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Ciencia y Tecnología

Estos 7 recientes descubrimientos cambiarán todo lo que creías saber sobre el T-rex

Publicado 8 Mar 2017 – 11:30 AM EST | Actualizado 5 Abr 2018 – 01:47 PM EDT
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El temible T-rex, dinosaurio al que la mitología popular y los medios de comunicación le han asignado atributos que no tenía. ¿Creerías que el T-rex no rugía, sino que arrullaba?

1. El problema del sexo

La paleontología  todavía batalla por separar a los T-rexs machos de las hembras. Los mejores fósiles de tiranosaurios encontrados a la fecha no permiten distinguir el sexo. Asimismo, desde la biología molecular se ha hecho un gran aporte para identificar al menos a los fósiles de hembras que murieron encintas, a través de los niveles de estrógeno, una hormona que se genera en mayor cantidad durante el embarazo.

2. Tuvieron labios

Un reciente estudio de la Universidad de Toronto sugiere que el T-rex pudo haber tenido labios que cubrieron completamente su nacarada dentadura. Los colmillos del T-rex tenían una delgada capa de esmalte y se cree que los labios ayudaban a retener la humedad bucal para evitar la descomposición del esmaltado.

3. Corrían en manadas

En Canadá fueron encontradas huellas de tres tiranosaurios que andaban juntos. Era un trío de abuelos treintañeros y las huellas de 70 millones de años son la mejor evidencia encontrada hasta ahora de que las bestiales criaturas se movían en grupo.

4. Glotón y caníbal

En el popó de T-Rex se han encontrado trozos de huesos y de carne medio digerida, indicios de que tenía un rápido metabolismo que lo mantenía en constante búsqueda de comida. Las marcas de dientes de T-rex en huesos de otros tiranosaurios indican que eran caníbales, aunque no se sabe si mataban a sus hermanos para devorarlos o si se los comían cuando los encontraban muertos.

5. Mordida reforzada

Se pensaba que los pliegues existentes en los dientes de los tiranosaurios habían sido causados por los agarres y desgarraduras de alto impacto de su mortífera mordedura. Un reciente estudio postula que esas grietas no fueron daños colaterales por la alimentación, sino un aserrado natural que hacía más temible su mordida.

6. Cambio de look

En 1988, el paleontólogo Robert Bakker encontró un cráneo pequeño parecido al de un T-rex, pero más estrecho y con menos dientes. Las diferencias llevaron a definir un nuevo género, bautizado con el nombre de Nanotyrannus, aunque siempre se pensó que podía ser un joven T-rex. En 2001 se encontró un excelente fósil de un T-rex juvenil, con las mismas características anatómicas del Nanotyrannus, lo que indica que este no era una nueva especie, sino que el T-rex cambiaba mucho entre la juventud y la madurez.

7. Rugidos solo en el cine

La ciencia está convencida de que el T-Rex nunca rugió, salvo en el cine, la televisión y los videojuegos. El T-Rex no tenía cuerdas vocales, órganos indispensables para rugir. Los sonidos que emitían los dinosaurios más conocidos deben haber sido parecidos a los que producen sus descendientes que tenemos más a mano, las aves. A lo sumo, unos decepcionantes arrullos con la boca cerrada.

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