El día que le quisieron robar los dientes a Belgrano
Manuel Belgrano es uno de los próceres más importantes de la historia argentina. Héroe nacional, creó nuestra bandera y fue el encargado de realizar el éxodo jujeño, una de las gestas militares más trascendentes del Siglo XIX.
La envergadura de su figura, solo comparable con la del General José de San Martín, hace de Belgrano uno de los personajes más interesantes de nuestra historia. Fue así que en 1802, en el aniversario número 82 de su muerte, el gobierno de Julio A. Roca decidió construir un mausoleo donde descansaran sus restos.
En primer lugar, se designó a un arquitecto italiano para la construcción del nicho. Mientras tanto, un equipo de prominentes figuras políticas debía exhumar el cuerpo y depositarlo en una bandeja de plata a la espera de que se construyera su nuevo lecho.
En el mismo participaban 2 nombres bastante conocidos en la historia del país: Joaquín V. González (Ministro de Interior) y Pablo Richieri (Minsitro de Guerra). Junto a ellos había médicos, un escribano y un representante de la iglesia católica para oficializar la ceremonia.
Del prócer argentino, solo quedaba algo de polvo y algunos huesos y piezas dentales. El escribano labró el acta, pero en ningún momento detalló qué tipo de restos se habían recuperado. Esto provocó un escándalo político, al descubrirse que su cuerpo había sido profanado.
Según, los diarios de la época, los ministros González y Richieri se habrían repartido entre ellos los dientes del héroe de la independencia, que habrían ido a parar a su patriomonio personal como souvenirs. La denuncia provocó tal escándalo que, días más tarde, los oficiales se vieron obligados a devolver lo que habían robado.
El 20 de junio de 1903, en el aniversario del fallecimiento del Belgrano, sus dientes fueron colocados junto a sus huesos en el mausoleo, que hoy se puede visitar en la esquina de Defensa y Avenida Belgrano, en la ciudad de Buenos Aires. ¿Conocías esta historia?
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