Las ratas conducen mejor que muchos humanos y son más inteligentes de lo que creíamos
Las ratas, desde tiempos inmemoriales, han sido vistas como una señal de mala suerte y suciedad, debido a las condiciones en las que se propagan y las enfermedades que transmiten, como la peste negra.
A pesar de que pesa un mal estigma sobre ellas, los científicos han reconocido su gran inteligencia, siendo capaces de sortear obstáculos y sobrevivir a los peligros del mundo.
De acuerdo con una investigación de una biopsicóloga de Estados Unidos, las ratas podrían ser mucho más inteligentes de lo que creemos.
El estudio, publicado en Behavioral Brain Research, fue dirigido por la Dra. Kelly Lambert de la Universidad de Richmond. Consistió en enseñarle a un grupo de ratas a conducir pequeños vehículos hasta el lugar en donde encontrarían comida, lo que significa que sus cerebros son más flexibles de lo que pensábamos.
Este gran descubrimiento podría usarse para comprender cómo el aprender nuevas habilidades alivia el estrés, y cómo las capacidades mentales son afectadas por las condiciones psicológicas.
Las ratas tienen una buena reputación entre los investigadores, ya que pueden reconocer colores, figuras, memorizar caminos en un laberinto y presionar botones.
De acuerdo con NewScientist, la Dra. Lambert acepta que las ratas son muy útiles para experimentos enfocados en la función cognitiva, pero hasta ahora sólo se ha explorado de manera superficial cómo es que los animales aprenden nuevas habilidades.
El equipo de investigación de Lambert deseaba comprobar si una rata tenía la capacidad de realizar una tarea tan complicada como conducir un pequeño auto, por lo que decidieron poner manos a la obra.
Diseñaron pequeños vehículos de plástico transparente, piso de aluminio y un pequeño volante fabricado con barras de cobre. El auto está diseñado con un circuito eléctrico, que hace que avance cuando la rata está parada sobre el suelo del mismo.
Cuando el roedor toca una de las barras del volante —la izquierda, la derecha o la del frente—, el auto se mueve en esa dirección.
Un total de 14 ratas (6 hembras y 11 machos) fueron entrenadas para conducir en pistas de 4 metros cuadrados. Cuando la rata tocaba la barra del volante y conducían hacia adelante, se le recompensaba con un poco de cereal.
Cuando las ratas comprendieron el principio básico de que para avanzar tenían que tocar el volante, los científicos decidieron aumentar la dificultad. Para ello hicieron que los roedores siguieran un camino trazado para llegar a un montón de cereal, el cual los esperaba como premio a su esfuerzo.
De acuerdo con lo que la Dra. Lambert comentó a NewScientist, las ratas aprendieron a seguir patrones y a improvisar con tal de llegar al objetivo, y el trabajo mental que eso suponía parecía que las relajaba.
Lo anterior se pudo constatar gracias a que l os investigadores midieron los niveles de dos hormonas: la corticosterona y la deshidroepiandrosterona, las cuales son señalizadores del estrés o se encargan de reducirlo, respectivamente.
La porción de ambas hormonas aumentó en las heces de las ratas, durante el tiempo en el que duró el experimento.
Lambert anteriormente ya había realizado un trabajo acerca de cómo realizar tareas complicadas —como desenterrar comida— reduce los niveles de estrés de las ratas, lo que los humanos llamaríamos autorrealización.
De acuerdo con NewScientist, el equipo de investigación de la Dra. Lambert asegura que los resultados demuestran la gran flexibilidad de los cerebros de los roedores, lo que significa que tienen una gran capacidad de pensar en distintas maneras de resolver cualquier problema que se les presente.
El siguiente paso es conocer qué áreas del cerebro de los roedores son las encargadas de realizar las tareas más complicadas.
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