Ella viaja por el mundo gracias a su Polaroid: Te contamos su historia
Maia Failchi estaba de duelo por la pérdida de un ser querido cuando decidió armar un bolso y perderse en algún lugar de Centroamérica. Sin quererlo, terminó por encontrarse a sí misma.
La necesidad de partir la llevó a México y Guatemala. Era diciembre de 2009 y la argentina acababa de recibirse como Productora de televisión. Entonces, decidió lanzarse a la aventura con una de sus mejores amigas, segura de que a los 3 meses estaría de vuelta en Buenos Aires.
Van más de 6 años, recorrió más de 19 países y sigue viajando. Project Photo Nómada se convirtió en su sustento y financiamiento. ¿De qué se trata? Hablamos con ella y nos contó los secretos detrás de su historia de vida y el proyecto que la ayuda a hacer su sueño realidad. ¡Conocela!
Como dice Maia, ella tenía “el bichito del viaje activado” desde más chica. Había tenido la posibilidad de visitar Costa Rica, Panamá, Cuba, Egipto, Holanda, Bruselas y Austria. Ya sabía qué significaba subirse a un avión, preparar una valija, dejar atrás su país. Pero nunca imaginó volverse nómade y abandonar finalmente Argentina para dedicarse a saltar de una ciudad a otra.
Una vida así requería de dinero. Trabajó de mesera, bartender, niñera, profesora de español. También fue extra de televisión en novelas mexicanas y colombianas y trabajó en hostales a cambio de hospedaje. Pero, nada de eso le llenaba el alma... hasta que descubrió su vocación: sacar fotos.
¿Cómo surge Project Photo Nómada?
La idea se me vino a la mente a principios del 2014 estando en Tulum, México. Estaba caminando por la playa, cuando vi una fila de personas sacándose una foto en una palmera. Todos estaban con sus cámaras digitales, Iphones, GoPro, y ahí se me encendió la lamparita. Me dije: “Quiero comprarme una Polaroid y sacarles una foto instantánea para que tengan un recuerdo tangible, que recuerden siempre este lugar y este momento que están viviendo”.
Pero quedó en la nada. Un año después, en una profunda crisis, esa lamparita se volvió a encender. Me propuse hacer realidad esa idea, me compré una Polaroid y fui a esa misma palmera a sacar fotos. ¡Ya llevo sacadas más de 3.000!
Es mi manera de financiar mis viajes, mi manera de conocer gente maravillosa que se anima a colaborar con el proyecto y sacarse una foto instantánea.
Las historias de viajeras como la suya, son interesantes y atractivas pero no todo es sonrisas. Como toda aventurera, Maia se enfrentó a momentos de tristeza e incertidumbre. A veces le gustaría parar, quedarse quieta, dejar la mochila de lado aunque sea por un rato. Suele extrañar su espacio propio y le duele no estar esos momentos importantes para sus amigas y su familia. "Es una de las grandes desventajas de la vida nómade, pero por suerte el desapego es algo que aprendí viajando y creo que hoy es una de mis virtudes favoritas", sentencia finalmente.
¿Qué aprendiste y aprendés de estos viajes?
A confiar aún más en la gente. A valorar la vida y el presente. A renunciar a una estabilidad económica para cumplir mis sueños. A animarme a vencer mis miedos. A creer en mí. A soltar personas y momentos. A vivir ligera y con poco. A adaptarme a situaciones, momentos y lugares. A volver a ser una niña y jugar. Aprendí que no hay imposibles.
Viajar no solo ayudó a Maia a encontrarse con ella misma, también le acercó a su mejor amigo, su confidente, su sostén. En México, Maia conoció a César, un español que había abandonado sus estudios y su rutina en Alemania para lanzarse a la aventura. Se enamoraron y ahora comparten su vida.
Hay una frase que me gusta mucho que dice “Valiente no es la persona que tiene miedo, sino la que a pesar de sentir miedo, sigue adelante”, cuenta Maia. Ella enfrentó sus propios fantasmas, el duelo por aquella pérdida, el qué dirán de su entorno y se embarcó en Project Photo Nómada, su pase para recorrer el mundo con su Polaroid al hombro.
Su sueño es el mismo que el de muchas de nosotras y su mensaje es claro: “No hay imposibles”. ¿Qué estás esperando para preparar el bolso y emprender el viaje?