El otro lado: Río de Janeiro y las consecuencias negativas de los JJOO 2016
Del 5 al 21 de agosto se celebran en Rio de Janerio los Juegos Olímpicos 2016, una cita que, al igual que sucediera con el Mundial 2014, vuelve a provocar el debate acerca de las nefastas consecuencias sociales de un país en el que la desigualdad social y el auge económico cabalgan juntos durante los últimos años.
Una situación en la que la fiebre constructora de la ciudad más famosa de Brasil ha vuelto a desenmascarar a los verdaderos ganadores (y perdedores) de los próximos JJOO.
Selva de asfalto, nuevos animales
En 2009, Río de Janeiro fue anunciada como sede de los Juegos Olímpicos 2016, cuyo punto de partida tendrá lugar el próximo 5 de agosto y en los cuales se han invertido hasta 11 billones de dólares sólo en infraestructuras. Un dato que en sí mismo también engloba la ruptura cultural, natural y social de una ciudad convulsionada por el impacto económico que Brasil vive actualmente.
Pero, ¿por qué esta ruptura? Sencillamente porque allí donde antes vivían famílias pobres ahora interesa contruir edificios corporativos, sedes olímpicas e infraestructuras que conviertan Río en el mejor expositor de ese Brasil moderno y orgulloso. Una tarea que implica que miles de familias hayan sido trasladadas de sus hogares posteriormente demolidos a cambio de compensaciones económicas irrisorias a fin de abrir paso a las cuatro zonas olímpicas en las que se celebrará el evento.
Según las estadísticas, más de 22 mil familias han sido trasladadas de sus respectivos barrios a diversos condominios y favelas de la ciudad desde 2009, aunque Paes se empeña en afirmar que estas cifras han sido hinchadas por la opisición. Unas cifras que corresponden a una realidad atroz en la que las familias han visto sustituidos sus entornos sociales por autopistas, telesféricos, paradas de autobuses y hoteles que cimenten esa nueva imagen de Río de Janeiro.
De esta guisa, las cuatro zonas en las que tendrán lugar los Juegos son las siguientes: Barra da Tijuca, donde la favela Vila Autódromo ha sido derruida para dejar espacio a un nuevo distrito estilo Miami, la zona del Puerto, Deodoro, sede del Parque Madureira cuyos 92 mil metros cuadrados de pistas e infraestrcturas sustituyen a las antiguas zonas comunitarias y una Zona Sur en la que las playas de Ipanema y Copacabana se entremezclan con favelas como Rocinha, la más grande de Latinoamérica.
Un ghetto en el que la gente no está contenta y ha comenzado a manifestarse, razón que ha llevado al gobierno a "pacificar" a las familias convulsas mediante una seguridad más que reforzada.
Así es la actual Río de Janeiro, una ciudad disfrazada de opulencia y bajo cuyas murallas las familias de una nación desigual se apolotonan viendo morir su pasado y cultura, sus casas y dignidad.
Y lo peor, sin posibilidad de que el mundo les escuche.
- Podría interesarte: Conoce qué deportes nuevos debutan en Río 2016
Las consecuencias negativas en torno a Río de Janeiro con motivo del Mundial 2014 y, especialmente, los inminentes Juegos Olímpicos 2016 confirman la desigualdad de una ciudad totalmente convulsa dado el auge de una economía que intensifica su desigualdad social.
¿Qué opinas del impacto de este evento en la ciudad de la samba y el Corcovado?