna 16, Luna 20 y Luna 24, las sondas rusas no tripuladas lograron arañar 326 gramos de suelo selenita entre 1970 y 1976. Por cierto que la sonda Luna 16 marcó otro hito en la carrera espacial, al ser el primer dispositivo fabricado por el hombre en alunizar de noche. Pero en cuanto al premio mayor de la cantidad de rocas lunares acopiadas, los gringos vencieron de calle: 383 mil gramos contra solo 326 de los rusos.
4. Primera piedra en la Luna
Durante la misión Apolo 11 en 1969, los astronautas Armstrong y Aldrin recogieron en el Mar de la Tranquilidad y metieron en sus macutos unas vistosas piedras, oscuras y brillantes. Resulto ser un mineral desconocido en la Tierra a esa fecha, compuesto principalmente por hierro, titanio y magnesio. La novedad geológica fue bautizada como armalcolita, nombre para el que se tomaron las primeras letras de los apellidos de los tres «mineros» de la misión (Armstrong, Aldrin y Michael Collins, este último, el único que no hizo trabajo de campo en la expedición). Después, la armacolita ha sido hallada asociada a otros minerales en la Tierra.
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3. Rocas para todo el mundo
La mayor parte de las rocas lunares recolectadas por los estadounidenses se guardan en el Centro Espacial de Houston, con copias de seguridad atesoradas en una base aérea en San Antonio, Texas. Las rocas se conservan en hidrógeno líquido para protegerlas a muy bajas temperaturas de la humedad y otros agentes contaminantes. Pero como todo el mundo suspiraba por un pedacito de Luna, Estados Unidos fue comprensivo y regaló un trocito a cada uno de los jefes de Estado de unos 135 países en la época de la cosecha, a cada uno de los 50 gobernadores de los estados de la Unión Americana y a otras personalidades nacionales y mundiales. En total, unos 370 presentes extraterrestres. Entre los regalados estuvieron algunos de los tiranos más impresentables de la humanidad, aunque para entonces no tuvieran tanta mala fama. El mismísimo Muamar el Gadafi recibió su trofeo lunar, con la roquita empotrada en un trozo de madera noble y en una cajita de cristal. Quizá los mismos estadounidenses hicieron saltar el regalo por los aires en alguno de los bombardeos que tiempo después propinaron al dictador libio.
2. ¿Es mía o es de la nación?
Algunas de las dudas más lacerantes que sufren los jefes de Estado en el ejercicio del gobierno se producen cuando reciben regalos de valor por parte de otros presidentes o altos jerarcas ¿Esto es un obsequio personal o pertenece a la nación? Si la nota no establece expresamente que el regalo es patrimonio nacional, no es extraño que, sin incurrir en un acto de mala fe, el gobernante se lleve a casa el presente, tras finalizar su mandato. Fue lo que le ocurrió a Misael Pastrana Borrero, presidente de Colombia entre 1970 y 1974, uno de los receptores del célebre obsequio. La familia Pastrana devolvió la roca lunar a la nación.
1. ¿Y dónde están las rocas?
El gobierno estadounidense está alarmado. Uno de los principales productos de una de los programas espaciales más costosos de la historia está extraviado. Ni siquiera se recogieron cuatro kilos de luna durante más de 20 años en 17 misiones Apolo y el paradero de 184 trozos de Luna obsequiados es desconocido. Se trata del mercado negro más lucrativo de la historia en términos de peso/precio y la NASA, en cooperación con otras agencias gubernamentales, ha montado un pequeño equipo de «cazadores de rocas lunares».
No te dejes timar si quieren venderte un trocito de roca lunar a 3 millones de dólares el gramo. Con seguridad será una piedra falsa, ya que la cotización de la roca auténtica supera los 5 millones de dólares el gramo.