La NASA se está quedando sin trajes espaciales por una preocupante razón
A pesar de los avances en la nueva carrera espacial, la NASA tiene problemas con la fabricación de nuevos trajes espaciales y han tenido que utilizar los mismos desde hace décadas.
Los trajes espaciales son una herramienta fundamental para proteger a los astronautas en los viajes, pues son un escudo protector del vacío, la radiación, las temperaturas extremas y cualquier elemento al que esté expuesto el cuerpo humano en el espacio.
Existen diferentes tipos de trajes: IVA, para misiones intravehiculares; EVA para exploraciones extravehiculares, e IEVA, que cumple ambas funciones.
Los primeros trajes espaciales fueron fabricados a la medida de los astronautas; sin embargo, después se creó un solo modelo que pudiera ser utilizado por más de una persona.
En 1974, el programa Space Shuttle construyó 18 trajes que tendrían una vida útil de 15 años para misiones espaciales y su fabricación costaba $15 millones de dólares.
El primero fue utilizado para certificación, el segundo fue destruido en pruebas, cuatro se perdieron en los accidentes del Challenger y Columbia y uno más se perdió en la misión SpaceX-7.
El resto de trajes tiene daños, por lo que no se pueden utilizar, a excepción de cuatro de ellos que son los que utilizan en la Estación Espacial Internacional (EEI) después de casi medio siglo.
Los trajes tienen que ser reutilizados porque reemplazarlos es muy costoso. La fabricación de uno de esos trajes en la actualidad costaría alrededor de $150 millones de dólares.
Desde 2009, la NASA ha invertido más de $200 millones de dólares en el desarrollo de trajes espaciales con proyecciones para visitar la Luna y Marte en 2024 y 2030; sin embargo, los avances han sido lentos y no hay novedades de actualización para los trajes de la EEI.
En 2020, la NASA envió su primera misión tripulada al espacio desde 2011 en colaboración con Space X y fue la empresa privada la que fabricó los trajes, que solo se podían utilizar dentro de la cápsula Crew Dragon.
Esto quiere decir que la NASA no ha construido trajes nuevos en varias décadas y necesitan con urgencia uno nuevo porque los restantes de 1974 se están volviendo obsoletos y han sido utilizados en más de 200 caminatas espaciales.
En 2013, un astronauta reportó que su casco se estaba llenando de agua durante una caminata espacial. Luca Parmitano tuvo que volver a mitad de la misión y registraron casi litro y medio de agua en su casco, lo cual puso en peligro su vida.
El problema principal en la fabricación de nuevos trajes no es el desarrollo de tecnología, sino lo costosa que es. Uno de los nuevos trajes para las misiones de la Luna y Marte podría costar entre $15 y $25 millones de dólares, aunque no han revelado su precio real.
El fabricante Ted Southern ganó un concurso en 2009 para el diseño de un guante espacial y, desde entonces, ha trabajado en componentes para trajes de la NASA.
La Agencia Espacial Rusa también tiene cuatro trajes en la EEI; sin embargo, a diferencia de la NASA, ha fabricado 48 en las últimas dos décadas.
Nikolay Moiseev es el socio de Ted Southern y es uno de los pocos ingenieros que ha trabajado con ambas agencias espaciales. Una de las razones por las que Rusia ha fabricado más trajes es porque han logrado reducir el costo.
Moiseev es socio de Ted Southern y, de acuerdo con ellos, podrían fabricar un traje con las características deseadas por la NASA que cueste 2 millones de dólares o menos.
Sin embargo, la agencia estadounidense no ha manifestado interés en un convenio con Southern para un traje completo y sigue desarrollando sus prototipos de manera independiente, pero costosa.
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