Conoce la tradición cubana de darle tres vueltas a un árbol sagrado una vez al año
Hay una tradición cubana que se realiza la víspera del día en que se conmemora la fundación de La Habana: se trata de un ritual que consiste en darle tres vueltas a un árbol sagrado y pedir un deseo.
Este árbol, cuyo nombre es ceiba, se encuentra sembrado en los jardines de el Templete —un monumento erigido en honor a la ciudad— y es considerado sagrado por las distintas religiones que forman parte de la vida espiritual del cubano, desde las cristianas hasta las de origen africano.
Fundación de la villa de La Habana
Según fuentes históricas, el 16 de noviembre de 1519, bajo la sombra de una ceiba, los conquistadores españoles realizaron la primera misa y la sesión del Concejo de la ciudad, con lo que quedaría oficialmente fundado San Cristóbal de La Habana.
En 1754, el entonces gobernador general de Cuba Francisco Cagigal había construido una columna conmemorativa en el lugar del árbol original, que había estado sembrado muchos años, pero ya no existía. En años posteriores se plantaron otras tres ceibas, de las cuales una sobrevivió hasta 1828, cuando fue cortada para levantar el monumento neoclásico llamado el Templete como homenaje a la fundación de la villa. Sin embargo, dentro del monumento se volvieron a sembrar tres árboles, y solo uno duró hasta 1959.
Nacimiento de una tradición
Es en pleno siglo XIX, momento de gran sincretismo religioso en las capas populares (en las que convergen la cultura española y la africana), cuando nace la costumbre de hacerle ofrendas a la ceiba y pedirle deseos de prosperidad. El ritual comenzó a realizarse dándole vueltas al árbol mientras se llevaba un bastón decorado con cascabeles y cintas, acompañado de un ternero joven y velas encendidas. Durante el acto se ofrecían animales como gallos blancos, patos y pavos.
Sin embargo, en la primera mitad del siglo XX, las jóvenes habaneras de clase media y alta se levantaban muy temprano en la mañana y, sin pronunciar palabra, iban hasta la catedral de La Habana, tocaban una de sus puertas y, aún en silencio, caminaban hacia el Templete. Al entrar al monumento, que se encuentra ubicado en la llamada Plaza de Armas, pedían un deseo mientras le daban siete vueltas a la famosa ceiba del jardín, donde se dice que se oficializó la fundación de la ciudad. Con el paso del tiempo, ambos rituales se unieron y terminaron siendo una sola tradición.
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La tradición en la actualidad
En la actualidad, la tradición es mucho más simple. Ya no se requiere de cascabeles o cintas, hacer ofrendas o permanecer en silencio. Además, las vueltas se redujeron a tres, pero se mantiene el paseo alrededor de la ceiba y el pedir un deseo la víspera de la fundación de la ciudad.
La práctica se ha mantenido a lo largo de los años entre los residentes de capital cubana y también entre los visitantes, quienes hacen largas filas antes de la medianoche del 16 de noviembre, solo para realizar su pedido. También cada año, antes de las 12, el historiador de la ciudad de La Habana, Eusebio Leal, llega al lugar —actual Habana Vieja— y les dice unas palabras a todos aquellos que ansiosamente esperan su turno para celebrar la costumbre.
Darle tres vueltas a la ceiba es un evento que forma parte ya de la vida de los habaneros y recuerda en su esencia el valor que tienen para los pueblos su historia y sus tradiciones.
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