La historia de Rafaela Silva va a demostrarte que los obstáculos se los pone uno mismo
Los Juegos Olímpicos 2016 llegaron a su fin hace un par de meses, pero nos dejaron más de alguna enseñanza y más de alguna inspiración. Con estos Juegos Olímpicos, la vida de Rafaela Silva cambió.
La atleta logró ser campeona de judo femenino en la categoría de menos de 57 kilos, otorgándole el primer oro a Brasil, el anfitrión del evento. Pero su medalla no es su gran logro, su logro es haber podido superar la discriminación y luchar por alcanzar su meta.
Pobreza y sacrificio
Silva nació en Cidade de Deus (Ciudad de Dios) una de las favelas de Río de Janeiro, famosa por la violencia y la privación social.
En un contexto pobre y poco privilegiado, Silva comenzó a hacer judo con tan solo 5 años, gracias a que sus padres la inscribieron en una organización sin fines de lucro conocida como el Instituto Reação (que alberga a más de 1200 atletas de barrios pobres de la ciudad).
Carrera olímpica
La falta de recursos no fue un impedimento para que Silva pudiera crecer en el deporte y competir. Sin embargo, llegar a la cima no sería sencillo.
Silva logró entrar en las Olimpiadas de Londres 2012, pero fue descalificada por un agarre ilegal en una ronda preliminar.
La derrota no fue lo más terrible de esa época, tras la descalificación, Silva fue víctima de burlas en internet de todo tipo, personas que la trataban de «mona» y de una «deshonra para su familia». Fue tanta la violencia que Silva consideró renunciar al deporte.
Afortunadamente y con la ayuda de psicólogos especializados en deporte, Silva recuperó su autoestima y sus ganas de competir para perseguir su sueño.
Este año, Silva se convirtió en la única judoca brasileña de la historia en ganar las Olimpiadas y ser Campeona del Mundo. Luego de recibir su medalla, contó que antes del judo ella no tenía sueños ni metas, lo único que quería era ropa limpia, pero con el deporte su vida cambió y ahora puede ser un ejemplo para todos los jóvenes que se identifican con su historia.
Historias como la de Rafaela Silva no sirven solo para creer en uno mismo e impulsarnos a superar los obstáculos, sino que también sirven para tomar conciencia de la violencia y el bullying que se puede generar en el deporte y de cómo podemos hacer algo para evitarlo.
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