¿Cómo sabemos qué hay en el centro de la Tierra?
Seguro has leído sobre la composición interna de la Tierra. En términos simples, debajo de nuestros pies se encuentra la corteza, debajo de la cual está el manto y, finalmente, a más de 6000 km de profundidad, en el centro se encuentra un núcleo sólido que, con bastante certeza, está compuesto principalmente por hierro.
Pero, ¿sabías que la excavación más profunda que los humanos hemos logrado realizar apenas supera los 12 km? ¿Cómo puede ser, entonces, que los científicos estén tan seguros de lo que hay en el centro de la Tierra si no están ni cerca de obtener una muestra para analizar?
- Ver también: «La excavación más profunda del planeta»
Una radiografía de la Tierra
Para llegar al centro de la Tierra, tendríamos que perforar miles de kilómetros de roca sólida, atravesar enormes capas de abrasadora roca derretida y soportar presiones inimaginables. Debemos asumir que los viajes al centro de la Tierra sucederán solo en el cine y la literatura. Pero esto no significa que no podamos estudiarlo. Si solo pudiéramos comprender algo al verlo en primera persona, nuestro conocimiento del universo sería bastante acotado.
De la misma forma que los médicos no necesitan operar a un paciente y ver su cerebro para confirmar la existencia de un tumor, los científicos pueden emplear diferentes técnicas relacionadas a la sismología y la magnética para sacar sus conclusiones sobre qué hay en el centro de nuestro planeta.
Estos métodos se denominan métodos indirectos ya que, si bien no nos permiten obtener muestras físicas de lo que hay en el núcleo, analizan fenómenos que nos permiten comprender cómo está compuesto.
- Ver también: «Estructura interna de la Tierra»
Deduciendo la realidad
Entonces, ¿cuáles son estos maravillosos métodos? Existen varios y son posibles gracias a disciplinas como la física y la matemática.
Uno de los métodos empleados es el análisis de ondas sísmicas. Cuando se produce un terremoto o algún otro evento que emita estas ondas, los científicos pueden analizar la forma en la que viajan a través de nuestro planeta. Al atravesar las capas de la tierra con diferentes densidades y composiciones, estas ondas cambian la forma en que se trasladan y así los científicos pueden hacerse una idea de cómo se compone nuestro planeta. Es así que tenemos una idea aproximada del tamaño de nuestro núcleo.
Otro método, tiene que ver con la densidad de la Tierra, la cual podemos deducir gracias a factores como el campo gravitatorio que produce. Los cálculos dan como resultado que nuestro planeta tiene una densidad aproximada de 5.5 g/cm3. Sin embargo, las r ocas que la componen tienen, en promedio, una densidad de 3 g/cm3. La única forma de explicar esto es que el núcleo de la Tierra esté compuesto principalmente por un material bastante más denso, como el hierro (Fe).
Otras características, como por ejemplo el campo magnético que nos protege, nos ayudan a deducir que el núcleo debe tener un componente sólido además de uno líquido.
Quedan muchísimos misterios por resolver respecto a la estructura interna de la Tierra, pero, para ser un lugar que se encuentra tan lejos de nuestro alcance, sabemos bastante sobre cómo se compone nuestro planeta.